La minería siempre jugó un papel importante en la región Puno, durante la colonia fue uno de los grandes emporios mineros del Perú, con la producción de plata en la minas de Laykakota y San Antonio de Esquilachi. Actualmente cuenta con una cartera de proyectos mineros estimada en 751 millones de dólares, entre ellos, destaca el proyecto Corani y Ollachea, ambas se encuentran en la provincia de Carabaya.
La región Puno, posee ingentes cantidades de recursos mineros polimetálicos y cuenta con áreas estudiadas para su explotación. Los recursos mineros metálicos más importantes son el estaño, plomo, zinc, plata, oro, tungsteno, magnesio y uranio. El 60% del territorio, es considerado potencial para la actividad minera.
En lo que más destaca es la producción de estaño, por ejemplo; con la puesta en operación de la Mina San Rafael (Antauta), la región del altiplano tiene el privilegio de ser el primer productor y único en el país, según el INGEMMET.
La producción en el año 2013 alcanzó a 156 mil 986 Toneladas Métricas de contenido fino, consecuentemente el Perú se convierte en el tercer productor de estaño en el mundo. En su geografía engloba reservas de minerales diversas, teniendo una categoría de polimetálico.
Los estudios demuestran que los recursos polimetálicos están garantizados por los siguientes 15 años y se prevé que pueden aumentar su producción, pues poseen importantes reservas de oro en depósitos diseminados.
La producción de oro es de (125 mil onzas), y se ubica en séptimo lugar a nivel nacional, después Moquegua, Ayacucho, Madre de Dios, Arequipa, La Libertad y Cajamarca, con una reserva probada de 98 mil 390 Kg.F, ubicándose en la quinta casilla.
Dentro de los proyectos más importantes se encuentra Ollachea, se estima que la zona contiene reservas por 920 mil onzas del metal dorado, con una inversión estimada de 180 millones de dólares, siendo la comunidad como principal socia del proyecto.
Las principales reservas de minería aurífera se encuentran ubicadas en las provincias de Sandia, Carabaya, San Antonio de Putina y Lampa, de los cuales se impone el distrito de Cuyocuyo, cuyas reservas ascienden a 50, 000,000 T.M.
También posee depósitos de uranio en Macusani, que podría convertirse en la primera mina de uranio en el Perú, que a tajo abierto sería capaz de producir 2 mil 345 toneladas del mineral y convertirse en el sexto proyecto uranífero más grande del mundo.
La canadiense Macusani Yellowcake, está dispuesta a invertir 331 millones de dólares en la implementación de la mina de uranio, proyectado en ubicar al país entre los 10 primeros productores de este mineral en el planeta, dentro de aproximadamente cinco años.
La empresa canadiense ya está diseñando su estudio de prefactibilidad para pasar a la etapa de explotación en Macusani, donde el Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN) ha realizado arduas investigaciones y exploraciones en las décadas de los 70 y 80, estimando un potencial de 30 mil toneladas de uranio, con proyección a 200 mil.
Respecto, a la producción de plata, la región Puno cuenta con una reserva de 500 millones de onzas, en cartera se tiene el proyecto Corani, que demandará una inversión de 600 millones de dólares, a cargo de la empresa canadiense Bear Creek.
El otro proyecto, que aún está en suspenso es Santa Ana, que contiene unas reservas probadas y probables de 63,2 millones de onzas de plata, que en etapa de estudio de impacto ambiental fue suspendido en el 2011, tras las violentas protestas que lideró el ex dirigente y ahora candidato aymara Walter Aduviri.
LA MINERÍA INFORMAL
Si bien la minería promueve las inversiones para el país, hay sectores que bajo la fachada de micro y pequeña minería, han depredado los recursos naturales en la cabecera de la cuenca Ramis.
La actividad ilícita dejó como consecuencia 58 mil cabezas de ganado muerto en los 10 últimos años en la cuenca del río Ramis, por el consumo de agua contaminada con relaves y mercurio lanzados por la minería informal.
Unos 100 mil mineros han visto como opción laboral la extracción de oro para sobrevivir, en cambio un sector mínimo encontró una suerte de enriquecimiento de la minería informal, a costa de la contaminación de los recursos hídricos y sin pagar impuestos al Estado.
Para un mayor control de la actividad ilícita, el gobierno puso en marcha el proceso de formalización; sin embargo, anda muy lento y con muchas limitaciones.
CONCESIONES MINERAS
De acuerdo a los reportes del Instituto Geológico Minero y Metalúrgico, actualmente en la región Puno existen 4 mil 473 concesiones sobre 2 millones 520 mil 025 hectáreas, de las cuales el 80% son metálicas y el 20% no metálicas.
Dentro de las concesiones mineras, 2 mil 954 concesiones se encuentran tituladas; 433 en trámite; 1006 extinguidos, porque los titulares no pagaron el derecho de vigencia; y 80 se encuentran en abandono, los que fueron declarados improcedentes.
Las provincias donde mayoritariamente hay concesiones son: Azángaro, San Román, Lampa, Melgar, Carabaya, Sandia, Putina y Puno.
Las empresas que tienen mayor número de concesiones en Puno son: BHP Billington World Exploration Sucursal Perú, Newmont Perú, Solex Perú, Compañía de Minas Buenaventura, Global Gold, Camper Exploraciones, Compañía de Exploración Orión, Minera Peñoles de Perú, Consorcio Aurífero de Puno, Minera Antamina, Minera Macusani y Southern Perú Cooper Corporation Sucursal del Perú.
APORTE DE LA MINERÍA
De acuerdo al portal de Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas, en el año 2012 la región Puno recibió 392 mil 994,441 millones de soles, por concepto de canon minero, regalías mineras y derecho de vigencia.
Desde este punto de vista, la actividad minera se considera muy importante porque genera divisas al país y contribuye al desarrollo de la misma. Sin embargo, el problema radica cuando no se actúa con responsabilidad social y ambiental, generando conflictos sociales. Y cuando el dinero se diluye en el proceso de inversión en obras.
En el caso de Puno, el hecho más emblemático fueron las protestas sociales de la poblaciones aymaras de las provincias de Chucuito, Yunguyo y El Collao, ocurrido en mayo y junio del año 2011 en rechazo a las concesiones mineras, la cual concluyó con la cancelación temporal de la minera Santa Ana.