(Por Alfredo Sfeir Younis)
La reforma tributaria tiene pendientes varios test que debe pasar. Uno de ellos está relacionado con su posible impacto en el desarrollo sustentable y armónico de Chile.Llama la atención que esto no haya sido debatido extensamente aún, ya que los denominados impuestos verdes son solamente un aspecto de dicha dimensión.
El otro test pendiente plantea la pregunta sobre cómo asignar no sólo los ingresos de la reforma tributaria sino todos los ingresos fiscales a la luz de la crisis económica que vive el país.De facto, la reforma tributaria implica entregarle la confianza estratégica del gasto macro al Estado en relación al sector privado.
Esto, significa que se tienen que alcanzar tasas de eficiencia y eficacia muy altas en el gasto público para que sus impactos sean los esperados por toda la ciudadanía. En específico, hoy estamos pasando, o debemos pasar, de la pregunta “de dónde vendrían los fondos del desarrollo” a “cómo se deben gastar esos fondos”.
Esta pregunta fundamental no debe atrasar una respuesta transparente y participativa, en que todos sepamos y acordemos claramente hacia dónde se orientarán los gastos del Estado.El no abordar la respuesta inmediatamente significa que se retrasaría no solamente el cambio social que tanto esperamos sino también la recuperación económica. No es trivial, y quien piensa que esto es un aspecto menor está muy lejos de la realidad.
Así como hubo objetivos en la reforma tributaria para escoger los instrumentos fiscales que nos llevarían a ciertas metas pre-establecidas, lo mismo debe suceder en el caso del gasto público. NO todas las formas de gasto público llegan al mismo horizonte. ¡Hay muchos temas a zanjar aquí! Por ejemplo, no podemos gastar los recursos del Estado con un solo objetivo, como puede ser la competitividad y la inversión. Hay que ir mucho más allá.
Pienso que hay dos objetivos primordiales a respetar en este debate: la equidad y bienestar de los más pobres y la sustentabilidad social y ambiental. Ambos objetivos van juntos y, desde mi experiencia profesional,considero que son inseparables.
Mi disertación doctoral fue en esta materia del gasto público y sus impactos múltiples.Teniendo en cuenta lo anterior, propongo el ejercicio de preguntarse cuáles son esas obras públicas que arrojarán un mayor impacto en la equidad y la sustentabilidad (en el corto y largo plazo). Es un asunto de profunda relevancia, no sólo se trata de gastar en obras públicas.
¿Dónde se acopla el sector privado al sector público? Hago esta pregunta, ya que el sector privado no solamente debe contribuir al bienestar privado sino también al bienestar colectivo. Un debate que se abre frente a este cuestionamiento es si los incentivos e instrumentos de la reforma tributaria (la captación de recursos fiscales) aceleran o desaceleran la dirección del gasto público y privado que queremos.Es allí donde se casan el ingreso con el gasto fiscal. Lo dejo para pensarlo.
Las demandas de la ciudadanía por la mejora en la educación y la salud es una de las razones primordiales de la reforma tributaria. Los estudiantes tienen la razón, la ciudadanía tiene la razón. La pregunta de cómo se deben gastar recursos dentro de la educación y la salud también es importante.
No voy a detallar las formas de gasto ya que son de conocimiento público las propuestas que se están haciendo como resultado de la reforma de la educación (gratuidad, mejor calidad, eliminación del copago). Sólo un detalle importante que no debemos olvidar: existe la necesidad de que estos gastos aumenten el bienestar de los estudiantes y de los pacientes.
Por ejemplo, me parece importantísimo que todas las escuelas públicas sean recuperadas desde un punto de vista del capital físico, hoy totalmente deteriorado, que se expandan los campos deportivos, que haya salas para labores sociales de los estudiantes y profesores, que haya programas de plantación de árboles, hortalizas, mejoramiento de las cocinas, mejoramiento de la alimentación… Los niños pasan la mayor parte del día en las escuelas y ellas deben responder a esa realidad.
Lo mismo en los hospitales, que sean amigables y humanos para aquellos que están enfermos o que acompañan a los enfermos, mejores baños públicos, salas de espera adecuadas, salas de juego para los menores, etc.
En cuanto a otras sugerencias de gasto fiscal, yo propondría considerar a las siguientes.
