El martes, los senadores de RN recibieron un correo del jefe de bancada de diputados de ese partido, Nicolás Monckeberg. En la misiva, el legislador les pedía rechazar algunos de los ajustes realizados a la reforma tributaria y que fueron incorporados en el protocolo de acuerdo entre el gobierno y la oposición.
Al momento de enviar ese e-mail, Monckeberg, junto a sus correligionarios José Manuel Edwards y Alejandro Santana, habían iniciado conversaciones con un grupo de diputados de la DC, liderados por Sergio Espejo y Pablo Lorenzini.
En esos diálogos, los legisladores compartieron inquietudes sobre el proyecto del gobierno, especialmente en materia de clase media, pymes y elusión. Y acordaron realizar una ofensiva mayor: forzar al Ejecutivo a modificar disposiciones del protocolo de acuerdo y cambiar indicaciones presentadas posteriormente por el ministro de Hacienda, Alberto Arenas.
En esas tratativas se selló una advertencia: si el gobierno no modifica el proyecto en lo que resta de su tramitación en el Senado -tras su aprobación el miércoles, en la Comisión de Hacienda, sólo falta su votación en sala-, los diputados de ambos partidos votarán contra algunos artículos, cuando el proyecto vuelva a la Cámara. De lograrse los rechazos necesarios, la reforma tendrá que pasar a comisión mixta, precisamente el escenario que le preocupa al Ejecutivo.
Con el paso de las horas, la ofensiva de la DC y RN se afianzó. El jueves se retomaron las conversaciones, esta vez respecto de la repatriación de utilidades que se encuentran en el extranjero, ya sea en paraísos fiscales o en otro destino. La medida del Ejecutivo permite reingresar esos dineros a Chile, pagando una tasa de impuestos de 8%, con el objetivo de recaudar más recursos para el Estado.
“Si el gobierno insiste en blanquear platas potencialmente mal habidas, ir a comisión mixta será inevitable”, dijo Edwards. Espejo, en tanto, sostuvo que “entiendo la necesidad de aprobar con celeridad la reforma, pero de no corregirse en el Senado los defectos en materia de elusión, el gobierno deberá asumir el riesgo de ir a comisión mixta”.
CALENDARIOS DISCORDANTES
La posibilidad de que el proyecto pase a comisión mixta, escenario probable con la arremetida de ambas colectividades, es algo que inquieta al Ejecutivo. Así lo hizo ver el subsecretario de Hacienda, Alejandro Micco, a los diputados de la DC el martes, en un almuerzo en Valparaíso, cuando advirtió que existe un riesgo de no contar con los poco más de US$ 2 mil millones que considera la reforma para su primer año de vigencia. Esto, precisamente porque los tiempos de tramitación se toparían con la discusión del presupuesto para el 2015.
En el gobierno sostienen que la reforma tributaria debe aprobarse antes del 30 de septiembre, día en que se inicia la tramitación del erario público, pero en la falange dicen que la reforma puede despacharse con posterioridad y realizarse adecuaciones sobre la marcha.
Ese día, la DC le entregó a Micco un texto con indicaciones que esperan se incluyan. Y, en paralelo, Espejo encabezó la redacción de otro documento, en el que se reafirman los puntos exigidos, se cuestiona que el gobierno terminó haciendo más “compleja” la reforma -dejando espacios para la elusión- y, lo más complejo, se condiciona el apoyo de los parlamentarios (ver párrafos destacados).
Entre otras medidas, ahí se pide “limitar los beneficios tributarios a los que acceden los controladores de grandes cooperativas” (lo que permitiría evitar el pago de impuestos); “incorporar normas estrictas de control de la reinversión de utilidades en el extranjero”; “implementar un impuesto negativo al ingreso” (para beneficiar a mujeres trabajadoras jefas de hogar del 60% más vulnerable del país), y la obligación para que el Estado pague sus compras a las pymes en un máximo de 30 días.
El texto es apoyado por varios en la bancada: además de Lorenzini, Gabriel Silber, Fuad Chahín, Claudio Arriagada, Jaime Pilowsky y Juan Morano, entre otros.
Mientras, Lorenzini ya está elaborando una extensa lista de invitados a la Comisión de Hacienda de la Cámara -que él preside-, lo que alargaría aún más la tramitación. El parlamentario no está dispuesto a repetir en tercer trámite legislativo el apuro con que procedieron los diputados en la primera etapa, lo que les valió numerosas críticas, por haber escuchado sólo por 15 minutos a los diferentes expositores en la Comisión de Hacienda, entre ellos la CPC.
Lorenzini ya acordó con el titular de la Cámara, Aldo Cornejo, que la votación se produzca -ante cualquier parlamentario que lo solicite- artículo por artículo, y no en paquete, como busca el gobierno.