A partir del 11 de marzo de 2011, cuando un sismo de 9 grados de magnitud dañó tres de las seis unidades nucleares de la planta de generación de energía nucleoeléctrica de Fukushima, en Japón, el debate sobre la seguridad y riesgos asociados al uso de energía nuclear recobró fuerza.
En el ámbito nacional, el tema también fue objeto de debate desde que en repetidas ocasiones altas autoridades de Gobierno manifestaran su interés por avanzar en esta tecnología. Para analizar estas tendencias, el programa del 7º Congreso Bolivia Gas & Energía 2014, que se desarrollará en Santa Cruz el 20 y 21 de agosto, contempla el panel de “Experiencias en el desarrollo nuclear”.
En ese sentido durante el congreso, el Vicepresidente de la División Proyectos Nucleares de INVAP de Argentina, Juan Jose Gil Gerbino, disertará a cerca del “Desarrollo de la tecnología nuclear y la nucleoelectricidad”, el experto estará acompañado de Viviana Ishida, responsable del área de centrales nucleares de INVAP, una de las mayores empresas desarrolladoras de energía nuclear en el continente.
Además, Leonardo Sobehart, de Desarrollo de Nuevos Negocios de la División Proyectos Nucleares de la misma compañía, hablará de los “Aspectos regulatorios para el desarrollo nuclear en Bolivia”.
En la actualidad la discusión en el ámbito internacional discurre desde dos posiciones, por un lado figuran quienes a partir del incidente de Fukushima vieron una tecnología que debe ser puesta en desuso por lo que consideran un alto riesgo, y por otro lado, están quienes de forma contraria, vieron la seguridad de haber soportado un cataclismo de gran escala con bajas menores.
Además de los cuestionamientos sobre la seguridad, existen otros tópicos que forman parte del análisis como los costos de inversión, el riesgo sistémico que acompaña a la generación termonuclear, manejo a largo plazo de residuos radiactivos y la amenaza de una proliferación nuclear armamentista.
Por otro lado, se destacan las ventajas que implica el uso de energía nuclear, entre ellas la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que resulta del desplazamiento de ingentes volúmenes de combustibles fósiles actualmente utilizados para la generación de energía nuclear. La consecuente independencia de combustibles fósiles y la disponibilidad de energía en forma constante y sostenible.
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PROYECCIONES
En un Informe Especial publicado en la edición Nº 91 de la revista Petróleo & Gas, se estima que “quienes proponen una evaluación serena de la situación y perspectivas de la energía termonuclear argumentan que cuando el furor derivado de Fukushima se haya aplacado, la demanda mundial de energía será la misma, la demanda de energía eléctrica seguirá en camino a duplicarse en dos décadas y las opciones disponibles para satisfacerla serán las mismas. Sobre la base de una consideración sobria y racional, argumentan, la energía nuclear continuará siendo tan atractiva como lo fue hasta 2011”.
En contraposición, están quienes impulsan la noción de una matriz energética libre de energía nuclear y que resaltan la mínima contribución que la energía nuclear realiza a la seguridad energética mundial dado que sólo el 4,5 % de la energía primaria utilizada mundialmente, notablemente por debajo del máximo del 6,4 % registrado en 2000 y 2001 y significativamente por debajo del 8,6 % actualmente derivado de fuentes renovables como la hidroelectricidad, la energía eólica, solar y la biomasa. Notan, por otra parte, que en los últimos años, posteriores al evento de Fukushima, se han clausurado más reactores nucleares que los que han ingresado en operación.
NUCLEAR EN BOLIVIA
Sobre las perspectivas de que Bolivia incursione a la era nuclear, el director nacional general ejecutivo del IBTEN, Luís Romero, explicó que para concretar un proyecto de esa magnitud primero se debe resolver la construcción de un reactor de investigación y la ceración de estructuras institucionales, además de la necesidad de crear una normativa legal que rija sobre esta actividad.