Por Gabriel Sued.
¿Cómo conservar visibilidad como candidato sin quedar diluido en las fricciones constantes de la Cámara de Diputados o en las discusiones complejas del Senado? De los ocho legisladores nacionales que reconocieron sus aspiraciones presidenciales, tres encontraron una respuesta idéntica: mantener el bajo perfil en el Congreso y apostar a las recorridas por el país, lejos de la agenda legislativa. Casualidad o no, son los tres legisladores-candidatos mejor posicionados en las encuestas de sus respectivos espacios: Sergio Massa, del Frente Renovador; Hermes Binner y Julio Cobos, del FA-UNEN.
Es que a la hora de juntar votos, el Congreso no paga. Al contrario, desgasta y genera una imagen alejada de la de "hombre de acción" que los candidatos aspiran para sí mismos. O, al menos, ésa es la mirada que guía los pasos de los más taquilleros de los presidenciables que habitan el Parlamento. La paradoja es que Massa, Binner y Cobos se ganaron un lugar en la carrera presidencial a partir de sus triunfos en las elecciones legislativas del año pasado.
Ese modelo tiene su contracara. Lo encarnan la diputada Elisa Carrió, los senadores Fernando "Pino" Solanas y Ernesto Sanz, los tres de FA-UNEN, y el senador Aníbal Fernández, del Frente para la Victoria. Relegados en las encuestas, los cuatro optaron por destinar sus mayores esfuerzos a su tarea como legisladores. Suelen protagonizar los debates en las sesiones y en las comisiones.
Un caso especial es el de Julián Domínguez. Además de ser uno de los siete precandidatos del PJ, preside la Cámara de Diputados. El cargo le da notoriedad, pero le impide hacer lo que había logrado durante su paso por el Ministerio de Agricultura: mostrar gestión. Para sortear esa dificultad, organizó misiones oficiales a Estados Unidos y a Rusia. Acompañado de legisladores opositores buscó respaldos internacionales en el conflicto por los fondos buitre.
Una dato adicional es que este año casi no se discutieron temas trascendentales, de esos que convierten a los legisladores en protagonistas del debate público.
La tarea estuvo especialmente trabada en Diputados. De las seis sesiones del primer semestre, dos correspondieron a informes del jefe de Gabinete, tres fueron especiales y sólo una ordinaria. En las especiales sólo se incluyeron temas de la agenda oficialista: el acuerdo para indemnizar a Repsol, la reducción de tasa al biodiésel, el traspaso a la Nación de ex centros clandestinos, el régimen de promoción del trabajo registrado, la reparación a las víctimas de Río Tercero y la disminución del IVA a los medios gráficos.
La oposición debió conformarse con convocar sus propias sesiones especiales, en las que nunca logró el quórum. Sin la presencia del oficialismo y con escaso impacto político, ahí planteó la necesidad de rebajar el impuesto a las ganancias, de derogar el tratado con Irán, y de congelar las suspensiones y los despidos.
De las dos discusiones más calientes que logró instalar la oposición en la Cámara baja, una terminó por alejar del Congreso un debate que avanzaba a ritmo sostenido. Lo hizo Massa al lanzar una campaña contra la reforma del Código Penal, jugada que obligó al Gobierno a posponer la propuesta. La otra discusión candente tuvo como blanco a Amado Boudou. Aunque sin mayoría para iniciar el juicio político contra el vicepresidente, la oposición presionó y obligó al oficialismo a cerrar el tema en comisión.
En el Senado tampoco hubo debates sobresalientes, pero sí más actividad que en Diputados. Además del acuerdo por Repsol, se aprobó la ley que limita la responsabilidad del Estado y el régimen que promueve el trabajo en blanco. La oposición aprovechó las visitas del jefe de Gabinete. En debates cara a cara, Sanz logró incomodar a Jorge Capitanich. "Pino" Solanas aprovechó la exposición de Axel Kicillof para cuestionar el pacto con Repsol.
Habrá que ver si los legisladores-candidatos mantienen su estrategia en el segundo semestre, cuando las próximas elecciones estén a la vuelta de la esquina.
QUÉ DIJERON DE LA SITUACIÓN DEL VICEPRESIDENTE
Los ocho legisladores se expresaron tras el procesamiento de Boudou, dispuesto por el juez Ariel Lijo. Desde el oficialismo intentaron despegarse lo más posible.
Sergio Massa
"Hay que poner el coraje sobre la mesa y avanzar en el juicio político a Boudou con las herramientas institucionales"
Julio Cobos
"Hay dos alternativas: el pedido de licencia o renuncia. Si esto no sucede, el inicio del juicio político por parte de las fuerzas de la oposición"
Hermes Binner
"Boudou debe apartarse del cargo para no seguir dañando al Gobierno y la credibilidad en las instituciones"
Elisa Carrió
"Si los diputados del Frente para la Victoria rechazan in limine el juicio político contra Amado Boudou, los denunciaré por encubrimiento"
Julián Domínguez
"Lo mejor que puede pasar en la Argentina es que la Justicia actúe con claridad y resuelva con independencia lo que crea que es mejor"
"Pino" Solanas
"Boudou debería pedir licencia mientras se desarrolla la causa, y el FPV debe hacerse cargo propiciando el juicio político desde el Congreso"
Aníbal Fernández
"Boudou hace lo que tiene que hacer, defenderse. Persiste la presunción de inocencia aunque esté procesado"
Ernesto Sanz
"Tiene que pedir licencia hasta que la Justicia resuelva definitivamente. Ya no es una decisión de Boudou; el Gobierno tiene que tomarla"