Por Martín Bidegaray.
La escena comienza a repetirse en distintas sucursales de las distribuidoras de gas de Buenos Aires: largas filas de personas que buscan que el Gobierno no les quite los subsidios a las facturas de gas. Según datos a los que accedió Clarín, casi 100.000 personas pidieron mantener beneficios. Algunas tienen que mostrar que reúnen los requisitos para seguir siendo subsidiadas. Otras se niegan a pagar por el gas importado y cuentan con un amparo judicial que habilita a los clientes a no abonar ese incremento, que fue del 300% desde abril.
En las empresas prefieren no hablar y el ente regulador Enargas no brinda cifras. Pero basta pasar por las oficinas comerciales de las compañías para ver las colas de clientes. La expectativa es que el número de los que solicitan mantener los beneficios seguirá creciendo mientras las facturas traigan importes más elevados, lo que sucede a medida que avanza el invierno por el mayor consumo.
La quita de subsidios, que fue acompañada de una suba del gas importado, hizo que las facturas hasta ahora se triplicaran. Por caso, un hogar de clase media acomodada pasó de pagar $ 250 a casi $ 800. Y todavía le falta que se concrete otro aumento del gas importado, que llevará a que las subas alcancen 300%.
Entre quienes piden mantener los subsidios, se distinguen dos perfiles. Por un lado, están los sectores de ingresos rezagados, que acreditan no poder afrontar un incremento mínimo en su factura. Las empresas toman su pedido, lo trasladan al entre regulador (Enargas) y le mantienen el subsidio. En caso de que Enargas encuentre inconsistencias, les exigen documentación adicional.
Pero también están los que no quieren pagar por el aumento del gas importado. En general, son de clase media. La factura ya les aumentó en abril, pero recién en estos días vieron que el monto de la boleta se escapaba (hasta $ 500/$600). Por eso, van a las sucursales de Metrogas o Gas Natural BAN y piden no pagar. Pueden hacerlo porque hay una medida cautelar concedida en 2009 por la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal que le permite a cualquier cliente residencial no abonar el “cargo correspondiente al gas importado” –principal componente de la factura– hasta que se resuelva la cuestión de fondo sobre la constitucionalidad o no de dicho cargo, que fue creado en 2008.
Para seguir dentro de los subsidios, hay que tener el aval del Enargas, hasta que el Estado apruebe. El hogar queda inscripto y se lo pone bajo “exceptuado”. Para no pagar el aumento del gas importado, el trámite es personal.
No se puede hacer ni por teléfono ni por Internet. Tampoco el cliente obtiene ese beneficio en forma automática. Cada vez que no quiera pagar, tiene que ir a la oficina comercial y realizar la protesta correspondiente.
Se ven miles de casos como estos en el Conurbano norte. Los empleados de las distribuidoras están con actividad fuera de lo común en estos días. “En abril, pagaban el gas importado porque el importe era bajo. Pero ahora que las facturas suben, están viendo números que no les gusta, así que prefieren tomarse su tiempo y tratar de zafar del aumento”, rezongan administrativos de las empresas.