Los contratos con carry abandonaron los escritorios para meterse en la agenda pública. La resistencia a este tipo de esquemas del CEO de YPF, Miguel Galuccio, generó un fuerte debate sobre su conveniencia a la hora de encarar los millonarios proyectos que exige Vaca Muerta.
Sin embargo, para el CEO de Shell en Argentina, Juan José Aranguren, "la ecuación económica cierra con el carry". "Es un modelo al cual nosotros ingresamos de forma autónoma", explicó el empresario a "Río Negro Energía", en referencia a las cinco sociedades que su firma tiene con la petrolera provincial GyP.
Se trata de un virtual apoyo a la política del gobierno neuquino para licitar sus bloques petroleros. No es para menos: gracias a las rondas que realizó GyP en los últimos años, la angloholandesa pudo ingresar a áreas con alto potencial en shale sin pagar ningún canon de ingreso. "Gobernar es poblar", decía Alberdi y en la industria petrolera la máxima se cumple: es necesario sumar la mayor superficie posible para garantizar negocios futuros. Shell entró gratis a bloques donde el acre llega a costar 10.000 dólares.
INVERSIONES
Siempre crítico de la política nacional, Aranguren aseguró que "el país necesita más empresas, no menos" y por eso celebró que existan las petroleras provinciales. Se trata de un mensaje que, leído en la coyuntura, tiene interpretación política.
Shell participa en Neuquén –de forma directa o a través de su subsidiaria O&G– de cinco yacimientos: Águila Mora, Cruz de Lorena, La Escalonada, Rincón de la Ceniza y Sierras Blancas. Lleva perforados 12 pozos en Vaca Muerta, algunos con muy buenos resultados –según afirman–, pero aún no han lanzado ningún piloto. "Vamos a hacer las inversiones masivas cuando haya un marco regulatorio", disparó Aranguren en el encuentro que realizó "Clarín" esta semana.
Criticó duramente la falta de una política de Estado permanente que sea más amigable con el sector privado.
Reveló, inclusive, que su empresa hizo una presentación en la Justicia en contra del decreto 1277, que creó y dio poder a la Comisión de Planificación, comandada por Axel Kicillof.
Sobre las cuestiones más técnicas, Aranguren explicó a este medio que los pozos que mejor rendimiento les dieron son todos horizontales. Shell cree que ése es el camino para obtener la mayor productividad de cada perforación y calcula que será el camino a seguir en la etapa de desarrollo masivo.
El toma y daca retórico entre funcionarios del gobierno neuquino, dirigentes del MPN y representantes del gobierno nacional o legisladores neuquinos del Frente para la Victoria, encontró un nuevo nicho de combate en una multinacional emblemática del sector petrolero como es la anglo-holandesa Shell.
La compañía que conduce en Argentina Juan José Aranguren, se ha enfrentado con el kirchnerismo con asiduidad, asentada en sus evidentes anchas espaldas, que la hacen poco dependiente de los favores que puede dar el gobierno de un país sudamericano. Pero en esta coyuntura especial, de fuerte controversia entre Neuquén y el gobierno nacional por el proyecto de Ley petrolera, el rencor hacia la multinacional de parte del oficialismo parece haberse acentuado.
Primero fue Julio De Vido el que disparó munición gruesa contra la Shell, y la emparentó con el gobernador Jorge Sapag en función del respaldo que Aranguren confirió al sistema de acarreo, el utilizado por Gas y Petróleo de Neuquén para asociarse con distintos inversionistas y otorgar permisos de exploración y explotación en áreas de su jurisdicción. De Vido sostuvo la tesitura de Miguel Galuccio, el CEO de YPF, para quien el acarreo impulsado por las empresas petroleras provinciales favorece el “negocio inmobiliario” de empresas que especulan con las concesiones en lugar de desarrollarlas.
Desde el gobierno neuquino, salió el ministro de Energía, Guillermo Coco, a resaltar las inversiones de Shell en Neuquén, para desmentir las afirmaciones del ministro K. Esas declaraciones, difundidas este fin de semana largo, fueron rápidamente contestadas por el diputado nacional del Frente para la Victoria, el neuquino Alberto Ciampini.
