¿Es posible legislar sobre el trabajo extranjero sin violar los preceptos de la Constitución nacional y las leyes migratorias del país? Es complicado al menos no caer en prohibiciones o restricciones. Y el tema no sólo afecta fronteras afuera, sino que también impacta dentro del territorio nacional.
El caso más emblemático fue el del proyecto de extracción de potasio que encaró la minera brasileña Vale en Malargüe, provincia de Mendoza. Cuando comenzaron a firmarse los contratos, surgieron rispideces con Neuquén por el origen de los trabajadores que se desempeñarían en las tareas. Es que si bien la mina estaba ubicada en la vecina provincia, el mayor impacto iba a estar en la zona de Rincón de los Sauces.
Rápidos de reflejos, los mendocinos firmaron un acuerdo con la empresa brasileña que la obligaba a contratar, al menos, el 75% de empleados nacidos en su distrito. Inclusive ratificaron el tema por ley.
Mientras tanto, Neuquén tironeaba sin éxito del proyecto, apuntando a la contratación de mano de obra neuquina, algo que finalmente terminó ocurriendo quizás en una escala menor a la esperada.
A tal punto llegó el tema, que hubo proyectos para hacer una suerte de normativa espejo de este lado del río Colorado.
Las discusiones fueron infructuosas: algunos años más tarde, Vale abandonó el proyecto y con ella todo el ejército de contratistas que la acompañaron. Muchas firmas locales perdieron millonarios acuerdos y el potasio sigue esperando bajo tierra.
Neuquén finalmente aprobó una ley de Compre Neuquino, similar a la de Mendoza, pero que no contempla tomar mano de obra local sino contratar servicios. Fue muy resistida por las empresas y en cierto modo sigue siéndolo aún. Es una forma indirecta de fomentar la creación de empleo local.