El Gasoducto Sur Peruano (GSP), recientamente licitado por Proinversión y que estará a cargo del consorcio conformado por Odebretch y Enagás, fue uno de los "caballitos de batalla" del reciente mensaje por Fiestas Patrias del presidente Ollanta Humala.
El mandatario destacó que gracias al GSP podrán entrar a operar industrias, centrales térmicas, así como alimentar al transporte público y privado del sur del país.
Permitirá, además, cumplir con una de las más anheladas promesas de campaña electoral, que es llevar el gas natural barato a más de 7 millones de conciudadanos.
"El primero en beneficiarse de este gas será el Cusco, luego toda la macro sur y finalmente todo el país. De esta manera se afianza la seguridad energética del país y se promueve la industria petroquímica", aseguró.
El GSP consiste en el diseño, financiamiento, construcción, operación, mantenimiento y transferencia al Estado de un sistema de transporte de gas natural con una longitud mayor a mil km y un diámetro de 32 pulgadas, en tres tramos. La conclusión del GSP está calculada para diciembre del 2017.
Un hecho que llamó la atención fue la omisión de la reciente modificación del contrato de concesión del lote 88 de Camisea que abastecería el GSP.
Genera equilibrio
Para Pedro Gamio, ex viceministro de Energía, recordó que este emblemático proyecto se encontraba retrasado y ya se había avanzado con mayor capacidad de generación en el sur del país. “El GSP es importante para dar equilibrio el país, desde el punto de vista económico y energético, además que permitirá tener precios competitivos en el tema de la energía”, aseguró.
Explicó que con el GSP implementado habría una tarifa de energía entre US$ 60 y US$ 65 el megavatio/hora, y no tener el GSP andando significaría tener una energía por sobre los US$ 220 a US$ 250 el megavatio/hora.
"Es mejor exportar electricidad que gas porque podría traer un posible desabastecimiento del hidrocarburo ante la creciente demanda", opinó.