En septiembre de 2004 la central hidroeléctrica Ralco (690 MW) -desarrollada por Endesa- era inaugurada en las cercanías de Los Angeles, en la Región del Biobío.
Su construcción, al igual como ocurrió con la Central Pangue, en 1996, atravesó una serie de conflictos con las comunidades aledañas, principalmente pehuenches, representados por las hermanas Berta y Nicolasa Quintremán. Los proyectos implicaban el traslado de las familias que habitaban la zona, pues los territorios quedarían bajo el agua.
Hoy, a 10 años de la puesta en marcha de Ralco, Colbún -controlada por el Grupo Matte- dará el vamos a Angostura, la tercera central de este tipo en la Región del Biobío, y la única que entrará en operación en el país en los próximos cinco años, tras el freno de HidroAysén
La Presidenta Michelle Bachelet y el ministro de Energía, Máximo Pacheco, quienes han hecho hincapié en el desarrollo de la Agenda Energética, estarán presentes en la inauguración de Angostura. Al vamos de Ralco no asistió el ex Presidente Ricardo Lagos.
La Central Angostura tiene una capacidad de 316 MW y estará ubicada en las comunas de Santa Bárbara y Quilaco, utiliza los recursos hídricos de los ríos Biobío y Huequecura, contó con una inversión de alrededor de US$ 700 millones y considera una generación media anual de 1.542 GW/h.
En la década de los 60, Endesa elaboró estudios sobre el potencial hidroeléctrico en la cuenca del río Biobío. Los análisis concluyeron que ahí podrían construirse hasta seis centrales de este tipo.
Según estimaciones de la compañía, Angostura permitirá abastecer a cerca del 3% de la demanda energética del Sistema Interconectado Central (SIC). Así, su potencial instalado equivale a la demanda de comunas como Ñuñoa, y a cerca del 70% de la demanda de Concepción.
Su construcción, con la inundación de 641 hectáreas, significó el traslado de 126 personas o 46 familias, dentro de las cuales la mayoría se encontraban bajo la línea de la pobreza. Algunas de ellas, incluso, ya habían enfrentado un proceso de relocalización cuando se construyó la Central Pangue.
De acuerdo con la información de la Comisión Nacional de Energía (CNE),actualmente hay 12 proyectos hidroeléctricos de pasada en construcción, que en conjunto tendrán una potencia de 1.014,4 MW.De ellos, la mitad tiene como fecha de entrada este año; dos en 2015; dos en 2017 y uno en 2018 y 2019.
EL ESCENARIO
En medio de los desafíos energéticos que enfrenta el país, donde la falta de ejecución de proyectos de generación, el alto costo de la energía y el eventual ingreso de nuevos actores al sistema son tópicos recurrentes entre los actores empresariales y políticos, expertos señalan que la entrada de Angostura es positiva, e incluso lo califican de hito, considerando la judicialización de grandes iniciativas en el último tiempo y, sobre todo, por la reciente paralización del proyecto desarrollado por Endesa y Colbún, HidroAysén (2.750 MW).
La ex secretaria Ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía (CNE) y actual gerenta general de Energética, María Isabel González, señala que es importante el aprovechamiento de la hidroelectricidad en Chile, ya que es el único recurso energético convencional con el que cuenta el país.
“Haber retomado el desarrollo de proyectos hidroeléctricos (…) es una buena señal de que las cosas se pueden hacer cumpliendo las normas ambientales”, dijo.
En esa línea, apuntó que el aporte que Angostura hará al sistema dependerá de la cantidad de lluvias durante el año. Mientras éstas sean mayores, más bajos serán los costos marginales (lo que pagan las empresas por comprar energía en el mercado spot).
El gerente general de Valgesta, Ramón Galaz, concuerda y añade que los más beneficiados con los efectos de la central serán los clientes cuyos contratos estén sujetos a la variación del costo marginal. “En el caso de la señora Juanita (clientes regulados), lo que uno podría esperar es que los efectos de la entrada de estas centrales se vean reflejados en las licitaciones futuras”, agregó.
Sin embargo, advirtió que dados los problemas existentes en el sistema de transmisión, “en ciertos escenarios todo el aporte hidroeléctrico de la nueva central no sería aprovechado en su punto más óptimo”. Eso, por ciertas restricciones de transmisión o niveles de congestión en parte del sistema, que no permiten que la energía fluya de la forma esperada durante algunos lapsos.
LAS DIFERENCIAS CON RALCO
Al analizar la entrada en operación de Angostura, el académico de la Universidad Católica Hugh Rud-nik hace un alcance importante: “Que se haya desarrollado un proyecto hidroeléctrico es una primera buena noticia. La segunda, es que se haya podido desarrollar en la cuenca del Biobío, que fue una muy problemática en el pasado, con proyectos como Ralco y Pangue”.
Lo anterior se ve reflejado en los pocos y casi nulos problemas que atravesó Angostura para su concreción. Si bien la iniciativa obtuvo su aprobación ambiental en 2009 -luego de que su Estudio de Impacto Ambiental recibiera más de 200 observaciones por parte de los servicios públicos-, los trabajos con las comunidades aledañas fueron iniciados al mismo tiempo que la tramitación ambiental. Así, la empresa determinó una serie de mitigaciones, apoyada por la firma Tecnoservice, dentro de las cuales está el Parque Angostura, iniciativa que consideró la habilitación de dos playas públicas, un jardín botánico, un camping, un circuito de senderos y un mirador al río Huequecura.
María Isabel González rememora que cuando se tramitó Ralco, el Estado propició y financió gran parte de los costos del desplazamiento de las familias. Hoy, en cambio, agrega que el papel del Estado y del gobierno es más restringido y que está dirigido a definir las políticas de desarrollo de la energía a nivel nacional y no así de un proyecto en particular.