El dólar paralelo saltó hoy 35 centavos y cerró a 13 pesos en la plaza local. La brecha con el oficial, que subió un centavo a 8,20 pesos en pizarras de la City porteña se amplió a 58,54 por ciento. La indefinición sobre los holdouts, con el Gobierno alimento el nerviosismo.
El índice Merval operó casi toda la rueda en baja y aunque a primera hora de la tarde parecía que repuntaba en la última media hora se hundió para cerrar con una baja del 1%. Entre los bonos hubo bajas generalizadas pero con poco volumen negociado.
El dólar paralelo marcó un máximo histórico de 13,10 pesos a fines de enero, cuando el Gobierno administró una devaluación del tipo de cambio oficial, pero luego retrocedió y llegó a cotizar por debajo de los 12 pesos.
La divisa en el mercado marginal registra una ganancia de 30 por ciento en el año, superior al alza del 25,40 por ciento que registró en el promedio de bancos y de casas de cambio de esta ciudad, en el mismo lapso.
El alza de la divisa también quedó registrada en el mercado mayorista, donde avanzó seis milésimas a 8,184 pesos, nuevo máximo histórico, en una rueda en que el Banco Central acotó el alza con fuertes posturas en los futuros.
El dólar marginal mostró una nueva suba ante la incertidumbre generada por el estancamiento de las negociaciones en Nueva York entre el Gobierno y los fondos buitre, y el posible ingreso a default de la Argentina.
El billete verde llegó a $13 en las cuevas del microcentro porteño, frente a los $12,65 del cierre del pasado viernes. De esta manera, en el mes acumula una suba cercana al 7%.
Al mismo tiempo, el blue se aproximó a su precio récord del pasado 23 de enero pasado, cuando se comercializó a $13,05 para la venta, luego que el Gobierno realizó una fuerte devaluación (24%) del tipo de cambio fijado por el BCRA.
Por su parte, en el mercado único y libre de cambios, la divisa oficial se negoció a $8,20, un centavo más que en la jornada anterior.
Con esta cotización, el dólar turista o tarjeta se fijó en $11,07, mientras que el destinado a atesoramiento alcanzó los $9,84.
De esta manera, lo que la brecha entre el fijado por el Banco Central y el blue rondaba el 58%.
Finalmente, en la Bolsa de Comercio, el contado con liquidación "casero" con títulos públicos valía $11,36. En tanto, las operaciones realizadas con acciones argentinas que cotizan tanto en la plaza local como extranjera valía 9,90 pesos.
Las reservas del Banco Central cerraron el viernes en u$s29.708 millones.
La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan un tercio de las exportaciones argentinas, anunciaron este lunes que la semana pasada las empresas del sector liquidaron la suma de 640 millones de dólares.
Asimismo, el monto liquidado desde comienzos de año hasta el 25 de julio asciende a 15.636 millones de dólares.
Presión al dólar
Más allá que la incertidumbre en la resolución del conflicto con los holdouts y el consecuente posible ingreso de la Argentina en default sea el factor que "fogonea" a que el blue haya trepado un peso en los últimos 15 días, existen otros motivos que alimentan a que los ahorristas se inclinen por dolarizar sus ahorros.
Dos de ellos son estacionales:
-El cobro del aguinaldo de principios de julio (más pesos disponibles en el mercado).
-La mayor demanda de divisas por las vacaciones de invierno.
Y hay otro factor que tiene relevancia y le allana el camino a la cotización del marginal para que siga escalando sin prisa y sin pausa: el llamado "dólar de convertibilidad".
Con esta variable se hace referencia a la cifra que surge de dividir el total de pesos en circulación respecto a la cantidad de reservas.
En buen romance, los inversores "miden" cuántos billetes argentinos circulan por cada divisa estadounidense que hay de respaldo en el BCRA.
El Gobierno, con Axel Kicillof a la cabeza, critica esta metodología. Pero lo cierto es que el mercado sigue este parámetro muy de cerca.
