(Por Viviana Pastor, para Tiempo de San Juan) El año que viene explotará 5 mil toneladas de mineral por día y será la explotación de oro subterránea más grande. Mientras tanto, construyen una cinta transportadora en el interior de la mina para sacar el material. Le mostramos ese increíble laberinto por dentro.
Si usted tuviera que ingresar solo a la mina subterránea Gualcamayo no solamente se perdería en esos kilómetros de caverna artificial, con trayectos desiertos y oscuros como noche sin estrellas, sino que además lo abrazaría la sensación de que en cualquier momento aparecerá el Minotauro a defender su laberinto.
Por primera vez un medio de comunicación de San Juan recorrió ese complejo entramado de túneles, cámaras, “bolsillos” y vías secundarias, que tendrá 40 kilómetros cuando esté terminado, esto es unos 8 kilómetros más que la distancia que separa la Ciudad de San Juan con Caucete, por ejemplo. Y el año que viene, cuando llegue al pico de su producción, será la mina subterránea de oro más importante del país, moverá por día 5.000 toneladas de mineral, 2.000 más que las actuales.
El interior de la mina está señalizado, los túneles principales tienen cartelería con nombres, como Belgrano o Crucero, la salida o el avance hacia el interior está marcado con flechas reflectivas, y hasta hay carteles que indican cuántos metros quedan para la boca del túnel principal. Pero sólo los que ya se conocen esos pasajes de memoria pueden distinguir uno de otro, para el resto son todos iguales y no existe escapatoria.
La mina, ubicada en Jáchal, propiedad de Yamana Gold, es una impresionante obra de ingeniería subterránea con tres niveles: El principal a 1.850 metros de altura y otros dos a 1.834 y 1.880. Comenzó a explotarse a fines de 2013 y actualmente están terminando de construir la trituradora primaria y cintra transportadora de 1.500 metros que llevará el material hacia el exterior de la mina y que será inaugurada con bombos y platillos en unas semanas.
Gualcamayo es la segunda mina a gran escala que empezó a explotarse en San Juan, en 2009 a cielo abierto, y tiene reservas por 2 millones de onzas de oro. Hoy es una mina mixta, es decir que complementa la actividad en la mina a cielo abierto y la subterránea, emplea 920 trabajadores en forma directa y 1.500 indirectos. Su vida útil está calculada hasta 2019.
La explotación subterránea tiene dos entradas, un túnel principal y otro paralelo secundario por donde sale el aire viciado y sirve como vía de escape alternativa en caso de urgencias, ambos están conectados entre sí. Además, ante una emergencia, hay una tercera salida que es el túnel por donde va la cinta transportadora de mineral.
Francisco Romero, jefe de mina subterránea, explicó que el túnel principal tiene una pendiente de 14 %. El nivel 1.850 es el principal y el más desarrollado, quedan pocos metros para terminarlo y es donde se están explotando los “caserones”, como se llama el sistema para extraer el mineral con perforadoras y explosivos, y que tiene una ley de 2 gramos de oro por tonelada.
También se avanzó en los otros dos niveles, 1.880 y 1.834, casi tan complejos como el intermedio, pero actualmente menos desarrollados.
Alejandro Meni, encargado de seguridad, manejaba con destreza la camioneta 4x4 que avanzaba por los túneles mientras los camiones cargados y las máquinas iban y venían por las cavernas de 4,5 x 4,5 metros. Allí la comunicación es cuestión de vida o muerte y los avisos por radio interna de quienes circulan y por dónde lo hacen es obligatoria. Hay pequeños “bolsillos” cada tanto para que las camionetas puedan meterse y esperar que pasen los camiones y máquinas de mayor porte. En estos túneles trabajan 110 personas por turno, cada turno dura 12 horas y el régimen de trabajo es de 7 días por 7 de descanso.
La mina tiene sistema de fortificación con malla metálica y pernos, ésta recubre la piedra en toda su extensión. Cuenta además con dos refugios fijos en el nivel 1.850, uno al norte y otro al sur; y uno móvil. En el nivel 1.880 hay un refugio móvil y pronto se sumarán dos móviles más. “Son fundamentalmente para casos de incendio”, aclaró Meni.
Es obligatorio entrar a la mina con casco minero con luz, chaleco, zapatos especiales, y equipo autorescatador que se carga en la cintura y proporciona oxígeno en caso de incendio. Además, se hacen controles sorpresa dentro y fuera de los túneles de alcoholemia.
La edad promedio de la gente que trabaja en la mina subterránea es 25 años y la mayoría es gente de Jáchal que fue capacitada de cero para hacer esas tareas.
“Acá somos como una familia grande, todos cuidamos de todos porque lo que le pase a uno repercute en el resto”, señaló Meni.
Quebrada del Diablo
No suena simpático, pero así se llama el cerro y el rajo donde hoy se explota la mina a cielo abierto y a la que sólo le quedan dos años más de vida, hasta que se acaben sus recursos. Gustavo Raimondi, superintendente de operación de mina, contó que en este sector procesan 25.000 toneladas de mineral por día. Quebrada del Diablo (QDD) está en sus fases 2 y 3, trabajando sobre el cuerpo mineral y en la parte alta con el destape. Es en este sector donde se construyó un ‘ore pass’ que es una chimenea que baja 170 metros por la misma montaña que se está explotando y por donde se tira la roca caliza mineralizada que cae en la trituradora primaria y la deja de 6 pulgadas. En una cinta transportadora llega al exterior hasta las trituradoras secundaria y terciaria donde la caliza queda de 1 pulgada; y nuevamente en una cinta llega al valle de lixiviación recorriendo unos 2 kilómetros.
