Porr considerar que la reforma energética atenta contra la población mexicana, organizaciones no gubernamentales (ONG) piden que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) promueva una acción de inconstitucionalidad.
Greenpeace México y la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos, “Todos los Derechos para Todas y Todos” –conformada por 74 ONG en 22 estados del país– publicaron en Internet una “Acción Urgente” dirigida al ombudsman nacional Raúl Plascencia Villanueva, para manifestar su rechazo al paquete de reformas promulgadas por el presidente Enrique Peña Nieto el pasado 11 de agosto.
Llaman a la ciudadanía a firmar la "Acción Urgente" contra la reforma promulgada por el mandatario mexicano, que “incluye la modificación de doce leyes y creación de nueve más que vulneran los derechos humanos”.
Las organizaciones civiles entregaron una carta en las oficinas de la CNDH, donde le exponen al presidente de ese organismo cómo las nuevas leyes energéticas vulneran los derechos de los mexicanos.
Según las ONG, las modificaciones aprobadas por el Congreso y publicadas por Peña Nieto violan el principio por persona; el derecho a la tierra, el territorio y recursos naturales; así como a la consulta y el consentimiento libre, previo e informado; además de la autodeterminación y desarrollo de los pueblos originarios.
De acuerdo con las organizaciones, también se viola el derecho a la propiedad; a la participación y a la información; así como al agua y al medio ambiente sano.
Se violan los derechos humanos de los mexicanos a consecuencia de la fracturación hidráulica (fracking) para la explotación de hidrocarburos, añaden los impulsores de la acción de inconstitucionalidad.
Además, piden que “el próximo proceso de renovación de la presidencia de esta Comisión Nacional no interfiera con las obligaciones y atribuciones constitucionales en materia de protección y defensa de los derechos humanos en contra del proceso de iniciativa, discusión, aprobación, promulgación, publicación y vigencia de la multicitada reforma”.
La CNDH debe ser garante de los derechos ambientales, de los pueblos indígenas y grupos en situación de vulnerabilidad ante posibles consecuencias negativas que pueda traer la reforma energética en México, enfatizan las organizaciones.
Por Juan Cervantes
La Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos, “todos los Derechos para todas y todos (Red TDT), demandó de la CNDH, la promoción de inconstitucionalidad a la leyes de la reforma energética por ser violatoria de derechos humanos.
En un comunicado enviado a la prensa la Red TDT, asegura que el paquete de reformas y aprobación de leyes secundarias que el gobierno federal promulgó el 11 de este mes, en materia energética que incluye la modificación de 12 leyes y la creación de nueve más, vulneran los derechos humanos, por lo que exigen a la CNDH que promueva una acción de inconstitucionalidad de las mismas.
El organismo no gubernamental que aglutina a más de 70 organizaciones no gubernamentales, dio a conocer que con fecha de hoy, entregó una carta a la CNDH, en la que le informa que se suma a las exigencias de organizaciones ambientalistas y defensoras de derechos humanos, que el 18 de este mismo mes, hicieron lo propio rechazando la reforma energética por violar las garantías individuales.
Conforme al contenido de la carta que le fue entregada hoy jueves a la CNDH, la Red TDT, la referida reforma energética viola el derecho a la tierra, el territorio y los recursos naturales, a la consulta y el consentimiento libre, previo e informado, autodeterminación y desarrollo de los pueblos, establecidos en el artículo Dos constitucional y el Convenio 169 de la OIT.
También señala que las leyes secundarias son violatorias al derecho a la propiedad contenido en el artículo 14 constitucional y el 21 de la Convención Americana de los Derechos Humanos, así como violaciones al derecho a la participación y la información, establecidos en el artículo 14 constitucional y 21 de la misma Convención Americana de Derechos Humanos, entre otros.
