El Plan Nacional de Diversificación Productiva, que busca introducir nuevos motores a la economía, hace un diagnóstico de las mayores debilidades del sistema peruano, pero no garantiza la mayor productividad del país.
Así lo consideró Juan Mendoza, economista de la Universidad del Pacífico, quien afirmó que la diversificación de la matriz productiva debe ser guiada por el propio mercado y no desde el escritorio de un funcionario, que no necesariamente tomará las mejores decisiones.
“Hay multitud de trabajos que demuestran que los aumentos en la productividad no fueron consecuencia de ningún plan y el problema de este planteamiento es que en el momento que el Estado comienza a decir en qué cosas hay que invertir y cómo hacerlo eso puede terminar muy mal”, dijo.
Hace dos semanas, el propio ministro de Economía, Luis Castilla, dijo que el mencionado plan no debería ser considerado como “la varita mágica” y que su objetivo es lograr un país menos vulnerable a los shocks externos.
Desde el enfoque empresarial, el presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), Luis Salazar, refirió que esta herramienta, elaborada por el Produce, no es la solución a los problemas aunque sí traza los lineamientos por donde hay que trabajar.
“Eso es muy importante, porque los peruanos estamos creciendo sin un norte claro y es importante decir hay que trabajar en esto y en esto”, afirmó el dirigente gremial.
En la misma línea, la Asociación para el Fomento de la Infraestructua Nacional (AFIN) señaló que el citado plan es un esfuerzo de muy largo aliento que puede llegar a dar resultados en el mediano y largo plazo.
EN CORTO
Crítica. AFIN añadió que el plan debe evitar poner la carreta delante de los caballos, en el sentido de que si no se desarrolla primero la infraestructura, difícilmente se podrá lograr que las industrias se descentralicen competitivamente, y así superar su excesiva concentración .