La mezcla ponderada a nivel país se ubica a mitad de camino entre el 8 y el 9 por ciento cuando la normativa establece la obligatoriedad del 10. No obstante no alcanzar el volumen que marca la ley, las empresas cuentan con capacidad operativa ociosa
Desde el mes de febrero la utilización de biocombustibles en el gasoil aumentó al 10 por ciento. Así lo dispuso la Resolución Nº 1125/2013, tomando en cuenta los objetivos del Estado de impulsar la actividad agroindustrial generando valor agregado en las materias primas y de afrontar los desafíos de abastecimiento de energía diversificando la matriz.
La medida –anunciada por los ministros de Planificación, Julio de Vido, y de Economía, Axel Kicillof– se adoptó en realidad para paliar las restricciones aplicadas por la Unión Europea a las importaciones de biocombustibles argentino.
Según indicaron los funcionarios los anuncios significarían “la colocación de unas 450 mil toneladas de biodiésel anuales adicionales en el mercado local de combustibles, 210 mil en el gasoil automotor y 240 mil en las usinas térmicas”.
Sin embargo y más allá de los pronósticos alentadores, lo cierto es que en biodiesel el corte promedio ponderado país está entre 8 y 9 por ciento a pesar de que las empresas cuentan con capacidad operativa ociosa para producirlos.
Claudio Molina, Director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno explica que “si tomamos el promedio acumulado en el período enero – junio de 2014, el corte en biodiesel fue del 7,03 por ciento”. El especialista agrega que “en el segmento de generación eléctrica no se está cortando, a pesar que también hay exigencia de incorporar el 10 por ciento”.
Respecto al bioetanol, Molina puntualiza que en el semestre la mezcla alcanzó el 7,8 por ciento. “Todavía no es obligatorio llegar al mismo índice que el biodiesel, pero es probable que en muy poco tiempo más lo sea”, señala.