De hecho, desde la instauración del cepo cambiario, la cotización del dólar blue ha "calcado" a la del de convertibilidad, sólo alejándose en determinados momentos, por unos pocos días, para luego volver a "tomarle la mano"
Una interpretación que suele hacerse en la plaza cambiaria es que justamente el dólar de convertibilidad es el que le allana el camino al blue para que éste siga subiendo.
"Es un valor de referencia para el mercado, que indica si hay o no un deterioro en la relación de cobertura con reservas que se tienen de los pesos en circulación", afirma Gastón Rossi, de la consultora LCG.
"Es cierto que el nivel del dólar de convertibilidad viene a ser como un imán. Más temprano que tarde, el paralelo termina yendo en esa dirección. Más aun, si el Gobierno se ve forzado a ir devaluando lentamente", señala Miguel Angel Boggiano, de Carta Financiera.
Diego Giacomini, analista jefe de Economía & Regiones, afirma que esta referencia es la que "le marca la tendencia de largo plazo al blue, pese a que ambos puedan temporalmente estar desalineados".
En igual sentido, opina José Luis Espert, que agrega: "En la medida en que el Banco Central siga emitiendo más pesos que los que la gente demanda o usa, el tipo de cambio de convertibilidad no parará de subir".
Si uno le allana el camino al otro, razonan los analistas, el blue ahora estaría encontrándose con un "upside" del 10% respecto a la previa de las vacaciones.
La incertidumbre de los últimos días ante el posible ingreso en un posible default y el consecuente alza del dólar informal hasta los $13, sobrepasó, luego de varias semanas de encontrarse por debajo, a la referencia actual del "tipo de cambio de convertibilidad", que es de $12,83 (según últimos datos oficiales).
"El Gobierno hace más de lo mismo: eleva el gasto y la emisión, no entran dólares y se queda cada vez con menos margen para resolver los problemas", concluye el ex presidente del Banco Central, Aldo Pignanelli.
La brecha cambiaria en alza
Al mismo tiempo, se encendió otro problema para el Gobierno, la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el blue se amplía cada vez más y ya se acerca al 60 por ciento.
Hace diez días atrás, cuando el mercado daba por hecho que el juez Griesa repondría el stay y cobraba fuerza un escenario en el cual el Gobierno terminaría arreglando con los holdouts, las proyecciones sobre el dólar eran más alentadoras que ahora.
Bajo este supuesto, desde Econviews barajaban la posibilidad de que, hacia el último trimestre del año, la brecha cambiaria podría experimentar una importante baja y pasar del 58% actual al 20%, "debido a una mejora importante de las expectativas".
Sin embargo, la posibilidad de que se ingrese en el temido camino del default, echó por tierra todas las proyecciones.
"Con este nuevo escenario, el mercado ahora prevé un dólar oficial cercano a los $10 y un gap respecto del paralelo bastante mayor al 50%, al menos hasta que se salga de esta situación", apuntó Eric Ritondale, economista senior de Econviews.
Para Miguel Ponce, gerente de Relaciones Institucionales de la Cámara de Importadores de la República Argentina, "una brecha cambiaria en ascenso es la peor noticia para el sector empresario en general y para el importador en particular".
"Cualquier nivel por encima del 50% hace absolutamente difícil planificar la producción y anticipar los costos de reposición de insumos. Esto es grave considerando que un altísimo porcentaje de las importaciones tienen como destino diferentes procesos productivos", acotó el directivo.
Desde el sector agropecuario también mostraron sus temores ante un eventual default y un crecimiento de la brecha cambiaria.
En este sentido, Ernesto Ambrosetti, economista jefe de Sociedad Rural, advirtió en diálogo con iProfesional que "de darse este escenario, prevemos un fuerte incremento de los costos de los productores, porque un alza del dólar blue alimenta las expectativas de devaluación y los proveedores de semillas, agroquímicos y maquinaria, no van a cobrar los insumos al tipo de cambio oficial, van a intentar cubrirse".
Ante estos múltiples frentes de conflicto que se abren para la economía de cara a los próximos meses, todas las expectativas están puestas ahora a 8.500 kilómetros de distancia, en Nueva York, donde Pollack al menos dejó una hendija abierta a un posible entendimiento. Para ello, habrá que esperar qué sucede en las próximas reuniones.