El legislador sostuvo que Coco debería defender los intereses neuquinos, no los de una perversa multinacional como parece ser –al menos para el kirchnerismo- la Shell de Aranguren.
Se encargó de destacar que “la empresa que ampara Coco” exageró sus reservas de petróleo en el año 2004 y que por eso “padeció millonarias multas internacionales y fue forzada a recambiar su directorio”; y que es la misma empresa que “el 15 de enero de 1999 en Magdalena, Argentina, produjo el derrame de más de 5 millones de litros de petróleo”, en lo que fue considerado “el mayor desastre del combustible en agua dulce en la historia mundial”.
El intercambio de agresivos alcances retóricos parece que seguirá, mientras se siguen analizando posibles modificaciones al texto de la ley en disputa, y se sacan cuentas sobre cuántos diputados se mantendrán fieles al oficialismo, y cuántos traicionarán ese mandato, en una especie de revival de lo que fue el debate por las retenciones al agro, aquella batalla que perdió el kirchnerismo con el voto “no positivo” de Julio Cobos en el Senado.
El contrapunto entre Neuquén y el gobierno nacional no solo sigue, sino que incrementa su intensidad, siempre con la ley petrolera como contexto. Este domingo, el ministerio de Energía de Neuquén informó y destacó las inversiones de Shell en la provincia, a pocas horas de que la multinacional fuera duramente atacada por el ministro nacional Julio De Vido.
“En las áreas operadas por Shell, las inversiones realizadas en la cuenca neuquina a la fecha más lo previsto hasta fin de 2014 alcanzan los 400 millones de dólares, con un presupuesto de inversiones para los años 2015 y 2016 por 670 millones de dólares, convirtiéndose en uno de los actores principales en el desarrollo de hidrocarburos en la Provincia de Neuquén”, destacó el ministerio conducido por Guillermo Coco.
“Aranguren apoya el carrying porque Shell no invierte nada para producir gas y petróleo en nuestro país; pisa las áreas para especular como si fueran una inversión inmobiliaria y no una inversión productiva”, había criticado De Vido, a través de un documento del ministerio de Planificación.
Ahora Neuquén aclara que las inversiones de la multinacional se registran en las áreas Águila Mora, Sierras Blancas y Cruz de Lorena, donde participa a través de los contratos de UTE celebrados con Gas y Petróleo del Neuquén S.A. (GyP) a fines de 2011.
También informó que Shell tiene desde el presente año una participación en las áreas Rincón La Ceniza y La Escalonada, operadas por Total Austral S.A., en las cuales están previstas desde la fecha hasta fines de 2015, inversiones por 80 millones de dólares.
“En todas las áreas la empresa provincial GyP mantiene la titularidad de los derechos de exploración y explotación, habiéndose celebrado distintos contratos de UTE con el objetivo de atraer las inversiones necesarias para su exploración y eventual desarrollo. GyP participa de los mismos con porcentajes que van del 10 al 20 por ciento”, informó el ministerio que conduce Coco.
El ministro de Planificación, Julio De Vido, cuestionó este sábado las declaraciones del titular de Shell Argentina, Juan José Aranguren, al considerar que "apoya la participación de empresas provinciales en proyectos de hidrocarburos porque su empresa no invierte para producir gas y petróleo".
"Aranguren apoya el carrying porque Shell no invierte nada para producir gas y petróleo en nuestro país; pisa las áreas para especular como si fueran una inversión inmobiliaria y no una inversión productiva", criticó De Vido en un comunicado.
En declaraciones radiales, Aranguren se había mostrado a favor del carrying, por ser un modelo en el que las empresas ingresan en forma autónoma y destacó que la ecuación cierra de esa manera.
El ministro se mostro "sorprendido" y se cuestionó que "si está tan de acuerdo con el carrying y el marco regulatorio actual, Shell debería invertir para producir hidrocarburos en las áreas que tiene asignadas, en lugar de tenerlas osciosas".
