El convenio suscripto con el gigante asiático fue presentado por Cristina Kirchner como un colchón financiero que evitará turbulencias. Pero los economistas tienen serias dudas de que ese dinero pueda utilizarse para el pago de obligaciones o para reforzar las reservas. ¿Para qué sirve?
Por Florencia Gagliardi.
La Argentina tiene amigos que la van a ayudar a capear el temporal: ese es el mensaje que en estos momentos los funcionarios están tratando de difundir, ante la realidad asumida de un probable default.
Y ahí es donde Cristina Kirchner ha sacado a relucir uno de sus más recientes argumentos tranquilizadores: el acuerdo realizado con las autoridades de China, por el cual se podrá hacer un "swap" de monedas.
Desde el punto de vista de la mandataria, el convenio firmado con el gigante asiático servirá para blindar al peso argentino contra eventuales ataques especulativos.
Por cierto, la cifra impresiona: son u$s11.000 millones -en su equivalente en yuanes- que están allí, a mano del Banco Central argentino, para que sean utilizados ante cualquier contingencia.
Sin embargo, no todos son tan optimistas. De hecho, hay analistas que creen que el acuerdo es poco menos que irrelevante para contrarrestar una crisis financiera.
"Es una fantasía", afirma, sin eufemismos, el economista Carlos Melconian, cercano al partido de Mauricio Macri.
"El yuan no tiene inserción internacional", argumenta, el ex jefe del Banco Central, Aldo Pignaneli.
Como suele ocurrir cuando existen opiniones tan opuestas, lo que termina incrementándose es la confusión. Al final, ¿el Gobierno encontró las llaves del "blindaje perfecto" que lo ayudaría a evitar una devaluación o, por el contrario, el acuerdo no es más que una distracción propagandística?
¿En qué consiste exactamente el swap?
Es un intercambio de monedas, una práctica que resulta habitual en el mundo financiero internacional. Sobre todo, para evitar el uso del dólar en las transacciones.
Pero, para el caso argentino, tal como la propia Cristina explicó, el acuerdo no se firmó con el objeto de usar los yuanes para el comercio bilateral, sino para reforzar las finanzas nacionales.
"Un swap te permite tener acceso a la moneda de otro país. Es una herramienta financiera entre partes que tiene mejor crédito y confianza, porque la plata no está destinada al gasto público", afirma Pedro Rabassa, ex economista jefe del Banco Central.
Para el ex funcionario, el swap está pensando "para épocas donde hay que reforzar las reservas por motivos transitorios".
"A efectos prácticos, un swap no es más que un crédito", señala Ramiro Castiñeira, economista de la consultora Econométrica.
Y grafica: "Hay dos maneras de hacerse de un producto: porque lo compraste con tu plata o porque lo adquiriste con dinero de terceros. Podes llamarlo swap o cuenta de almacenero".
¿El acuerdo tiene costo?
Juan Pablo Paladino, jefe de investigaciones de la consultora Ecolatina, hace una aclaración: "Un swap no es un regalo que nos hace China. Básicamente es un acuerdo de intercambio: el Banco Central de Argentina entrega pesos y el de China le da yuanes".
"Esto, con el compromiso de hacer la operación inversa en un momento determinado", añade. En este caso específico, si la Argentina toma una parte de yuanes, deberá devolver el dinero en un plazo de un año, más un interés.
¿A qué tasa? No fue oficialmente informada por el BCRA, pero el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, señaló que sería de "entre el 6% y el 7%".
No es lo que se dice un tipo de interés barato en términos internacionales, pero sí es inferior al que algunos bancos de inversión le venían ofreciendo al Gobierno en estos últimos meses.
¿Cómo se ejecuta el canje?
El hecho de que exista este acuerdo no significa que necesariamente deba utilizarse. De hecho, en 2009 ya hubo otro swap similar sin que las autoridades argentinas hayan pedido un yuan.
Para activar el convenio, el Banco Central debe solicitarle un monto específico a su par chino.
Y, por cierto, en ningún momento llegarán físicamente los billetes con la efigie de Mao en un avión desde ese país para ser guardados en las bóvedas de la institución argentina.
Lo que ocurre tras la aprobación china es que los yuanes aparecen en los sistemas del Banco Central como un dinero depositado en una cuenta a su nombre.
A partir de ese momento, se abren dos posibilidades.
1. Que el dinero sea utilizado para el comercio bilateral. En este caso, ante una importación de productos chinos, se debitan (restan) los yuanes de la cuenta argentina.
2. Que los yuanes sean utilizados con fines financieros más que para transaccionar mercadería. Para eso, deben ser convertidos a divisas estadounidenses.
Este último aspecto es clave y lleva a una de las cuestiones centrales en la que los analistas ponen el foco.
¿Es la moneda china "convertible" a dólares?
Este es un punto sobre el cual la publicidad oficial ha hecho fuerte hincapié, al señalar que hay un creciente número de naciones que tienen al yuan como una de sus divisas de reserva. Y que, por lo tanto, es de amplia aceptación a nivel internacional.
No obstante, en el gremio de los economistas argentinos no hay tanta seguridad al respecto.
"La convertibilidad del yuan está limitada. Es decir, sólo algunas plazas financieras -entre las cuales no se cuenta la local- permiten convertir cantidades significativas de yuanes a dólares", sostiene Gabriel Caamaño Gómez, economista jefe de la consultora Ledesma.
