Codelco no es solo la empresa que más aporta al fisco, sino también la más grande del país, con un valor que distintos bancos de inversión han calculado entre US$ 50 mil millones y US$ 70 mil millones. También es una de las firmas chilenas con más trabajadores: 19.242 personas como dotación propia. Comandar una empresa que tiene la fuerza sindical más poderosa del país, mientras la administración cambia periódicamente al igual que el directorio con cada gobierno, hace muy difícil la tarea, señalan conocedores de la minera. En cambio los dirigentes sindicales se mantienen en el tiempo y tienen un enorme poder.
Desde hace dos semanas, de hecho, el ex director de la cuprera entre 2010-2014 Andrés Tagle y el presidente de la Federación Chilena del Cobre (FTC), Raimundo Espinoza, sostienen un debate epistolar a través de “El Mercurio” sobre la condición de “cogobierno” que existe en la estatal, al que este jueves se sumó el presidente del sindicato de Chuquicamata, Jeramías Olivares. Incluso el ex Presidente Ricardo Lagos entró al ruedo esta semana en el seminario del think tank Cesco, donde dijo que se debería trabajar en cómo generar en Codelco “un grado de autonomía, independiente del gobierno de turno”.
¿Quién manda a quién en Codelco?
¿Hay o no “cogobierno”? No hay una sola visión. El ex director de Codelco entre 2010 y 2014 Fernando Porcile afirma: “No vi cogobierno durante mis años como director en Codelco”, y agrega que las decisiones se tomaban por unanimidad, “pese a que muchas veces teníamos diferencias, discutíamos en busca de un acuerdo que fuera beneficioso para la empresa”.
Francisco Tomic, ex vicepresidente de finanzas de Codelco, coincide: “Nunca vi que hubiera cogobierno, que los sindicatos tuvieran el mismo poder de decisión sobre las políticas estratégicas de Codelco que la administración, ni tampoco que el directorio estuviese capturado por los trabajadores. Eso no es así”. Pero Andrés Tagle sostiene que el poder sindical queda en evidencia con la presencia de representantes de trabajadores en el directorio -hay dos, uno de los supervisores y otro de los trabajadores, de los nueve miembros de la mesa directiva- lo que a su juicio es “un evidente conflicto de interés”.
“Codelco se privatizó parcialmente en favor de los trabajadores. Se hizo de la peor manera posible, sin una ley, acuerdo, ni aporte de capital. Simplemente, los trabajadores y sindicatos, en especial los de Chuquicamata, se han apoderado de una parte de los excedentes de la empresa, a costa del Estado, sus programas sociales y el interés social de todos los chilenos. Esa es la captura”, afirma.
Jorge Navarrete, quien fue miembro del directorio entre 2003 y 2006, no está de acuerdo. “El control efectivo (de la empresa) lo ejercen su directorio y los ejecutivos por él designados, especialmente el presidente ejecutivo. Nunca me molestó o siquiera preocupó la existencia de directores que representaban a los supervisores y trabajadores, cuya participación fue siempre constructiva”, añade el también ex director ejecutivo de TVN y hoy académico de la UC.
Según Nicolás Majluf, ex director de Codelco entre 2010-2014, directivo de varias empresas y profesor de la UC, que los trabajadores estén en el directorio no implica “cogobierno” necesariamente. Lo sería, agrega, “si su participación en las decisiones de directorio se ajustara más a un proceso político”. Añade que “se preservarían muchas de las virtudes del modelo actual y se evitarían algunas suspicacias si los trabajadores participaran con derecho a voz, pero sin derecho a voto”.
Los ejecutivos consultados concuerdan en que la administración de la cuprera es compleja por el fuerza de los sindicatos. El ex vicepresidente Francisco Tomic lo resume así: “Son los sindicatos más poderosos de Chile”.
