Era la joya de la corona de la industria pesada venezolana y una de las principales siderúrgicas de Latinoamérica. Hablamos de Sidor (Siderúrgica del Orinoco).
Esta siderúrgica en 2007, el año antes de ser nacionalizada por el Gobierno de Chávez, producía4.200.000 toneladas de acero. Hoy apenas produce 1.500.000 toneladas con el triple de empleados. La caída en la productividad es de vértigo.
Es la fábrica de acero más grande de Venezuela, y desde octubre de 2013 sólo ha estado en funcionamiento durante 90 días.
Si nos preguntamos porque Venezuela está en pleno colapso económico, no exporta casi nada salvo petróleo y tiene que importar casi todos los bienes que consume, sin duda parte del motivo lo podemos encontrar en ejemplos como el de Sidor y en las cerca de las 4.000 industrias expropiadas por el Estado en la última década.
Bajo el peso del argumento de que las empresas explotaban a los trabajadores o de dar al pueblo el privilegio del manejo de los recursos nacionales, el resultado en todas las empresas expropiadas es prácticamente el mismo. Baja en la producción, conflictos con los trabajadores y un deterioro de la infraestructura empresas que sólo se pueden mantener a flote gracias a los subsidios de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) cuyos dólares que genera ya no dan para más en un modelo que necesita cambios urgentes.
Sidor es el ejemplo claro de un régimen en nombre del nuevo socialismo del siglo XXI ha borrado cualquier atisbo de meritocracia en la gestión. De estrella industrial del Caribe, hoy 6 años después de sus nacionalización, con 15 mil empleados y 70 líneas de producción, las más de 2.800 hectáreas de superficie que ocupa la planta se parecen más a una zona fantasmagórica que a una zona industrial en plena actividad.