El pozo Soil-4, la estrella de Loma Campana, cambió literalmente la perspectiva de Vaca Muerta para YPF. Fue la primera perforación horizontal que arrojó un resultado muy por encima del promedio a partir de una serie de maniobras de producción controlada.
Pero ahora, su fama podría ser destronada. La empresa de bandera terminó hace algunos días el Soil 72, un nuevo pozo horizontal con las mismas características pero que costó 10 millones de dólares menos, pasando de 25 a unos 15 millones. Lo bueno y (más) barato, dos veces bueno.
Según explicó el gerente regional de áreas no convencionales, Pablo Bizzotto, "se ahorró en cantidad de fracturas y en cómo navegamos el pozo". "Seleccionamos mejor el landing point, que es el lugar donde aterriza la parte horizontal", detalló el especialista. También indicó que se tardó menos en perforar, unos 40 días.
"Si lo podemos repetir en otros lugares del yacimiento podemos pensar en un desarrollo de pozos horizontales que es la próxima etapa en Loma Campana", indicó Bizzotto. Por ahora, sin embargo, mantendrán el desarrollo intensivo de incursiones verticales.
La clave de esta nueva aventura en Vaca Muerta es el control de producción. Concretamente, se redujo el orificio de salida para conseguir menores caudales de petróleo y no despresurizar el yacimiento.
Según Bizzotto, el nuevo pozo consiguió valores de producción similares al Soil-4, que arrancó su vida colocando en tierra unos 400 barriles por día, un valor que lo equipara a los mejores pozos de Eagle Ford, la formación estadounidense.
Los pozos horizontales son por estas horas el camino más elegido en el país del norte, donde la producción shale es ya una práctica común. Es que si bien son más caros, permiten ampliar exponencialmente la producción de hidrocarburos y terminan pagándose más rápido que los verticales. Claro que exigen otro diseño del negocio porque los tiempos cambian.
Y la optimización de los costos es por estas horas un tema central para YPF. "Estamos muy encima del tema, tenemos reuniones semanales para evaluar qué eficiencia tiene cada acción que tomamos", explicó Bizzotto.
Explicó que las dos principales variables que se analizan para conseguir mejores resultados son el aumento en la productividad de pozos (que mejoren su caudal inicial o que incrementen su caudal máximo) y el costo de las perforaciones. Esto último se mejora a partir de un modelo de factoría, que en el caso de YPF tomó otro color cuando arribaron los nuevos equipos walking rig, que se pueden mover sin desmontar, reduciendo los tiempos.
Bizzotto aseguró que, por primera vez en mucho tiempo, la empresa pudo contratar los equipos "aptos para el servicio" y no los que sobraban en el mercado. La tecnología de punta es central en este caso para conseguir achicar los costos, un tema que desvela a los técnicos y que es una exigencia de Miguel Galuccio.
Mientras cuenta cada dólar que puede ahorrarse a la hora de hacer los pozos, YPF tiene puesta la mira en tres factores para mejorar los costos: transporte, agua y arena.
Según explicó Bizzotto, la compañía elabora por estas horas un plan para mejorar la logística del agua. Se trata de un sector que YPF controla por su cuenta desde hace bastante y donde dejó de lado los grandes tanques australianos o las piletas para usar receptáculos más pequeños de unos 80.000 litros.
También firmó un contrato con una empresa de servicios de primer nivel para que construya una planta de tratamiento de flowback, que permita el reuso del 100% del fluido que vuelve de los pozos.
En cuanto a la arena, sigue en marcha la investigación para producirla en Chubut, mientras que buena parte de ella ya viene de las costas del Paraná, en Entre Ríos.
El otro tema central es cómo se mueven ambos recursos. Como todo en este país, por ahora se hace en camiones. De esta forma, no sólo es más caro el transporte, sino que el impacto en el tráfico y en las rutas es enorme. Basta con recorrer algunos pocos kilómetros de las rutas petroleras neuquinas para encontrarse con baches de forma permanente.
La alternativa podría ser el tren, otro proyecto que YPF tiene en carpeta pero del que todavía no se tienen noticias.