Unidos y con redes políticas
¿Qué hace que los sindicatos de Codelco sean tan poderosos? “Son los mejores organizados del país, con líderes con un gran posicionamiento en su rol y gran poder de convocatoria”, detalla Tomic. Tienen un gran número de afiliados: el 99,49% de los trabajadores de la estatal y el 60,5% de los supervisores (profesionales no ejecutivos), están en alguna organización sindical.
Fernando Porcile agrega que los sindicatos son fieros defensores de sus beneficios y también no dudan en recurrir a acciones de fuerza para preservar sus logros. Cuando Diego Hernández, presidente ejecutivo de Codelco entre 2010 y 2011, se negó ceder en prerrogativas propias de la gestión, todos los sindicatos hicieron un paro de un día. El entonces Presidente Sebastián Piñera recibió a Raimundo Espinoza, director y presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC) en La Moneda después de ese movimiento de fuerza. Una muestra de su llegada en el mundo político. Espinoza defiende este rol y señala que los trabajadores están muy involucrados en el quehacer de la empresa y no solo defendiendo sus beneficios.
“El movimiento sindical de los trabajadores de Codelco es muy organizado, normalmente bastante unitario, bien informado y -por todo ello poderoso y en posesión de una serie de beneficios obtenidos a lo largo del tiempo”, agrega Jorge Navarrete, director de Codelco durante el gobierno de Ricardo Lagos.
Son dirigentes avezados, con redes políticas. Raimundo Espinoza preside la FTC desde hace 21 años y es director de Codelco hace 20 años, puesto desde donde ha visto pasar a cinco presidentes ejecutivos titulares.
No es el único. Esta semana los presidentes de los sindicatos de Chuquicamata, y las minas Radomiro Tomic y Ministro Hales se reunieron en el Congreso con senadores y diputados de la Comisión de Minería para plantear el aplazamiento de Chuqui Subterránea, antes de que asuma el presidente ejecutivo de la estatal, Nelson Pizarro. El jueves se citaron con la ministra de Minería, Aurora Williams, con quien ya habían tenido reuniones. “Como dirigencia sindical estamos hablando con los estamentos políticos y con el gobierno para entregar nuestra propuesta”, explica el dirigente Armando Silva, del sindicato N° 2 de Chuqui.
Estas reuniones, señala Hernán Guerrero, del sindicato N° 3 de esta división, buscan hacer que este proyecto que retrasa la explotación subterránea de la centenaria mina sea declarado “estructural”. Las gestiones se hacen antes que llegue Nelson Pizarro a la presidencia (el 1 de septiembre), confidencian en Codelco, para que este ejecutivo tenga menos “mano ancha”.
Tema aparte es el de sus remuneraciones. Jorge Navarrete señala que “son más altas que la media del país, pero no respecto de las empresas privadas de la gran minería del cobre”. Alerta sobre los beneficios, en especial, los relativos a salud. “Por tener copagos muy bajos o inexistentes, tienden a una demanda sin límites y a veces a abusos”, advierte.
Para Fernando Porcile, hoy se está en un punto crítico y los sindicatos tienen que responder al desafío. “El cambio tiene que partir por un reconocimiento de las organizaciones sindicales. Ellos tienen que hacer su parte porque, si no, en dos o tres años más estaremos en una situación en que Codelco no le aportará nada al estado”, advierte.
Andrés Tagle es más duro y no duda de hablar de “captura” de la empresa por parte de los sindicatos, lo que se refleja, por ejemplo, en una sobredotación o que no se puedan hacer despidos por necesidades de la empresa. “Codelco es la única empresa de Chile donde no se puede despedir a alguien porque la faena se acabó, lo que se refleja en lo que pasa en Chuquicamata”.
¿Qué dicen los sindicatos? “Defendemos con mucha fuerza lo que hemos obtenido en las negociaciones colectivas y las actas de acuerdo”, dice Armando Silva, dirigente de Chuqui. “Eso no significa que hemos capturado a la empresa para nosotros”, concluye.