1. Un programa nacional de reconversión de todas las termoeléctricas.
2. Un programa nacional de ciudades verdes, recuperación de los barrios, y bienestar urbano, con participación directa de la ciudadanía.
3. Un programa de desarrollo rural integrado en todo el país, incluyendo a la agricultura familiar, de pequeños y medianos productores (incluyendo producción, cambio tecnológico, integración social, mercadeo comercialización) y fortalecimiento de las organizaciones rurales y campesinas.
4. Un programa de desarrollo y bienestar de las pescadoras y pescadores artesanales (pesca, conservación, certificación de origen, ciencia y tecnología a escala artesanal, inversiones en cámaras de frio…), incluyendo un programa de ordenamiento costero, vivienda, educación, y salud.
5. Un programa de descontaminación de todos los relaves de la minería junto a un programa de limpieza y descontaminación de todos los ríos de Chile.
6. Un programa nacional de conservación de nuestros recursos naturales incluyendo los bosques nativos, preservación de especies, flora y fauna, limpieza de áreas contaminadas.Este programa debería ser ejecutado por la juventud.
7. Un programa de eliminación total de todos los campamentos y promoción de viviendas sociales en todas las zonas frágiles desde un punto de vista social y ambiental.
8. Un programa de “inversiones inteligentes” y empoderamiento ciudadano, de carácter humano y social en todas las ciudades y pueblos de Chile: música, literatura, cuentos, bailes, expresión artística, juntas de vecinos, organizaciones locales, áreas verdes, campos deportivos, emprendimiento.
9. Un programa de mejoramiento físico, ecológico y social de todas las instituciones que atienden a los niños y a los adultos mayores.
10. Un programa para todos nuestros pueblos originarios que incluyan componentes consensuados y manejados por los pueblos originarios.
11. Un programa nacional de fortalecimiento de las organizaciones de los trabajadores.
12. Un programa de infraestructura rural: caminos rurales, puentes, señales, nivelación, puestos de salud… todo implementado por pequeñas y medianas empresas de la región donde se gastarán estos fondos.
13. Un programa de gastos a nivel municipal en áreas pre establecidas de gran generación de beneficio social y solidaridad.
14. Un programa para generar sustentabilidad en todas las obras de infraestructura en nuestro país.
15. Un programa para resolver todos los problemas que tiene el uso de la leña en las ciudades junto con un programa de mejoramiento del aislamiento térmico en todas las casas.
16. Un programa en que el estado invierta volúmenes considerables de recursos en energía eólica y solar.
17. Un programa de reconversión industrial para disminuir la huella de carbono y otras formas de contaminación de TODAS las empresas del país, incluyendo cambio tecnológico, eficiencia energética, infraestructura sustentable, trabajo decente, etc. La creación de una organización de empresarios, emprendedores y trabajadores por la sustentabilidad de Chile.
Entiendo que cada uno tenga otras alternativas. Las anteriormente mencionadas aceleraran el crecimiento económico y generarán empleo en el corto plazo, generan prosperidad en el corto, mediano y largo plazo, dando bienestar a los más desposeídos, es decir, permiten movernos hacia una sociedad sustentable.
Pero hay algo de lo que aún no se ha hablado y que jugará un papel crucial en los próximos meses, nuestra capacidad institucional para el gasto fiscal.
La pregunta es si existe una capacidad institucional en Chile que sea capaz de implementar el volumen de gasto que se está pensando a nivel nacional, regional y local. ¿Hay organizaciones competentes, incentivos para no despilfarrar, capacidad local para implementar…?
Recientemente escuché que aún hay volúmenes de recursos financieros que no se han gastado del anterior gobierno. Si esto es cierto, es una demostración de que no basta tener los recursos sino que se necesita además una estructura institucional que sea capaz de asignar estos recursos de modo eficaz, eficiente y transparente.
Las experiencias del desarrollo demuestran que este es uno de los cuellos de botella más severos en acelerar las tasas de crecimiento a través de gastos fiscales.
No podemos permitir que el sistema neoliberal se intensifique con esta crisis y que al final todo vaya a consumo suntuario, endeudamiento de las familias, y costos mayores en los servicios públicos, y no a inversiones que tendrán un rendimiento a través del espacio y el tiempo. Peor aún, si estos fondos van a beneficiar a los mismos de siempre.
Hay muchísimo más que compartir en esta área. Ésta es solo una propuesta y una voz de alerta.