Héctor Timerman participará hoy del debate convocado por la ONU para la elaboración de un nuevo marco legal para las reestructuraciones de deudas de países. El canciller y la representante ante el organismo, la exsenadora y profesora de filosofía Marita Perceval dedicaron el fin de semana a una serie de reuniones y negociaciones telefónicas con embajadores y cancilleres de los países que se reunirán hoy, de manera de asegurar el voto para la aprobación de la iniciativa. Esos votos parecen asegurados porque el grupo promotor cuenta con 133 de los 193 votos que hay en el recinto.
La creación de una nueva Convención para el tratamiento de deuda de países es una iniciativa argentina que cuenta con el respaldo del G-77, un grupo conformado por 133 países más China. El G-77 determinó de manera unánime elevar al ámbito de las Naciones Unidas el debate sobre la deuda y la creación de una nueva Convención para el tratamiento de los pasivos de países, un tópico que históricamente había sido delegado por los países al ámbito de los organismos como el Fondo Monetario Internacional.
Se votará una resolución sobre la necesidad de crear dicho marco, sobre la pauta inicial de que el nuevo esquema estaría creado en el lapso de un año. La Argentina presentaría su propuesta concreta antes de fin de año, y el proyecto oficial plantea que si un país reestructura su deuda, y ese plan es aceptado por el 66 por ciento de los tenedores de bonos, el otro 33 por ciento debe aceptar esas condiciones, como en cualquier proceso de reestructuración del ámbito comercial.
El G77 logró trasladar el debate a Naciones Unidas, argumentando la necesidad de frenar la acción de los llamados fondos buitre sobre los países, y sobre el impacto económico, social y en los derechos humanos, que podría tener la réplica del fallo del juez Thomas Griesa. La deuda de países a nivel global alcanza los 75 billones de dólares. Respecto del debate, si bien hay cierto consenso generalizado de que hay que ponerles un freno a los acreedores, hay países desarrollados que ponen resistencia y quieren que el FMI siga con el monopolio de la tarea de conducir y condicionar las reestructuraciones.
Timerman consideró ayer que "la actitud de Estados Unidos" en el conflicto entre la Argentina y los fondos buitre "ha sido, al menos, ambivalente" y reclamó que ahora "apoye la aprobación" del marco regulatorio para la reestructuración de deudas soberanas en la Asamblea General de Naciones Unidas.
"En caso contrario quedará claro que Estados Unidos no acepta que el derecho internacional regule sus ordenamiento nacional", señaló. En declaraciones a la agencia NA el funcionario explicó desde Nueva York que "la deuda externa afecta, en forma directa, valores que dan sustento a los principios sociales, económicos y políticos de las naciones y los pueblos y, a su vez, genera condiciones para las violaciones a los derechos humanos". Por eso dice que debe intervenir la ONU.
Durante una entrevista concedida a medios argentinos en la oficina de la representación de Bolivia ante Naciones Unidas, Llorente Solíz remarcó que "por primera vez en mucho tiempo se va a votar un tema que tiene que ver con la arquitectura financiera del mundo, con la posibilidad de un nuevo orden internacional, con lo que marcará un antes y un después de la resolución".
Solíz recordó que el tema de los buitres "era vetado en Naciones Unidas", y valoró el esfuerzo realizado por el G77 de los últimos años por darle a un debate de este tipo en el seno de la ONU u otros organismos.
Llorente Solíz, quien será la voz del G77 más China durante la votación, consideró que la resolución en cuestión "no es meramente declarativa, sino que se esta lanzando un proceso para construcción de un mecanismo legal vinculante, para la reestructuración de deuda soberana, que transformará cómo se organiza en términos financieros el planeta".
"Es un hecho histórico en el escenario multilateral sobre todo en Naciones Unidas", auguró. Y agregó que "hasta ahora por distintas razones e intereses, estos debates no se hacían en Naciones Unidas, sino en el FMI o en el Club de París", donde tiene más peso los países desarrollados.
En Naciones Unidas, "existe la igualdad miembro de organización y no hay poder de veto, por lo que todos los Estados son iguales. Lo cual lo hace el escenario más democrático y legitimo del mundo multilateral", remarcó el diplomático boliviano.
Asimismo, denunció que "algunos estados se oponen de manera militante a este debate en Naciones Unidas, y prefieren que se trate en foros donde no existe la igualdad de voto, o que nunca se trate este tema de terminar con las finanzas especulativas en el mundo", dijo.
"La iniciativa argentina y el caso argentino desnudaron una realidad global, continuó, y la forma en la que estos fondos buitres trabajan", alertó.
Y lo de mañana "tiene que ver con esa toma de conciencia de un vacío legal global, y de la conciencia colectiva de la mayoría de los Estados, del peligro que representan los fondos buitre no solo a los finanzas, sino al crecimiento al desarrollo y a los derechos humanos", subrayó Llorenti Soliz.
Consultado sobre la posición de los países desarrollados, que ven perder terreno de poder, y del criterio puntual de Estados Unidos, sostuvo que "la lógica de EEUU siempre fue divorciada, o más bien contraria al multilateralismo".
"¿Cómo puede ser que un juez de un país de los 193 que existen pueda poner en duda la posibilidad de un sistema financiero creíble y predecible?", lanzó. Tras lo cual agregó que "el control de las finanzas no puede estar en manos de unos pocos, tiene que estar en manos de un sistema en donde todos, grandes y chicos tengamos voz y voto".
En general, consideró que "la multipolaridad es todavía proyecto a ser alcanzado, ya que en mucho debates predomina el unilateralismo".
Por eso, destacó el pase del debate de la deuda desde foros como el FMI a Naciones Unidas "cuando existen intereses opuestos, y mayoría de estados en una dirección y ciertos países en otra direccion, el voto no es un derecho, es una necesidad", culminó el titular del G77+China.