Por Gastón Fenés.
Julio continuó con la tendencia de los meses anteriores: cayeron las ventas en las bocas de expendio. La nafta de mayor calidad, por su alto costo en surtidor mientras que en lo que respecta al diésel, se agrega la caída de la producción de bienes y servicios a nivel general, lo que demandó menos energía en las fábricas y para transportar las mercaderías.
En cuanto al despacho de Gas Natural Comprimido Luis Malchioldi, presidente de la Federación de Expendedores de Combustibles (FEC) compara que el nivel de actividad “no ha caído”.
El dirigente explica que el mercado “tiene reglas propias”, en puntual, por su bajo precio, que representa la tercera parte que un litro de nafta. Es por esta condición de mercado que el GNC funciona a la inversa de los líquidos: aumenta su interés cuando se entra en procesos de recesión económica, por su protección al bolsillo.
Tal es así que en los últimos tiempos se ha dado un boom de traspasos: el ritmo de conversiones es de 18.000 unidades por mes. Los motivos están a la vista, si se tiene en cuenta que la nafta se incrementó en un 100 por ciento en apenas un año y medio.
Circular 500 kilómetros con gas cuesta aproximadamente 200 pesos, mientras que con nafta súper se necesita gastar 650. “Además de ser más barato rinde un 20 por ciento más. Por eso que todavía sigue siendo un fluido que se maneja con parámetro propio”, sostiene Malchioldi.
De todas maneras, empresario abrió el paraguas por lo que puede ocurrir en el futuro: “tiene algunos inconvenientes: por la quita de subsidios y la creciente importación de gas natural; no podemos hacer mucha cuenta para adelante”.
Por otra parte, el directivo indicó que “hay una oferta creciente”, construcciones de nuevos locales, lo que a su vez hace que para los expendedores no se perciba un fuerte incremento de las ventas, debido a que baja el promedio por local. Cerca de la mitad de los puestos de expendio del país ya cuentan con surtidores de gas, según la Secretaría de Energía.