Julio es un mes clave para las arcas fiscales. En esta fecha, el Ministerio de Hacienda hace el tradicional llamado a los comités de expertos que recomendarán dos factores clave que se toman como referencia para el diseño del Presupuesto fiscal del año siguiente: el PIB de tendencia y el precio del cobre de largo plazo.
En este contexto, se anticipa que para el erario nacional 2015 continuará la tendencia de este año, caracterizado por la estrechez de recursos y un deteriorado escenario macro, con un gasto fiscal que volverá a crecer por sobre el Producto (4,6% versus 3,9%, respectivamente), además de un déficit fiscal que por segundo año consecutivo se ubicará en torno al 2%.
Así lo revela el promedio de las proyecciones realizadas por nueve economistas de consultoras y departamentos de estudios, quienes coinciden que el erario de 2015 continuará con la tendencia a engrosar el déficit efectivo de las cuentas fiscales, a pesar de la aprobación de la reforma tributaria, hoy en discusión en la comisión de Hacienda del Senado.
De esta manera, el gasto fiscal crecería por segundo año en hilera por sobre el Producto. Este año se prevé que el gasto del Estado se expanda en torno a 4,6%, con una economía en desaceleración que crecerá levemente sobre el 3% o -inclusive- más abajo.
Asimismo, los expertos anticipan un precio del cobre levemente por sobre los US$ 3 la libra. Y si bien un precio del metal rojo tan bajo tiene efectos negativos sobre la economía y los ingresos fiscales, aquello logrará ser compensado por un mejor ambiente externo, con Estados Unidos y las economías desarrolladas continuando su recuperación de manera sostenida, a lo que se agrega un escenario local de mayor expansión, impulsada por un mejoramiento en los niveles de inversión y una política monetaria más expansiva que comenzará a tener efectos positivos en la actividad.
Así lo señala el economista jefe de Banco Penta, Matías Madrid, para quien la mayor inversión vendrá de la mano de un mejor ciclo para la minería y “un escenario más despejado en términos de la discusión de temas que podrían eventualmente haber afectado la inversión, como la reforma tributaria”.
Similar opinión tiene el economista de Scotiabank Chile, Benjamín Sierra, a lo que agrega el efecto de una política monetaria más expansiva.
“El viraje expansivo de la política monetaria debería haber sido asimilado completamente y manifestar su efecto en varias áreas productivas”, argumenta.
El factor reforma
La discusión sobre el proyecto impositivo también tendrá efectos de magnitud sobre el erario nacional y sus principales variables.
Por ejemplo, la economista senior de CorpResearch, Karla Flores, plantea que dado que la meta fiscal fijada para la convergencia a un balance estructural está supeditada a la aprobación de la reforma tributaria, esto abriría dos escenarios para el gasto y el déficit fiscal el próximo año.
“Si se quisiera mantener un déficit fiscal efectivo en torno a 2% del PIB, el gasto debería crecer no más allá de 3,5%. Si el gasto mantuviera una expansión en torno a 6% -igual que lo presupuestado para 2014-, el déficit fiscal efectivo se ubicaría en torno a 2,5% del PIB”, señala la experta.
Similar argumento tiene el economista de BCI Estudios, Antonio Moncado, para quien una estimación sobre el déficit fiscal dependerá del resultado final de la discusión tributaria y el monto que el gobierno logre recaudar con el proyecto.
“Independiente de ello, en nuestro escenario estimamos que el déficit efectivo podría ubicarse levemente por debajo del 2% del PIB”, argumenta.
El economista de Rojas y Asociados, Patricio Rojas, estima que el déficit fiscal efectivo rondará el 1,5% del PIB este año, “suponiendo que el Fisco recibe cerca de US$ 2.000 millones adicionales de recaudación producto de la reforma tributaria.
Similar sería el efecto en la expansión del gasto público, estima el economista de BBVA Research, Cristóbal Gamboni, para quien si se aprueba la reforma con un mayor ingreso de 0,8% del PIB, junto con un meta de déficit estructural de 0,75% del PIB, el gasto del Estado debería crecer cerca de 7%. “En caso contrario, si la reforma tributaria no recaudara nada el próximo año, el gasto sólo alcanzaría a crecer cerca de 3%”, señala.