Douglas Tompkins (72) hoy tiene razones para celebrar. Después de una batalla de ocho años, en la que el multimillonario ecologista fue un luchador en las sombras junto a su esposa Kristine McDivitt, HidroAysén recibió un portazo definitivo. El megaproyecto hidroeléctrico ya no va y la Patagonia no se verá afectada, según él mismo se encarga de explicar en esta entrevista, sector en que el estadounidense tiene 450 mil hectáreas en conservación ecológica.
Semanas atrás, Tompkins anunció que donará el Parque Pumalín al Estado, que está ubicado en la provincia de Palena y tiene una extensión de 289.562 hectáreas, al igual como ya lo hizo en el pasado con los parques Corcovado y Yendegaia.
-¿Ya iniciaron las conversaciones con el Gobierno para la donación del Parque Pumalín?
-Se está hablando en algunos niveles de gobierno para hacer una presentación a la Presidenta y los ministros. Va a tomar unos tres o cuatro meses más, porque en el sur de Chile hay muchos problemas con los títulos de propiedad, son más de 10 mil sin claridad. No está claro ni siquiera quiénes son los dueños de algunas partes. Son muchos los predios que vamos a donar y queremos hacer algo inteligente, junto al ministerio de Bienes Nacionales.
-¿Para esto usted se ha reunido con la Presidenta Bachelet?
-No todavía, pero queremos hacerlo.
-¿La conoce personalmente?
-No.
-En su gobierno anterior (2006-2010), ¿hubo algún acercamiento para donaciones como sí lo hizo con Ricardo Lagos o Sebastián Piñera?
-No. Terminamos la donación del Parque Nacional Corcovado en el gobierno de Lagos y realmente en los cuatro años del primer tiempo de Bachelet estuvimos ocupados en otras cosas. No fue hasta el gobierno de Piñera que tuvimos otro proyecto para presentar. En el actual Gobierno tenemos mucha esperanza porque tiene un buen gabinete, buen nivel y muchas caras jóvenes, un cambio generacional. ¡Los dinosaurios ya se fueron! (Ríe) Tenemos muchas esperanza de que este será un buen gobierno.
-Alguna vez usted dijo que Bachelet no tenía interés en temas ambientales. ¿Mantiene esa opinión?
-No sé si hay un cambio… pero hay argumentos importantes que ella va a recoger ahora seguramente. Estamos hablando de una mezcla de proyectos que son parcialmente social. Nosotros estamos trabajando en un programa piloto en la carretera Austral para el hermoseamiento del pueblo El Amarillo, al sur de Chaitén. Estamos haciendo un “lifting” al pueblo, diseñando mejor, entregando subsidios; que los vecinos se sientan orgullosos y además potenciar el flujo turístico que llegará desde el parque. En eso el ministerio de Obras Públicas, antes y hoy, nos ha ayudado bastante. Esto podría repetirse en muchos otros lugares que están tan abandonados.
El portazo a HidroAysén
-¿El rechazo de HidroAysén lo tranquiliza en cuanto a las políticas ambientales y energéticas del Gobierno?
-Todavía el Gobierno y el empresariado no han captado la idea de que hay que dejar la Patagonia chilena lo más linda posible, porque su carta principal es el turismo y no la hidroelectricidad. Entender que llevar la energía a casi 2300 kilómetros, como se pretendía hacer, tiene un costo que no se está tomado en cuenta cuando se plantean las políticas energéticas en general. La industria que necesita más energía, la minera, está en el norte, ¿por qué no producen su energía con la inagotable fuente que es el sol y el viento, cerca de ese usuario? Hay que zonificar el país un poco más en términos de energía.
-Los críticos dicen que eso es mucho más caro. ¿No es así?
-No, no es así. Incluso tecnológicamente es factible. Alemania el año pasado puso 7500 megawatts en su red con energía solar, un país que además no tiene tanto sol la mayoría del tiempo, y en un año aumentó su red ¡tres veces! HidroAysén iba a hacer un tercio e iba a tomar seis años en construirlo. Es tan simple, la tecnología está y los precios son cada día más bajos…
-¿Y qué hace falta para esto pase? ¿Voluntad política?
-No, hace falta voluntad empresarial. Endesa tiene que cambiar sus métodos y estudiar cómo pueden ampliar su producción hacia energía solar. Estados Unidos, Noruega e, incluso, Estonia, que es un país del tamaño de Aysén, lo hacen. Están desarmando sus represas. Tengo amigos que están en el movimiento para eliminarlas. ¡Es una tecnología obsoleta!
-¿Ve más interés de este gobierno de hacer conservación medioambiental?