La tarea en la mina a cielo abierto comenzó en los 2.600 metros de altura y actualmente están explotando a los 1.100 metros. En los balcones y explanadas van y vienen con ritmo sostenido los 34 camiones y palas cargadoras. La mina no para nunca. Hay 7 mujeres manejado camiones y equipos pesados y allí trascendió que “son mejores que los hombres en esos puestos, mucho más cuidadosas y ordenadas”.
Raimondi contó que se realizan una o dos voladuras por día y cuando eso pasa se para todo, se abandonan los puestos de trabajo y se retiran las máquinas a una distancia de seguridad.
Para mitigar el polvo que produce el trabajo en la montaña, se usa un sistema de aspersión con gruesas mangueras que riegan todo el sector y se van corriendo hacia donde se necesitan.
Gualcamayo tiene dos valles de lixiviación, el Valle Sur ya se completó y el Valle Norte es el que se usa en este momento. Allí se apila el mineral en celdas de 60 x 40 metros y 10 metros de alto, que se riegan con una solución cianurada para extraer el oro, acá la recuperación del mineral es del 78 %. El líquido percola y es recogido por cañerías hasta la planta de procesos donde se separan los metales.
José Soria, jefe planta de procesos, explicó que todo el control es automático, con operarios en planta y en sala de control y el circuito de la solución cianurada rica (con oro) y solución pobre (ya sin oro) es cerrado y en ningún momento tiene contacto con el exterior. El agua y el cianuro se vuelven a usar una y otra vez.
Hay pozos de monitoreo en toda el área que podrían detectar cualquier alteración en el mismo momento que se produzca.
En la planta ingresa la solución rica y allí el oro se separa usando carbón activado en 5 tanques ubicados en forma de cascada, el carbón retiene el oro en su estructura porosa luego el cianuro lo arrastra.
Con un aspecto de barro, el oro y otros componentes pasan a la planta de fundición de donde sale un lingote que pesa unos 28 kilos y está compuesto de: 90 % oro, 6 % plata y 4 % impurezas. Se realizan en Gualcamayo dos coladas por semana, la fundición que produce el lingote. Se obtienen 4 lingotes en cada colada y al momento de la visita no había colada prevista.
Según los datos del Ministerio de Minería de la Provincia, desde la primera liquidación de regalías, correspondiente al bimestre marzo - abril de 2009, hasta el bimestre marzo – abril de 2014, Gualcamayo pagó $133 millones.
Marcelo Agulles, coordinador de Comunicaciones Yamana, contó que la planta ha certificado normas de calidad ISO 14.001, de medio ambiente; OSHAS 18.000 de salud y seguridad laboral, y también certificó el Código Internacional para el Manejo del Cianuro.
Aportes
En concepto de regalías, Gualcamayo pagó $133 millones desde su primera venta de oro, marzo-abril de 2009 hasta el bimestre marzo-abril de 2014. De este monto, el 55 % fue a Rentas Generales, $ 73 millones; el 33 % para el Municipio de Jáchal, $ 44 millones; y 12 % para el Ministerio de Minería, $ 16 millones.
El aporte extra regalías acordado con la Provincia, el Fideicomiso, dejó $ 61,9 millones de los cuales se han invertido en obras $ 30,7 millones, según cifras aportadas por el Ministerio de Minería.
Con el dinero del fideicomiso Gualcamayo se construyó en Jáchal: El microhospital de Huaco,
$ 6.243.157; el Centro de Procesamiento de Residuos, $ 6.458.186; la Red de Agua Bajo Huaco $ 1.105.210; se terminó el Polideportivo, $ 8.663.553; y el Sistema Cloacal Jáchal, primera etapa y red de agua, con $ 8.294.912.
Proyecto agroindustrial y turístico
En unas 300 hectáreas propias, en las laderas del camino de acceso a la mina, al Oeste de la ruta 40 y al límite con La Rioja, Yamana Gold puso en marcha su proyecto para la creación de un polo productivo y turístico. La idea es mostrar como la minería puede convivir con el resto de las actividades productivas.
Este año se comenzaron a trazar caminos internos para las líneas eléctricas y a perforar un pozo que provea agua. Comenzarán con 15 hectáreas a modo de prueba piloto y se plantarán hortalizas, olivos y vides. Además se prevé construir cabañas de primer nivel y un hotel con parador para venta de productos.
El proyecto destaca que este polo productivo se encontrará a sólo 50 kilómetros del futuro Corredor Bioceánico que conectará el Atlántico con el Pacífico a través de la ruta 150 en San Juan.
Dato
Gualcamayo ha certificado normas de calidad ISO 14.001, de medio ambiente; OSHAS 18.000 de salud y seguridad laboral, y también certificó el Código Internacional para el Manejo del Cianuro.