Iniciativa introduciría más competencia, fija mayores plazos y facilitaría el financiamiento de las generadoras que servirán los contratos que empiezan a operar en 2021.
Chile es el país con la energía más cara de América Latina. Hay déficit de infraestructura, falta de competencia y los precios de las licitaciones de suministro eléctrico se han duplicado en los últimos ocho años, advierte el ministro de Energía, Máximo Pacheco, tras haber ingresado el martes el proyecto de ley que modifica una serie de aspectos de los referidos procesos.
“Es algo que tenemos que frenar porque estas licitaciones marcan el precio de largo plazo de las cuentas de la luz”, dice. Para Pacheco, hoy es difícil imaginar una política energética donde el Estado no juegue un rol activo en la conducción de los procesos. “Como país necesitamos construir la confianza, o legitimidad social, para que se vuelva a producir el dinamismo en las inversiones”, expresa.
En el proyecto —que el ministro espera se apruebe este año para llamar en marzo de 2015 a licitación, adjudicar los bloques de energía en 2016 a las generadoras y comenzar a abastecer en 2021—, el Estado preparará las bases de las licitaciones, tarea hasta hoy a cargo de las distribuidoras. La iniciativa pretende, además, incorporar nueva oferta eléctrica, más competencia, reducir los precios de las licitaciones un 25% para la próxima década, e inyectar un mayor nivel de certidumbre por medio del control de riesgos asociados a las inversiones en generación eléctrica.
Así, se extenderán los plazos de los contratos de suministro a las distribuidoras de 15 a 20 años para facilitar el financiamiento de los proyectos que surtirán la energía, se incorporará el concepto de “precio oculto” para reemplazar el precio techo y hacer más competitivos los procesos, y se dará flexibilidad a las generadoras para deshacerse de sus contratos o, bien, postergarlos en caso de presentarse dificultades para suministrar la energía. Esto, previa investigación de las causas por parte de un perito externo para evitar la especulación.
—¿Cómo podrían verse afectados los consumidores con este mecanismo que permitirá a las empresas postergar su entrada al sistema o deshacerse de los contratos ante eventualidades?
“Queremos más oferentes, más competencia, más flexibilidad, más plazo, más certidumbre. Y todo esto para cumplir con un solo objetivo: reducir los precios. Estoy seguro de que vamos a tener nuevos oferentes y vamos a tener ofertas con precios más razonables porque los estamos protegiendo de ciertos riesgos. No estamos conformes con que el 75% o más del SIC en la generación esté controlado por tres empresas, y que en el caso del SING tres empresas controlen alrededor del 95% de la generación”.
—Pero más que reducir los precios a consumidor este proyecto permitiría frenar alzas...
“El precio de la energía en Chile ha subido en los últimos cuatro años un 20%, y si se mantienen los precios de licitación actuales y no hacemos algo, los precios van a subir un 34% a 2021. Esto es alza en las cuentas de la luz. Esto impacta en los hogares porque estos son los precios regulados, y es una fuente de inequidad enorme en la sociedad y continúa desindustrializando el país en aquellos sectores intensivos en energía. La meta es reducir un 25% los precios de las licitaciones para la próxima década”.
—Pero para el consumidor final solo se traducirá en frenar el alza de las cuentas...
“Sabemos que las cuentas de luz han subido y volverán a subir en el último trimestre del año. Este sector tiene ya las cartas muy jugadas. Estamos llamando a licitaciones que comienzan en 2021, porque las otras ya están adjudicadas. Acá estamos introduciendo más competencia, fijando más plazos y financiamiento, para justamente poder bajar los precios de licitaciones y con eso frenar las alzas inminentes que vienen si no hacemos nada”.
—¿Cómo se sustenta la baja de precios en las licitaciones si el Gobierno propone una matriz más gasificada y cara?
“Impulsamos una matriz equilibrada, diversificada y sustentable. No nos gusta ni nos sentimos cómodos con la caída de la hidroelectricidad en la matriz. Obviamente, queremos tener una mayor presencia de hidroelectricidad, y también de GNL. Para reducir los precios queremos traer gas para sustituir el diésel. También queremos que haya más energías renovables no convencionales (ERNC). La lección que hemos sacado tras el episodio del gas argentino es que una sola oferta que parecía atractiva y barata terminó siendo muy cara”.
—Han enfatizado la idea de impulsar la hidroelectricidad. ¿En qué van esos planes?
“Vamos a adjudicar probablemente la próxima semana la licitación para definir las siete cuencas —entre O’Higgins y Aysén— que tienen el mayor potencial y atractivo, para dar una señal fuerte de que necesitamos generar más hidroelectricidad. En Aysén vamos a impulsar un encuentro en la región para construir una política energética en esa zona que tiene los dos ríos más caudalosos y regulares del país, el Baker y el Pascua. En la región más de la mitad de la energía eléctrica se genera con petróleo diésel y Coyhaique es una de las ciudades más contaminadas por la leña.
Es necesario que las comunidades perciban que detrás de estos proyectos hay oportunidades de bienestar, progreso y movilidad social para ellos. No puede ser que tengamos en Chile las centrales eléctricas distribuidas alrededor del territorio y las patentes comerciales se paguen en Las Condes. No puede ser que una cuenta promedio de luz en Santiago sea mucho menor a la de algunas regiones importantes en generación, y tampoco que estas comunidades no tengan un beneficio directo con estos proyectos”