El lobby sindical por aplazar 10 años Chuqui subterránea
Es la división más grande de Codelco y enfrenta un difícil escenario porque, como lo señaló el nuevo presidente ejecutivo, Nelson Pizarro, Chuquicamata tiene que pasar “sí o sí” a explotación subterránea. Eso implicará reducir significativamente su dotación. El proyecto original estipulaba que en 2021 Chuqui se quedaría sin trabajadores y sin producción, para luego iniciar la explotación subterránea con nuevos trabajadores. Esto implica disminuir en 2.600 la plantilla general en estos años, dado que muchos tienen edades cercanas a la jubilación y su reconversión es compleja. Algunos trabajadores pasarían a otras divisiones, pero la mayoría se iría.
Este cambio es rechazado por los sindicatos, que han propuesto a su vez explotar otras zonas del rajo o extender la producción a Quetena, un depósito cercano, pero con menor ley, y postergar el proyecto subterráneo hasta 2028, cerca de una década, dice el dirigente Hernán Guerrero. En Codelco, sostienen que los números no dan y esa alternativa no es viable, ante lo cual Silva responde: “La gerencia (vicepresidencia) de proyectos corporativos de Codelco ha hecho mal la pega, sus cálculos son los malos y los trabajadores sabemos más”.
Chuqui es un gran problema por su dimensión. Cuenta con la mayor dotación de todo Codelco, con 6.479 trabajadores propios al 2013, y hasta 2012 era la división que más metal rojo producía al año. Su sindicalización es mayor que en el resto de la estatal: el 99,96% de sus trabajadores Rol B (operarios) están afiliados a sindicatos. Pero su productividad es menor que Andina, Teniente y otras faenas de la estatal. En Chuqui es de 52,3 toneladas de cobre fino por trabajador propio; en Teniente es de 88,93 toneladas y en Andina, de 141,6 toneladas. También tiene los costos más altos -junto a Salvador, que produce una séptima parte de Chuquicamata- y si el cobre se sitúa por debajo de los US$ 2,6, la mina deja de ser rentable.
La lucha por bajar costos
Andrés Tagle dice que en Chuqui hay una gran sobredotación y que si en Codelco alrededor del 20% de los costos totales se explica por el costo laboral, en Chuquicamata es cerca del 35%.
Desde 2006, cuando asumió José Pablo Arellano la presidencia ejecutiva, hay una preocupación en la estatal por reducir costos, adecuar las dotaciones y disminuir beneficios. Y si bien en todas las divisiones hubo cambios, “en Chuqui fue muy difícil y casi no hubo modificaciones”, reconocen en la estatal.
Los sindicatos de esta división consiguieron mantener inalterado un esquema de control del personal en que hasta las medidas más simples, como un cambio de turno, no puede decidirse libremente por parte de la administración. Tal es así que si un supervisor modifica el turno de un trabajador sin avisarle con 24 horas de anticipación, debe pagarle 8 horas de tiempo extra. La última negociación colectiva se cerró en diciembre de 2012 y el convenio incluyó, entre otros beneficios, un bono de fin de conflicto de $16,8 millones por trabajador.
Los sindicatos de Chuqui han buscado unir las operaciones con Radomiro Tomic y Ministro Hales, reeditando Codelco Norte. Pero estas últimas faenas no quieren, porque al promediar las tres producciones, mejoran los bonos de Chuqui, en desmedro de los suyos.
LA SINDICALIZACIÓN de Codelco es alta y en Chuquicamata es mayor que en el resto de la estatal: el 99,96% de sus trabajadores están afiliados a sindicatos.
¿Los trabajadores tienen “tomada” Codelco?
“No. Los trabajadores defienden a ultranza su paquete de beneficios y la obligación del management es, a su vez, defender los excedentes que Codelco tiene comprometidos con el Estado”.