El funcionario consideró que la empresa debería invertir 1.000 millones de dólares para realizar los pozos que nuestro país necesita".
"Aranguren es un sistemático opositor de la política energética nacional pero cuando debe proponer todo queda reducido a dolarizar la energía, volver al import parity para volver a fundir a la industria y dejar sin trabajo a millones de argentinos, como ocurrió en la década neoliberal que tanto defiende", agregó. De Vido cuestionó que Aranguren "no dudó en recurrir al desabastecimiento de los argentinos para extorsionar al Gobierno".
"Debería explicar por qué entre 1993 y 2003 Shell perdió 5 puntos de participación en el mercado porque no colocar ni un bulón para ampliar la capacidad de su refinería", acusó el ministro.
En ese sentido, añadió que "en la última década apenas mantuvo su cuota de mercado, en el marco de una explosión de la demanda de combustibles".
Además, De Vido remarcó que "Aranguren y los que se escudan en cuestiones menores para eludir un debate que reforme la Ley de Hidrocarburos de la dictadura, están esperando a 2015 cuando cambie el gobierno para ir otra vez por YPF con candidatos que proponen la vuelta al neoliberalismo energético para entregar otra vez el petróleo de los argentinos".
El gobierno nacional parece haber entrado en un pico de su crispación nerviosa, en un contexto que introduce todos los días alguna nueva complicación; y fue la propia Presidente de este gobierno, quien se encargó, el jueves, de evidenciar esta situación en referencia a una ley petrolera que sigue sin conseguir el aval de gobernadores.
Cristina Fernández se refirió abundantemente, por primera vez, al proyecto de lo que el neuquino Jorge Sapag llama “Ley Galuccio”, en referencia a quien sería su principal redactor, el CEO de YPF. No solo lo defendió, sino que explicitó la intención política de una manera que exime a las provincias de mayores argumentos: la propia Presidente admitió lo que los gobernadores denunciaban.
“Fundamentalmente lo que queremos es que todas las áreas se adjudiquen por licitación pública nacional e internacional, para que no quede en manos del gobernador de turno el poder de decidir a quién se otorgan las áreas petroleras”.
Ese “para que no quede en manos del gobernador de turno” implica un inédito, hasta ahora, desprecio por la autoridad política jurisdiccional que consagra la Constitución argentina, y pone el acento en uno de los graves problemas federales en discusión en esta coyuntura: las provincias, dueñas del recurso petrolero, no son dueñas de disponer de él, ni de fijar su precio, ni siquiera, según la pretensión actual, de cobrar impuestos.
La crudeza de la claridad es algo para agradecerle a la Presidente, porque siempre es mejor tener la certeza de cuál es la intención de tal o cual política de gobierno. Pero también es la prueba de que hay nerviosismo en el Ejecutivo nacional ante la dificultad que se plantea a su iniciativa, que ya obligó a corregir el proyecto, y que amenaza ahora desde la cambiante balanza de fuerzas en el Congreso, a un final que puede no ser el que imaginó Carlos Zanini, ni tampoco el ambicionado por Miguel Galuccio.
Es que las provincias inciden directamente en la mayoría circunstancial que tiene el oficialismo, por ejemplo, en Diputados. Si es verdad, como se viene afirmando, que los diputados rionegrinos fieles al gobernador Alberto Weretilneck, tomarían posición al lado de los neuquinos del MPN, el oficialismo K queda al borde de la imposibilidad de imponer fácilmente un proyecto petrolero resistido.
Son dos diputados, Herman Avoscan y Luis Bardeggia, representantes del Frente para la Victoria nacidos del “núcleo Cipolletti”, los que se sumarían a la posición del bloque del MPN, y por supuesto, del resto de la oposición frente al actual proyecto de ley petrolera.
Cuando Jorge Sapag anunció que irremediablemente el gobierno debería enviar el proyecto al Congreso sin su aval como gobernador de la provincia petrolera dueña de Vaca Muerta, sabía ya que ese no sería un simple trámite, porque las mayorías podrían alterarse.
