El senador nacional y candidato a la presidencia del MPN, Guillermo Pereyra, se refirió a la posición del Ejecutivo provincial contra el proyecto de Ley Federal de Hidrocarburos y consideró que “el gobierno neuquino tendría que haber convocado al partido, para que se reúna la Convención y tome una posición para llevar su respaldo”.
Pereyra aseguró el viernes, durante una reunión con vecinos del barrio Valentina Sur, que los funcionarios provinciales del más alto nivel "se han olvidado del partido y ya no visitan la Convención Partidaria ni la Junta de Gobierno" para explicar o debatir los temas importantes. “No se puede gobernar aislado cuando tenemos un partido de más de 100 mil afiliados”, afirmó tomando como ejemplo a la discusión por la Ley Federal e Hidrocarburos:
En cuanto a las palabras del ministro de Economía Omar Gutiérrez, que dijo que no entregarán el partido a los sindicatos, Pereyra recordó que Felipe Sapag fue uno de los que más ayuda prestaron a los trabajadores durante las grandes huelgas ferroviarias y petroleras de los años 50’, que dieron el puntapié inicial para el nacimiento del partido. “Se equivocan aquellos que dicen que no le van a entregar el partido a los trabajadores, porque los trabajadores somos los dueños del partido”, reafirmó el dirigente petrolero en el acto partidario que se realizó de cara a las internas del próximo 24 de agosto.
El gobernador de Neuquén, Jorge Sapag, y el senador y líder gremial de los petroleros, Guillermo Pereyra, están parados sobre una mina de oro o algo muy parecido. Ambos son del MPN y se disputan su provincia para determinar quién se quedará con el manejo de los millones que dejará Vaca Muerta en los próximos años. La expectativa de recaudación por regalías y otros impuestos provinciales en las siguientes tres décadas, de concretarse los acuerdos proyectados, supera los US$ 100.000 millones de dólares. Con ese panorama, Pereyra quiere convertirse en el próximo gobernador, mientras Sapag apura negociaciones en el sector de hidrocarburos con el propósito de justificar su re-re.
Según Sapag, en la próxima década arribarán inversiones (de piso) gracias a Vaca Muerta por US$ 10.000 millones. El acuerdo con YPF/Chevron le dejará, a lo largo de los 35 años, US$ 8.859 millones en regalías y US$ 2.225 millones en Ingresos Brutos. Es el principio: tanto Sapag como el CEO de YPF, Miguel Galuccio, aguardan la llegada de seis a 10 jugadores de la dimensión de Chevron, capaces de aportar entre US$ 10.000 y US$ 15.000 millones cada uno, dejando a la provincia un número que superaría los US$100.000 millones en regalías e impuestos sellos.
Neuquén, además, puede contar con los ingresos que le traerán los acuerdos de la empresa provincial GyP. Esta firmó un convenio por US$ 3.350 millones con la alemana Wintershall y cerrará contratos por otros US$ 3.000 en 2015.
En 2008, tres años antes del descubrimiento de Vaca Muerta, la inversión en la provincia fue apenas de US$ 800 millones.
Este año superará los US$ 5.000 millones. Como contrapartida Neuquén recibirá 5.000 millones de pesos en regalías contra los 3.227 millones de 2013. ¿Quién administrará los frutos de esta riqueza?
Sapag no desea hablar de su re-re, pero es un hecho que su equipo la pondrá en la agenda de la Legislatura antes de diciembre.
“Lo veo difícil, no sé si hay tiempo”, le dice a Clarín, aunque no la descarta. En lo inmediato, está el borrador de la Ley de Hidrocarburos y el complejo escenario con la Nación. “Estamos en un 50 y 50. Yo no quiero quedar como un rebelde sin causa frente al Gobierno. Hay aspectos del borrador en los que coincidimos y en otros en los que no y que no son negociables”, explica, diferenciándose de Pereyra. A Sapag lo enojan dos cosas: la embestida del Gobierno en contra las provincias (que incluye la limitación de las petroleras provinciales), y los ataques de Pereyra.
Por su parte, el gremialista ha alimentado la idea de que Sapag no tiene carácter para defender los derechos de los neuquinos: “El Gobierno nos quiere limitar, que saquemos el impuesto a los sellos, que congelemos los ingresos brutos, bueno paren, porque por arriba no nos van a pasar”.
