Por Alejandra Gallo.
Este año se estima que el rojo en la balanza energética rondaría los u$s 12.000 millones en total de acuerdo con las proyecciones de los ex secretarios de Energía. Es una cifra que ya repiquetea en los despachos de algunos economistas del Gobierno quienes debieron impulsar el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que firmó la presidenta Cristina Kirchner el 1º de agosto pasado para ampliar el Presupuesto en cerca de $ 200.000 millones. La excusa fue la refinanciación de deuda y obras en algunas provincias pero la verdadera razón fue que a esta altura del año, el Gobierno ya ejecutó el 90% de lo que debería haber gastado en subsidios energéticos para todo el 2014. Por ejemplo, los pagos a Bolivia por la importación de energía están absolutamente demorados.
Así las cuentas y de acuerdo con un análisis de la consultora Abeceb, lo que el Gobierno gasta en subsidios energéticos es el equivalente a 5 veces lo que se destina para el plan de Asignación Universal por Hijo (AUH). El Gobierno sabe que esta política energética colapsó fiscalmente y probablemente también sea así ara quien gobierne entre 2015 y 2019. Por esta razón los equipos de campaña de los principales candidatos que tendrá la oposición ya toman nota de este tema. Fue, por ejemplo, uno de los temas sobre los que se explayó el radical Ernesto Sanz en su reunión de ayer con el Foro de Convergencia Empresarial (FCE). Es que los analistas consideran que con la eliminación de subsidios que viene haciendo el Gobierno en el gas solamente alcanza al 12% del costo total de los subsidios. Hay quienes sostienen que el próximo Gobierno debería hacer un ajuste fiscal en torno a 6 puntos del PBI, una verdadero nock out para el bolsillo aún cuando se lo haga de modo escalonado.
El sector energético es hoy un dolor de cabeza para el Gobierno porque pasó de contribuir, entre 2003 y 2007, con unos u$s 6.000 millones anuales a arrastrar ahora un rojo cercano a los u$s 8.000 millones debido a la caída en la producción, la baja en las exportaciones y la dependencia energética del país, son datos de un estudio realizado por Abeceb, que preside Dante Sica.
Energía, subsidios y actividad económica y empleo es una ecuación que, hasta ahora, el Gobierno maximizaba en rédito político pero la taba se dio vuelta.
Aunque la situación es muy dispar en las provincias respecto de Capital Federal, hay tres sectores en los que el impacto de la crisis (y el agudizamiento que provocaría un escenario de default largo) ya dispararon señales de alarma por sus consecuencias productivas, de empleo y de inversión. La industria alimenticia, la metalmecánica y la energética están funcionando al borde del colapso aunque en cada caso por razones diferentes.
La que más preocupa al Gobierno es la que involucra al sector energético porque es la que golpea directamente en la necesidad de dólares que tiene el Gobierno y que parecería cada vez más creciente por la falta de acuerdo en el tema hold outs. Un dato a tener en cuenta los tres sectores están fuertemente ligados porque la producción de alimentos y la industria metalmecánica son las que poseen un alto componente energético en sus costos por lo que cualquier modificación en las tarifas por ejemplo complicaría aún más su competitividad.
Un recorte en los subsidios provocaría además una merma en la actividad industrial, que ya viene presentando mediciones adversas que complican la inversión y el empleo. En las últimas horas el ministro se enojó por los movimientos y los dichos de algunos empresarios que advirtieron sobre este aspecto. El titular del Palacio de Hacienda pasó dichos muy nerviosos sobre el accionar de los bancos nucleados en Adeba y presididos por Jorge Brito, a quienes criticó por haber intentado acercar una propuesta de garantía primero y de recompra después en el asunto de los fondos buitre.
En el reparto de malhumor del ministro, también le tocó a la Unión industrial y a su presidente Héctor Méndez. Axel Kicillof les pidió que no usen el default como excusa para desinvertir. Lo cierto es que hasta economistas que suelen ser consultados por este mismo Gobierno le piden al Gobierno que frene la recesión.
Por ejemplo Mario Blejer (hoy dentro del equipo de expertos muy cercanos al gobernador bonaerense Daniel Scioli) advirtió que aunque considera que la sentencia del juez estadounidense Tomás Griesa está mal, no vale la pena discutir eso sino como salir de este embrollo. Y el embrollo no es ni más ni menos que la Argentina no podrá volver a los mercados financieros internacionales y eso ya comenzó a afectar las cuentas públicas de muchas provincias, por ejemplo Mendoza, Buenos Aires, Córdoba y Capital Federal. Una situación que amenaza en convertirse en un pronto efecto dominó.