La crispación del gobierno de Cristina Fernández, que ha retornado en toda la dimensión que supo tener en otras batallas históricas de los últimos diez años, tiene, pues, motivos concretos en cuanto al tema petrolero. Sumando esto al resto de las complicaciones –estanflación, caída de reservas, aumento de la incertidumbre y derrumbe de la confianza popular en la economía- se tendrá una idea de la actual coyuntura.
Rubén Boggi
Luego que el ministro de Planificación, Julio De Vido, dijera que Shell no invertía en Argentina, el ministerio de Energía de Neuquén salió a aclarar que la petrolera invertirá US$ 400 millones en esa provincia hasta fin de año.
El ministerio provincial sostuvo que "en las áreas operadas por Shell, las inversiones hechas en la cuenca neuquina hasta hoy más lo previsto hasta fines de 2014 alcanzan los US$ 400 millones".
Y agregó que la empresa tiene previsto hacer "inversiones para 2015 y 2016 por US$ 670 millones, convirtiéndose así en uno de los actores principales en el desarrollo de hidrocarburos en Neuquén".
En medio de la discusión por la reforma de la Ley de Hidrocarburos, De Vido había cuestionado al titular de Shell, Juan José Aranguren, asegurando que "apoya la participación de empresas provinciales en proyectos de hidrocarburos (carrying) porque su compañía no invierte para producir gas y petróleo".
"Aranguren apoya el carrying porque Shell no invierte nada para producir gas y petróleo, sino que pisa las áreas para especular y las mantiene ociosas como si fueran una inversión inmobiliaria y no productiva", criticó.
Neuquén es una de las principales provincias petroleras que se opone a la reforma de la Ley de Hidrocarburos que propone el Gobierno, que, entre otras cuestiones, busca eliminar el carrying (la posibilidad de las empresas públicas provinciales de asociarse a proyectos sin aportar fondos).
El diputado nacional del Frente para la Victoria (FpV), Alberto Ciampini, acusó ayer al ministro de Energía, Guillermo Coco, de defender los intereses de la petrolera Shell, en lugar de los de la provincia. “Lo que debe proteger son los intereses de los neuquinos y contar por qué no aplicó multas a Shell por no haber cumplido con las inversiones comprometidas, como él mismo reconoce que sucedió a través de un comunicado”, dijo Ciampini, y apuntó que “antes lo hizo para resguardar a Repsol, a la misma hora en que el gobierno de todos los argentinos declaraba de utilidad pública las acciones de nuestra empresa petrolera de bandera, YPF”.
El legislador indicó que ahora Coco, “luego de compartir escenario con el CEO de Shell en un encuentro que organizó el diario Clarín, corre presto a cumplir con lo que más le gusta y mejor le sale: defender, en todos los sentidos, las acciones de la empresa que preside Juan Aranguren”.
Sostuvo que “el caso es que la anglo-holandesa Royal Dutch Shell, aparte de ser una de las cuatro mayores multinacionales del sector petrolífero y la empresa con mayor caudal monetario del mundo, tiene pocas virtudes que se puedan disculpar, que no sea brillo que su poder económico produce en algunos funcionarios que levantan la voz para excusarlas”.
El diputado kirchnerista aseguró que “la empresa que ampara Coco exageró sus reservas de petróleo en el año 2004. Por tal motivo, padeció millonarias multas internacionales y fue forzada a recambiar su directorio”.
Por los daños ambientales
Ciampini señalo que la empresa Shell “es la misma que el 15 de enero de 1999 en Magdalena, Argentina, produjo el derrame de más de 5 millones de litros de petróleo, considerado el mayor desastre del combustible en agua dulce en la historia mundial”, y advirtió: “Si lo que Coco defiende como virtud lo pretende de ejemplo, tendremos muchos problemas.
Por ello no dejaremos de denunciar las actitudes y acciones que atenten contra el interés colectivo de los neuquinos”.
Coco había defendido las inversiones de Shell en Neuquén ante las críticas de Julio De Vido.