YPF, en tanto, no acepta que GyP continúe negociando áreas potencialmente ricas con el sistema de acarreo. En las zonas bajo su órbita, “el carry” le permite ser socia de los inversores entre un 10% y un 20% sin poner dinero. Esto, explican en YPF, representa una pesada carga para los inversores y más cuando se trata de yacimientos no convencionales. En la compañía aclaran que otorgarle a GyP un 10 ó 20% de una inversión no convencional sin poner plata es inimaginable en el futuro. El gobernador pretende discutir área por área de GyP cuando llegue el inversor. Pereyra insiste en que el borrador no debe tocar a GyP en ningún aspecto.
Más temprano que tarde, Vaca Muerta dejó de ser Disneylandia, un lugar para visitar y sacarse fotos discurseando sobre el progreso, y se asumió como lo que es en esta coyuntura: el epicentro de la pelea política más dura de los últimos años entre el gobierno del MPN y el de Cristina Fernández.
El escenario es de confrontación, y las únicas diferencias que reconoce son de estilo, que a su vez reflejan cuestiones de conveniencia estratégica. Pero lo concreto es que el pacto petrolero no se concreta, la ley de hidrocarburos sigue lejana, y la presión del gobierno nacional sobre el neuquino encuentra mucha resistencia, y un progresivo abroquelado político, que es integrado no solo por el MPN.
El partido provincial, en medio de una interna por la conducción, ha apartado el tema y lo ha ubicado en el rango de política de Estado. Hay diferencias de diagnóstico e interpretación entre azules y azules-blancos-celestes; pero no hay división en lo que se presenta como vital defensa de los “intereses neuquinos”.
El senador y sindicalista Guillermo Pereyra acaba de ratificar, este jueves, que habrá otro paro, la semana próxima, de 48 horas, con afectación de la producción petrolera. El motivo es el despido de 73 empleados de la refinería Renesa, del grupo MAS Energía; pero el contexto es el de “la extorsión” del gobierno nacional contra el gobierno neuquino, que ha incluido, dice el rival de Omar Gutiérrez en la interna emepenista, el cierre de la canilla del flujo de fondos para obras acordadas y comprometidas antes del conflicto.
El referente del sector Celeste del MPN, aliado con Pereyra en la interna, el ex diputado nacional José Brillo, fue más allá en sus acusaciones políticas al momento de referirse a la situación actual: “con la nueva Ley de Hidrocarburos que se proponen sancionar queda claro que tanto el Gobierno Nacional como YPF se comportan como buitres sobre Vaca Muerta”, disparó, y mencionó como característica de fondo “la voracidad del Kirchnerismo”.
“Los que habitamos éste suelo Neuquino debemos resistir con firmeza el atropello y la extorsión a que nos somete el Gobierno Nacional, congelando los fondos para infraestructura, ahogando financieramente a las refinerías neuquinas dejando 70 empleados en la calle, y seguramente con la amenaza de ahogo sobre el Estado Provincial Neuquino”, sostuvo Brillo, en declaraciones a radios locales, este jueves.
En este contexto, el gobierno nacional habló a través de YPF, remarcando la importancia de las pérdidas económicas que implica el paro petrolero del gremio conducido por Pereyra, que realmente –como se preveía- tuvo un acatamiento unánime en los yacimientos.
“El impacto de la medida sobre la producción de YPF, que comenzó a las 20 horas de ayer, es de 80.000 barriles de crudo y 3 millones de metros cúbicos de gas con una pérdida estimada en 12 millones de dólares. Si se considera que el paro es por 24 horas y que la puesta en marcha de los yacimientos demora unas 48 horas adicionales, el volumen total de perdidas ascendería a 160.000 barriles de crudo y unos 6 millones de metros cúbicos de gas”, informó en un comunicado la empresa conducida por Miguel Galuccio.
Así, las sonrisas bajo los cascos de seguridad ante las cámaras, mutaron en muecas de disgusto ante la confirmación del conflicto. El gobierno nacional posiblemente sepa que no hay solamente una medida sindical aquí, sino la traducción concreta de una resistencia política ante lo que se considera un avasallamiento de las autonomías provinciales que garantiza la Constitución.
Si esto es así o no, se verá a lo largo de este proceso de confrontación, en el que la Vaca Muerta ya no forma parte del elenco placentero de una Disneylandia del subdesarrollo, sino parte activa de una pelea despiadada por los recursos y su utilización política.
Rubén Boggi