Pero, además, hay otro punto significativo. Suponiendo que estos yuanes sí puedan ser cambiados, hay que considerar a qué cotización se haría.
Ocurre que en China hay una tasa oficial que marca que un dólar equivale a 6,36 yuanes. Por eso, el monto oficial de 70.000 millones (de yuanes) es equiparado a u$s11.000 millones.
Pero cuando la Argentina quiera convertir la divisa china en moneda estadounidense deberá recurrir al mercado financiero. Y allí, la cotización no necesariamente será la misma.
Cuanto menos líquida es una divisa, mayor es el "spread" -es decir, la diferencia entre la punta compradora y vendedora - y, por lo tanto, la Argentina recibirá menos dólares de los que teóricamente los chinos le estarán prestando.
Esto implicará otro costo financiero adicional en la operación.
Si hay default, ¿el swap compensará la falta de dólares?
Esta es otra de las preguntas clave. Y la respuesta no es tan simple.
La interpretación del Gobierno es que será un verdadero "colchón" que ayudará a pasar un eventual momento complicado, como puede ser un período de default, en el cual la Argentina disminuya aun más su acceso al crédito internacional.
En este sentido, fue la misma Cristina Kirchner quien se encargó de dejar en claro que si ello llegara a ocurrir, el intercambio podría ser utilizado como "recurso monetario" para compensar la falta de crédito y blindar al peso contra posibles "ataques especulativos" de los buitres.
La jefa de Estado fue enfática y calificó el swap como una herramienta "esencialmente de carácter financiero".
Ahora bien, lo que varios se preguntan es si la Casa Rosada podría hacer uso del dinero chino para, por ejemplo, cancelar obligaciones con bonistas u organismos internacionales.
Y se formulan este interrogante porque sólo en el último trimestre del año habrá que hacer frente a vencimientos por u$s2.700 millones.
Hay economistas que se muestran escépticos respecto de esta eventual disponibilidad financiera.
Rabassa, apelando a su experiencia cuando estuvo en el Central, sostiene que el swap no es una herramienta que pueda usarse para "problemas estructurales".
"Esto no es algo que uno solicite porque tiene que pagar una deuda", señala.
La opinión generalizada de los analistas es que, más que usarse para enfrentar obligaciones, el valor de este monto de yuanes sería el de un refuerzo de las reservas.
"Un swap no arregla un problema permanente del balance de pagos", pero se puede utilizar ante la escasez de dólares para "apuntalar transitoriamente las reservas" y "blindar el peso en el corto plazo", define Paladino.
Pero aquí es donde aparece uno de los puntos más polémicos...
Estos yuanes, ¿pueden considerarse reservas del BCRA?
El requisito para poder incorporarse a las arcas de la entidad es que estos yuanes deben ser, previamente, transformados a dólares.
"Hay que encontrar el candidato", comenta un ex alto funcionario del Central, quien cuenta con la experiencia de haber participado en el swap de 2009. Sugiere que habría que acudir a alguna plaza internacional como Hong Kong.
No todos creen que será fácil, sobre todo en un contexto complicado para la Argentina, como sería un default.
"La posibilidad de usar este swap para nutrir las reservas no es tan directa, por ejemplo, en caso de una corrida cambiaria o para cubrir la necesidad de otra divisa resultante del déficit del comercio con otro socio comercial", opina Camaño Gómez.
Más contundente aun es Pignanelli, el influyente ex titular del Central: "No es que van a ingresar dólares a la Argentina".
Más bien, considera que a lo sumo mejorará la posibilidad de que aumente la importación de productos chinos.
Es decir, nada que resulte de utilidad para la emergencia que implica un default.
Y no falta quienes consideran que el principal sentido de este acuerdo está más vinculado a una cuestión de imagen y expectativas que a la posibilidad concreta de cambiar yuanes por billetes verdes.
"Si un país tiene un swap abierto, lo que se garantiza es que 'no voy a tener un problema en la balanza de pagos en el corto plazo, quédense tranquilos que no me voy a quedar sin dólares porque esto es transitorio'", ejemplifica Paladino.
Si hay default, ¿los chinos prestarán plata?
Nadie vio la "letra chica", pero hay analistas que plantean sus dugas.
Como recuerda el economista Federico Muñoz, la agencia Dagong, una de las calificadoras de riesgo más importantes de China -y con mayor cercanía al gobierno-, califica a la Argentina con el rating más bajo de América latina.
Si el país cayera en default, esa nota bajaría hasta un nivel de "no aceptable como sujeto de crédito".
Es al menos dudoso que, teniendo esa opinión sobre la solvencia de la Argentina a la hora de pagar, China se haya dispuesto a realizar este intercambio.
"Supongamos que en un escenario de crisis nos vamos al default; yo dudo mucho que en esas circunstancias China active esa línea de crédito", es la inquietante observación de Muñoz.
¿Y si son los chinos los que piden plata?
En teoría, también los chinos podrían, eventualmente, pedir una línea de crédito contingente en pesos argentinos.
De más está decir que si la libre conversión del yuan en el mercado internacional es incierta, respecto del peso argentino no cabe la menor duda: es imposible canjearlos por dólares.
Haciendo ostentación de su capacidad para el eufemismo, los analistas consultados dijeron que la eventualidad de que los chinos pidan pesos es, al menos, "muy poco probable".