Nelson Pizarro, nuevo Presidente ejecutivo de Codelco
“Codelco se privatizó parcialmente en favor de los trabajadores. Simplemente, los trabajadores y sindicatos, en especial los de Chuquicamata, se han apoderado de una parte de los excedentes de la empresa, a costa del Estado, sus programas sociales y el interés social de todos los chilenos. Esa es la captura”.
Andrés Tagle, ex director de la estatal
“Chuquicamata es un yacimiento centenario que está viviendo un proceso de transición de minería a rajo abierto a subterránea, que debe ser bien implementado. Desde la nacionalización a la fecha ha contribuido con cerca del 43% del total de la producción de Codelco”.
Raimundo Espinoza, presidente de la FTC y director de Codelco, en carta a “El Mercurio”
“El cambio tiene que partir de un reconocimiento de las organizaciones sindicales, porque si no en dos o tres años más estaremos en una situación en que Codelco no le aportará nada al Estado”.
Fernando Porcile, ex director de Codelco
¿Cómo son los directorios de las compañías con capital estatal en el mundo?
Petrobras (Brasil)
* Empresa listada en bolsa.
* 64% de propiedad estatal.
* Directorio de 10 miembros, uno de ellos representante de los trabajadores.
* Reporta a un consejo fiscal de cinco miembros, uno de los accionistas minoritarios, otro de los accionistas preferenciales y tres del gobierno federal.
Ecopetrol (Colombia)
* Empresa listada en bolsa.
* 88,5% de propiedad estatal.
* Directorio de nueve miembros de los cuales dos son representantes de los trabajadores.
Pemex (México)
* 100% estatal. Anunciada su privatización.
* Directorio de 15 miembros, seis representantes del Estado; cuatro directores profesionales y cinco representantes de los sindicatos de Pemex.
Enel (Italia)
* Empresa privada listada en bolsa.
* 32% de propiedad del Ministerio de Economía de Italia.
* Directorio: sin presencia de trabajadores.
Vale (Brasil)
* Empresa privada listada en bolsa.
* 6,3% de participación estatal a través de BNDES.
* Directorio de 10 miembros, uno de ellos representa a los trabajadores.
Diversos modelos en mesas directivas de las compañías estatales chilenas
En las empresas del Estado de Chile no hay un modelo único: existen compañías donde hay representantes de los empleados en el directorio y otras en las que no.
Enap: Directorio de ocho miembros, presidido por el ministro de Energía (Máximo Pacheco); vicepresidido por el timonel de Corfo (Eduardo Bitran); dos directores designados por el gobierno; dos por los gremios (Sonami y Sofofa), uno por el Instituto de Ingenieros de Minas y otro por los trabajadores.
TVN: Directorio de ocho miembros. El presidente es designado por el Presidente de la República; seis directores son nombrados por el Presidente con acuerdo del Senado, un director representa a los trabajadores (lo eligen en votación directa y secreta) y tiene voz, pero no voto. Por lo tanto, no es un cupo sindical.
Correos: Directorio de seis miembros, nombrados por Corfo.
Metro: Directorio de siete miembros, todos nombrados por el Gobierno.
EFE: Directorio de ocho miembros, uno de ellos representante de los trabajadores.
Diferencias a puerta cerrada
Las dificultades de Codelco se han exacerbado en el último tiempo por un clima de división que existe en el directorio. Según miembros de la mesa, la elección de Nelson Pizarro se demoró porque el presidente del directorio, Óscar Landerretche, quería que su nombramiento fuera por unanimidad, pero había dos miembros -Marcos Lima y Laura Albornoz, ambos DC- que no estaban de acuerdo, por razones distintas.
La ex ministra se inclinaba por el ex vicepresidente de Codelco Norte, Sergio Jarpa, también ligado a la falange.
Al final, Landerretche logró alinear al directorio para elegir a Pizarro. Pero ha habido gestiones de los cuadros profesionales de la DC para incluir a algunos de sus militantes en las vicepresidencias ejecutivas, señalan al interior de la estatal.