Australia abolió este jueves una "tasa carbono" criticada por los grupos del sector minero que había sido instaurada dos años atrás por el gobierno laborista para reducir las emisiones de carbono, en el marco de la lucha contra el cambio climático.
La cámara alta del parlamento votó por 39 votos contra 32 la anulación de esta tasa, una medida prometida por el partido conservador que llegó al poder en setiembre de 2013. El resultado de la votación recibió tímidos aplausos.
El primer ministro australiano, Tony Abbott, aseguraba que los consumidores eran quienes sufragaban finalmente la subida de esta tasa a través de facturas más elevadas.
"Es una gran noticia para las familias australianas y para la pequeña empresa de nuestro país", señaló Abbott, para quien los estudios científicos que atribuyen el calentamiento global a la acción del hombre son "absolutas tonterías".
Australia emite el 1,5% de emisiones de gas de efecto invernadero en el mundo, pero al mismo tiempo es uno de los emisores más grandes del mundo por habitante a causa de su dependencia del carbono para la producción de electricidad.
Asimismo, el sector minero es el motor del crecimiento australiano desde hace 15 años y el país cuenta con varios gigantes del sector, entre ellos, Rio Tinto y BHP Billiton.
La "tasa de carbono", introducida por el gobierno de la laborista Julia Gillard, obligaba a las 350 compañías más contaminantes a pagar en función de las emisiones de carbono que producían, con el objetivo de reducirlas. En concreto, 23 dólares australianos (16 euros) por tonelada de carbono.
El gobierno de Tony Abbott promueve un plan de "acción directa", que comprende por ejemplo estímulos financieros para las empresas que deseen mejorar su balance energético.
Antes de la votación, la dirigente de Los Verdes, Christine Milne, estimó que abolir esta tasa convertiría a Australia en "un paria internacional".
Un informe, publicado por varios centros de estudios durante las negociaciones sobre el clima en Varsovia en 2013, estimaba que las emisiones de gas de efecto invernadero en Australia podrían aumentar un 12% antes del 2020 en lugar de disminuir un 5%, con el desmantelamiento de la legislación sobre el clima.