Por Martín Dinatale.
Fue un pedido y una advertencia al mismo tiempo. La Unión Europea (UE) envió una carta al gobierno argentino para exigirle que se "abstenga" de "aprovechar" el veto que impuso Rusia sobre varios productos alimentarios europeos en represalia por las sanciones adoptadas por los europeos por el papel de Moscú en la crisis de Ucrania.
Pero la misiva de la UE no se limitó a un simple pedido. La carta que fue entregada la semana pasada por la Comisión Europea a Hernán Lorenzino, el embajador argentino ante la Unión Europa, contempla también una severa advertencia de Bruselas a Buenos Aires: sostiene que, en caso de que el Gobierno decida aumentar el comercio con Rusia para compensar el faltante de alimentos de la UE, considerará esa medida como una señal de "enemistad" hacia el bloque y esto podría acarrear consecuencias. No se mencionan los efectos concretos, pero los diplomáticos consultados deslizaron la posibilidad de que la UE frene la importación de productos argentinos o congele las negociaciones con el Mercosur por un acuerdo de libre comercio con ese bloque.
Según reconstruyó LA NACION de cuatro fuentes diplomáticas locales y de la UE, la Comisión Europea expresó a la Argentina que espera que "se abstenga de tomar medidas que aprovechen la situación creada por las medidas comerciales rusas".
Hasta anoche, la Casa Rosada no había dado respuesta alguna a la Unión Europea ante las advertencias lanzadas, pero tampoco se evaluó la posibilidad de dar marcha atrás con las gestiones que se llevaron adelante en las últimas semanas para elevar el nivel de comercio de alimentos con Moscú.
Por el contrario, el Gobierno está decidido a avanzar con los acuerdos con Rusia para aumentar la venta de alimentos en el rubro de lácteos, carnes, frutas y granos. De esta manera, junto con Brasil, Paraguay y Uruguay, buscará compensar los 20.000 millones de dólares que les compraba Moscú a la Unión Europea, Estados Unidos, Noruega y Australia. La prohibición de importar alimentos de esos lugares por parte del Kremlin se tomó hace un mes, ante los cuestionamientos que hizo Occidente a Rusia por su avance militar sobre territorio ucraniano.
Posteriormente a esa decisión, una misión de funcionarios argentinos encabezada por la ministra de Industria, Débora Giorgi, y el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, estuvo en Moscú para concretar nuevos acuerdos comerciales. Luego de ese viaje, en la Casa Rosada evaluaron que la Argentina podría elevar entre 25 y 30% las ventas de alimentos a Rusia. Según informó LA NACION hace 15 días, el Gobierno se mostró muy optimista por el futuro promisorio que se abrirá en lo inmediato con Rusia. En una reunión multisectorial que se hará en Moscú el 15 y el 16 de este mes se ajustarán nuevos acuerdos comerciales de la Argentina con Moscú.
En la carta que la UE envió al Gobierno se destaca que, si bien los sectores privados de los países tienen libertad absoluta de llevar adelante acuerdos comerciales con empresas de otros países, en el caso de los gobiernos, advierte, se debería tener en cuenta "la violación del derecho internacional en que está incurriendo Rusia en el territorio de Ucrania". De esta manera, Bruselas puso en alerta a los funcionarios argentinos que avalaron la intensificación del comercio con los rusos como fruto de la prohibición de compras a la UE y Estados Unidos, entre otros.
La Argentina no fue el único país que recibió una carta con advertencias y pedidos de la Comisión Europea. También Bruselas giró similares misivas a los países latinoamericanos que están dispuestos a entablar nuevos acuerdos de comercio de alimentos con Rusia.
La semana pasada el titular de la Comisión Europea, José Durão Barroso, dijo: "Tal vez estemos ante una situación en la que lleguemos a un punto sin retorno". Fue casi una premonición de lo que hoy ocurre.