Por Roberto Aguirre.
Una pequeña área de 187 kilómetros cuadrados con 14.700 millones de barriles de petróleo bajo tierra es la nueva apuesta de YPF en Vaca Muerta. Desafiando los fantasmas del default, Miguel Galuccio hizo honor a su apodo de mago y consiguió una inversión de 475 millones de dólares de parte de Petronas, la firma nacional de Malasia, para explotar La Amarga Chica. Será el segundo piloto más importante de la provincia y el negocio será idéntico al que encaró con Chevron en Loma Campana.
La cruzada en busca de fondos de Galuccio lo llevó al Lejano Oriente, donde tocó la puerta de un viejo conocido: Tan Sri Dato' Shamsul Azhar Abbas, director de la petrolera malasia, a quien conoce desde su paso por Schlumberger. El resultado fue una sociedad con una de las empresas integradas más grandes del mundo, que arrancó una agresiva campaña para meterse en el mundo del shale. YPF podría ser entonces su "partner" para América Latina.
La Amarga Chica se extiende como una letra "C" arriba de Loma Campana. Está ubicada en el área de petróleo volátil, la más rica de Vaca Muerta. Posee apenas dos pozos. El primero fue perforado en el 2011 por la gestión Esquenazi y hoy sigue produciendo un promedio de 40 barriles por día. Fue la avanzada que permitió hacer el ruidoso anuncio de que comenzaba la era del shale, en teleconferencia con Cristina Kirchner. El petróleo amarillo brotó del pozo hacia un barril y millones de argentinos asistieron al show mientras Repsol se revaluaba y fugaba dólares de a miles de millones.
Tuvieron que pasar dos años para que YPF, ya bajo la gestión Galuccio, realizara el segundo pozo vertical. Con un pico de casi 300 barriles por día, hoy devuelve cerca de 80, con una graduación API de 40.
PAPELES AL DÍA
Tras el anuncio de Galuccio desde Kuala Lumpur, ahora la pelota la tiene la provincia del Neuquén.
El gobierno de Sapag deberá aprobar la concesión de explotación por 35 años del área y las condiciones impositivas que pide YPF. Sería un esquema idéntico al que permitió el acuerdo con Chevron, aunque no necesariamente debe pasar por la Legislatura.
Por otro lado debe terminar de negociar la salida de GyP, que mantiene un 10% de ese bloque con esquema de carry. En realidad, es la petrolera provincial la que tiene la concesión del área, por lo cual todo indica que no podrá desprenderse del total de su participación. Por eso se baraja la posibilidad de que retenga apenas el 0,1% del bloque.
A valor de mercado, esa participación ronda los 95 millones de dólares, que deberán ser reconocidos en efectivo o con porcentajes en otros yacimientos.
La Subsecretaría de Energía ya comenzó a analizar esos papeles y habrá que esperar para ver cómo avanza el tema.
Al igual que como ocurrió con el que se firmó con Chevron, el contrato de términos y condiciones con Petronas también será secreto. Las petroleras alegan que hay cláusulas vinculadas con el financiamiento que no pueden difundirse por cuestiones de secreto comercial.
De igual modo, se regirá por ley canadiense y cualquier diferendo deberá ser saldado en tribunales de Francia.
Petronas tiene la opción de romper la sociedad una vez realizados los aportes anuales, pero podrá quedarse con el 50% de la producción de los pozos efectivamente perforados.
De todas formas, todos los contratos ya firmados y aquellos que aún restan están supeditados a aprobación de ambos directorios. Y tienen como cláusula excluyente conseguir el permiso de explotación del bloque por 35 años, los beneficios impositivos y las regalías congeladas al 12%. También ponen como requisito que YPF maneje el 100% del bloque antes de la cesión del 50% a Petronas, lo que implica la salida de GyP.
Todo esto deberá cumplirse antes del 31 de diciembre del 2014. Los desembolsos, entonces, recién caerán en las primeras semanas del 2015.
El proyecto de desarrollo para el área La Amarga Chica que encararán en conjunto YPF y Petronas deberá pasar por la Legislatura si aspira a conseguir beneficios impositivos, tal como lo planteó el CEO de la firma nacional, Miguel Galuccio. Se trata de un paso que, sin embargo, tanto el gobierno provincial como la petrolera están interesados en evitar ante el fantasma inevitable de la tensa aprobación del acuerdo en Loma Campana que permitió el ingreso de Chevron.
Fuentes provinciales explicaron a "Río Negro" que es "inevitable" que la aprobación pase por la cámara si se decide otorgarle beneficios impositivos. Es que los temas tributarios son resorte absoluto del Poder Legislativo y no alcanza con un decreto del gobernador Jorge Sapag.
Se trata de la única condición que exigiría tratamiento de los diputados ya que el resto del proyecto no convencional, tal como está planteado, encuadra dentro de la ley vigente y alcanza con una resolución del Ministerio de Energía y un decreto para su puesta en marcha.
A diferencia de la situación de Loma Campana, La Amarga Chica se encuentra en etapa de exploración. Por lo cual, puede acceder a un permiso de explotación completo que, con extensiones, alcanza los 35 años que pide Galuccio.
El otro requisito, que según afirmó el CEO de YPF es una condición para que Petronas traiga los dólares, es conseguir beneficios impositivos idénticos a los obtenidos en el acuerdo con Chevron.
Lo que pide Galuccio es bajar 0,5 puntos la alícuota de Ingresos Brutos, para llevarla al 3 por ciento. También garantizar la no duplicidad de Sellos, es decir que el cobro del 1,4% se efectúe sobre toda la inversión de una sola vez.
Impacto político
Si bien el trámite por la Legislatura podría no ser traumático en términos de votos -el oficialismo no tardaría demasiado en conseguir el apoyo- sí se teme que pueda haber algún impacto político en un cierre de año donde el calendario electoral se adelantó y ya afloran las candidaturas.
El propio Sapag suele recordar que el complicado tratamiento del anterior acuerdo con YPF -con una fuerte represión policial incluida- le costó una elección, en referencia a la interna que su delfín, la vicegobernadora Ana Pechen, perdió con el actual senador Guillermo Pereyra.
Por estas horas, se piensa en dos salvoconductos para saltear el paso por la Legislatura. Uno sería que en lugar de eximir impuestos se le otorguen a YPF y Petronas compensaciones que no requieran aval legislativo.
El otro, más lejano, es que se apruebe la nueva ley federal de hidrocarburos y su pacto fiscal anexo, que de todas formas deberán contar con el aval de los diputados provinciales.
