Repsol estudia acaparar los beneficios que le pueda reportar el hallazgo de petróleo en aguas canarias. Para consolidar esta estrategia, la petrolera pretende afrontar en solitario los costes del primer, y hasta el momento único, sondeo, que realizará a entre 50 y 60 kilómetros de las costas de Fuerteventura y Lanzarote. Asumir todos los gastos del proceso haría que, en caso de encontrar petróleo, Repsol no tuviera que repartir los beneficios con las dos compañías con las que comparte la titularidad del permiso exploratorio: la alemana RWE Dea AG, cuya participación es del 20%, y la australiana Woodside, con un 30%.
La petrolera ya ha trasladado su intención a los dos socios y espera llegar a un acuerdo sobre el detalle de la condiciones durante las próximas semanas. "No es una decisión firme. Se ha planteado a los socios, pero aún no se ha decidido nada, aunque lo más probable es que sea así y que Repsol asuma la totalidad de la inversión que conlleva el primer sondeo exploratorio en las Islas", apuntaron ayer fuentes de la compañía.
Indemnización millonaria
Hace solo tres meses que la petrolera española cobró del Gobierno de Argentina una indemnización de casi 5.000 millones de dólares (alrededor de 3.790 euros) por la expropiación del 51% de las acciones de YPF decidida por la presidenta Cristina Fernández hace dos años. Asimismo, Repsol vendió el 11% de YPF que mantenía en su poder por otros 1.000 millones de dólares (758 millones de euros). Estos ingresos dotaron a la multinacional española de una solvencia que le permite afrontar en solitario el desembolso de los 120 millones euros que supone la búsqueda de hidrocarburos en el subsuelo marino de las Islas.
A la viabilidad económica se suman las altas expectativas depositadas por Repsol en la obtención de un resultado positivo tras el primer sondeo. Éste se ejecutará a 55,5 kilómetros de la costa, en la zona conocida como Sandía, donde la probabilidad de éxito estimada es del 19%. En ella se trabajará bajo una lámina de agua de 870 metros y a una profundidad total de 3,1 kilómetros.
De concluir satisfactoriamente la exploración en esta área, la compañía que preside Antonio Brufau realizará otro sondeo en Chirimoya, a 50 kilómetros de la costa. Allí las probabilidades de hallar petróleo son similares a las de Sandía y la profundidad del mar es de 1,1 kilómetros, si bien la prospección tiene previsto un descenso hasta los 3 kilómetros.
La petrolera confía en no encontrar obstáculos por parte de sus socios a la propuesta de iniciar las exploraciones en solitario, sobre todo por parte de RWE Dea AG. Esta compañía es una división de la eléctrica alemana RWE, que, tras la reforma energética de Merkel, está obligada a desinvertir en actividades ajenas a su sector de origen. Esa venta de su cartera de participadas incluye la búsqueda de hidrocarburos que realiza en diferentes puntos del planeta. De hecho, mantiene a la venta desde enero de 2013 el 20% de su participación en el proyecto petrolífero abanderado por Repsol en el Archipiélago.
Tras obtener la autorización del Ministerio de Industria, Energía y Turismo el 13 de agosto, Repsol pretende iniciar las prospecciones a finales de octubre. Para ello, prepara su base logística en el Puerto de La Luz y de Las Palmas.