Pablo Álvarez Icaza Longoria *
La reforma energética les quita a Pemex y CFE el privilegio de ser monopolios estatales, de allí la transformación de paraestatales en empresas productivas del Estado, que permite la extracción y refinación del crudo, así como el comercio de gasolina y gas, la construcción de ductos para la transportación de petróleo y sus derivados por empresas privadas nacionales y extranjeras, entre otras cuestiones.
La reforma energética promulgada el 11 de agosto fue más allá de la propuesta hecha por Enrique Peña Nieto cuando era candidato.
Aunque se haya mantenido para la nación la propiedad original de los recursos en el subsuelo, en realidad es meramente nominal, ya que por las licitaciones las reservas ya podrán ser consideradas como parte de los activos de las empresas que las adquieran.
Para que el espacio dejado por los “monopolios públicos” no lo tomen grandes empresas extranjeras se requiere de un Estado fuerte, con entes reguladores que no estén capturados por aquéllas y con empresas productivas del Estado que puedan realmente estar en condiciones de competir en mercados oligopólicos con altas barreras a la entrada (montos de capital y tecnología), que incluso en muchos países se han vuelto monopolios naturales, no sólo de productos y servicios, sino incluso en sectores completos de la economía.
Es cierto, México ya no podía continuar con el modelo anterior, pero lo que oculta la publicidad oficial, que dice que hasta China y Cuba habían permitido la inversión extranjera privada, es que en dichos países no se ha perdido la rectoría del Estado, y en sentido contrario en otros que han otorgado más facilidades como Noruega, los órganos reguladores son fuertes y han logrado que la renta petrolera generada efectivamente beneficie a la población y no sólo a un sector privilegiado.
En el corto y mediano plazos Pemex y CFE seguirán siendo los jugadores dominantes y se espera “que de la reforma no debe quedar un oligopolio de socios de Pemex”. Sin embargo, esto pudiera ser un buen deseo considerando que los miembros de los entes reguladores estarán bajo el control directo de la Presidencia. Un mal augurio lo tuvimos en días pasados, al enterarnos que el gran ganador de concesiones de infraestructura de transporte es la empresa española OHL, beneficiada en el anterior gobierno del Estado de México; que el nuevo concesionario de la tarjeta IAVE en las autopistas es una empresa del señor Alcántara, ligada al grupo Atlacomulco, quien en un pasado no muy lejano fue beneficiado con el rescate de Bancrecer.
La propaganda oficial ha insistido que tendremos una economía más sustentable con la producción de electricidad usando el gas como una forma de energía más limpia. Sin embargo, la discusión sobre las desventajas del fracking no se dio a pesar de las advertencias de los grupos ecologistas, que enfatizaron sobre los costos externos que se generarán. Existe la preocupación de que la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y Protección al Ambiente del Sector Hidrocarburos sea más condescendiente en sus dictámenes.
El asunto que más conflicto social va a generar son las eufemísticamente denominadas “contraprestaciones”, ya que se elimina la expropiación automática que existió desde 1938. Es decir, si una empresa energética le manifiesta a una comunidad o a un pequeño propietario su interés para “aprovechar” sus propiedades, éstos, aunque no quieran, tendrán que ceder el uso de los terrenos, bienes y derechos necesarios, asignándoseles utilidades de 0.5% al 2% y en el caso de gas shale hasta el 3%.
Paradójicamente, a las petroleras extranjeras las beneficiaron con una jugosa expropiación en el siglo pasado; ahora a los mexicanos se les otorgarán migajas, contablemente manipuladas: no es lo mismo el 3% de 5 mil millones de dólares que de 500 millones de dólares de utilidades.
En México las reformas legales, en ocasiones, han generado el efecto contrario al esperado. Por ejemplo, las leyes de Reforma de Juárez convirtieron a las haciendas en grandes latifundios, en lugar de fomentar a los pequeños productores como era su intención. La reforma energética podrá acarrear beneficios, pero en el largo plazo las grandes empresas “nos comerán”, como advirtió Jerry Brown, gobernador de California, si no las controlamos.
*Maestro en Economía