La irrupción del Shale aceleró la caída de los campos maduros. Las empresas, en "Stand by" y a la espera de cambios.
Por ROBERTO AGUIRRE Y FEDERICO ARINGOLI
El 13 de junio del 2013 se inyectó a los oleoductos el primer metro cúbico de petróleo proveniente de Vaca Muerta. Desde ese día hasta ahora, la producción de los cinco yacimientos de crudo más grandes de Neuquén cayó en promedio un 20%, mientras que de la de Loma Campana, el único clúster shale de América Latina, pasó de 20 metros cúbicos por día a más de 2.000.
La geología explica en buena parte ese derrumbe de los gigantes de la cuenca: los yacimientos maduros declinan naturalmente y exigen cada vez más inversiones. Sin embargo no son pocos los que denuncian que hubo una sobreexplotación de los yacimientos, amparada en el concepto de maximizar renta. En el caso de las operadoras, la mayoría puso piloto automático en los bloques neuquinos y destinó sus inversiones fuertes a países o zonas más rentables.
Como consecuencia de ese proceso, comenzó un lenta pero constante mudanza hacia el shale que ya altera las estructuras convencionales. Los grandes "yacimientos ciudades" tienen cada vez menos personal y todas sus edificaciones parecen hoy extemporáneas. Las empresas de servicios como Halliburton, Petroven o DLS dejaron la zona de Rincón de los Sauces para instalarse en Añelo, el punto caliente de Vaca Muerta.
El caso de El Trapial, de Chevron, es significativo. El socio de YPF en Loma Campana, que aportó cerca de 2.000 millones de dólares desde que arrancó el proyecto, sufrió una caída de casi el 30% en la producción diaria de crudo en su yacimiento emblema en el último año y medio.
Descubierto en 1991 y una de las instalaciones ejemplo de la industria, El Trapial pasó de sacar a superficie más de 10.500 mv/día de crudo en el 2002 a conseguir poco más de 2.300 mv/día en junio de este año. Tal como reveló este diario, las autoridades de la firma iniciaron un proceso de reestructuración para depurar su planta de personal que se mantiene estable desde los años dorados y le comunicaron al gremio la necesidad de recortar 250 puestos de trabajo.
Pese a que Chevron Argentina anunció el año pasado la puesta en marcha de perforaciones no convencionales a Vaca Muerta, nada pareció mejorar. La última gran apuesta productiva fue la zona El Porche, que revivió en el 2005 los niveles que ya venían desplomándose. Desde entonces los esfuerzos en recuperación secundaria y terciaria no lograron enderezar los números del área insignia de la firma estadounidense. Desde los pasillos de la empresa aseguran que se abre un tiempo de espera de unos tres años antes de que se conozcan nuevos planes en producción.
La extracción diaria de crudo de Puesto Hernández, la otrora joya productiva de Petrobras, cayó en el lapso analizado casi un 5%. Fuentes del sector aseguran que, mientras se desprende de algunos activos en el país, aguarda el cambio de gobierno para asegurarse que no haya sobresaltos a la hora de invertir. Pero no sólo el argentino, también el de su país, donde Dilma Rousseff buscará la reelección el 5 de octubre.
Lo cierto es que Petrobras cedió a YPF Puesto Hernández y algunos de sus técnicos migraron a Loma Campana, donde buscan meterse en el mundo del shale.
En el caso de la compañía de bandera argentina, las fuertes inversiones en recuperación secundaria durante la gestión de Miguel Galuccio levantaron la producción en los yacimientos tradicionales, pero mayormente en gas. La producción de petróleo en Loma La Lata, por caso, cayó un 32% desde aquel junio del 2013. El recurso y el dinero pasaron ahora al shale: hoy el dinamismo parece abandonar la vieja gerencia –un predio de modernas oficinas en medio del desierto– para instalarse en el conglomerado de tráilers que se ubica al norte del campo, en el corazón de la zona shale.
En el sector creen que son varios los factores que afectan el rendimiento de los yacimientos maduros. Sin embargo, la geología y los avatares económicos dependen en gran medida de las decisiones políticas de las compañías.
"No hubo control de casi nada. En los 90, cuando existió libre disponibilidad de crudo y de divisas fue un gran negocio para las empresas, que se apuraron por producir y rompieron muchas formaciones", dijo el senador y gremialista Guillermo Pereyra.
También para Manuel Arévalo, de Petroleros Jerárquicos, no se hicieron las apuestas de riesgo necesarias para equilibrar la curva de los campos maduros. "Si no invertís, no vas a sacar ni petróleo ni gas y los desembolsos hasta la fecha fueron insuficientes", explicó el gremialista.
Para ambos, esta merma de inversiones impactará en las fuentes laborales.
Rincón de los Sauces es la ciudad del petróleo convencional. Allí gravita la presencia de los viejos bloques petroleros y gasíferos. Para su intendente, Marcelo Rucci, "las inversiones de las empresas están virando fuertemente a las explotaciones no convencionales". Esto implicó, entre otras cosas, que muchas empresas se mudaran a Añelo. Todo un signo de los tiempos.
El Trapial y El Portón son dos yacimientos maduros que fueron modelos para la industria petrolera argentina por la calidad de sus instalaciones y las condiciones de seguridad. Uno está ubicado a kilómetros de Rincón de los Sauces, mientras que el segundo tiene como referencia geográfica Buta Ranquil.
En el área operada por Chevron trabajaban alrededor de 800 personas. Allí hay una pista de aterrizaje propia que se conecta regularmente con vuelos hasta y desde el aeropuerto internacional de Neuquén.
Además tiene pabellones para el descanso de los operarios, un restaurante con carta y un centro médico. También, en medio de la estepa, se montaron una cancha de fútbol de césped sintético, una de básquet y un gimnasio.
El año pasado se conoció que toda la infraestructura del yacimiento consume electricidad por 32 megavatios de potencia. Para abastecer esta demanda cuenta con usinas térmicas propias y una red eléctrica de 250 kilómetros de línea. La comparación que se realizó en ese momento es que la energía utilizada es igual al consumo de casi dos veces lo que necesita Rincón de los Sauces, dos Plottier o un poco más que Centenario.
La historia de El Portón cambió con el accidente del pozo 1.007 en 1993, que explotó por la presión del gas. Luego Repsol-YPF lograron certificar normas ISO en el yacimiento, que terminó por configurarse como una joya de la industria que llegó a albergar hasta 3.000 operarios.
A unos 35 kilómetros de Buta Ranquil, cuentan con habitaciones instaladas en complejos independientes. También, canchas de fútbol (césped), vóley, tenis y padel. Además llegó a tener una piscina y un gimnasio. La infraestructura se completa con quincho, bicicletas, televisión digital e internet y posee su propia pista de aterrizaje donde cada día arriban en avión decenas de trabajadores.