-Es pronto para decirlo. Han pasado un poco más de 100 días…
-Pero Bachelet ha dado señales al mundo ambientalistas… ¿Cómo las recibe?
-Cualquier político tiene que reconocer a los movimientos ambientales, que están creciendo muy rápido y por una sola razón: la crisis ambiental está provocando que crezca así, es imparable. ¡Los políticos tienen que tomar nota por su propia sobreviviencia! (Ríe) Al momento de votar, la gente tiene en mente la mirada de sus candidatos sobre estos temas.
-Durante el primer gobierno de Bachelet se aprobaron doce centrales termoeléctricas, pero hoy el discurso parece haber dado un giro. ¿A qué atribuye ese cambio?
-En 5 años pueden cambiar las direcciones políticas, hacia dónde sopla el viento. Cambió desde la Concertación hacia la Nueva Mayoría y el ingreso de nuevos actores. Hay un cambio generacional, además. Estas caras nuevas ocupan posiciones más importantes y todo esto lleva a un cierto cambio en la perspectiva.
“A Piñera se le escapó el control”
-¿Cómo evalúa lo que hizo Sebastián Piñera en su gobierno en políticas energéticas y ambientales?
-(Lo piensa unos segundos) Él es un conservacionista, sin duda; el más grande del país por sus proyectos en Tantauco, a una escala similar de Pumalín. Nadie puede negarlo y hay que aplaudirlo. Su marca como conservacionista no es tan mala como la de ambientalista. Hay que aplaudirlo como ciudadano.
-¿Y como político?
-Tuvo tantas emergencias en su gobierno: la revolución estudiantil, cien mil personas en las calles por HidroAysén, el mismo paro de Aysén… Estos casos no fueron bien manejados, se le escapó el control en esta crisis. Esto complicó su mandato, le puso fricción a su programa y no fue fácil alcanzar logros. Tampoco fue un mandato tan negativo; económicamente fue bastante próspero…
-¿Cuál fue su gran deuda?
-No logró realizar un Servicio Nacional de Parques Nacionales y Biodiversidad, ni cambiar el rol actual de la Conaf. Chile tiene que reestructurar la administración de áreas protegidas y crear algo parecido a lo que hay en Argentina. Ellos tienen un ministerio de Turismo y bajo ese alero se cuidan los parques nacionales. A veces se critica que es comercializar mucho los parques, pero es mejor que lo que hay con la Conaf, que tiene un conflicto de interés con las forestales.
-¿Fue un error de Piñera no rechazar HidroAysén mucho antes?
-(Ríe) Yo creo que quiso patear la decisión al próximo gobierno y ¡lo hizo! ¡Paf! Y ahora se le cerró la puerta bastante fuerte a HidroAysén. La opinión en general es que fue un táctica no más.
“Zonificar el país”
-¿Fracasó la institucionalidad medioambiental?
-Patagonia Sin Represas lo dijo desde un comienzo: se manejó mal la política ambiental para esquivar la reglamentación. Presentar este proyecto dividido en dos partes fue una movida fresca de HidroAysén, en vez de presentar todo como un solo paquete de acuerdo a las reglas. ¿Por qué? Porque como paquete iba a ser rechazado por la línea de alta tensión. La dejaron fuera sabiendo que era mucho más fácil aprobar la parte de represas, que iba a tener menos resistencia. Pero que esta línea sí iba a generar una resistencia mayor. Nunca pensaron que iban a tener tanta resistencia del movimiento ambiental, pero ¡les mordieron la pierna! (Ríe) Y ahí quedó.
-¿Usted alguna vez se reunió con los ejecutivos de HidroAysén?
-No… nunca me invitaron. Les hubiese preguntado por qué no se concentran en el desierto con energía fotovoltaica y generadores eólicos.
-¿Por qué no lo hacen?
-Ellos creen en el mito del progreso de crecer y crecer hacia el infinito, es parte de su visión global de que industrializar el mundo está bien. Nunca han considerado la belleza del lugar o el turismo. Está totalmente fuera de su mentalidad.
-Este mes el comité de ministros deberá fallar sobre el futuro del proyecto Río Cuervo. ¿Cómo cree que va a terminar esa decisión?
-Es un error continuar haciendo política energética sin zonificar bien el país. Río Cuervo va a tener el mismo problema que HidroAysén con las líneas de transmisión. Es muy caro construir una línea de alta tensión tan larga… y estoy seguro que va a pasar algo similar a lo de Aysén.
El financiamiento de Patagonia Sin Represas
-Se ha dicho que usted es uno de los mayores financistas de Patagonia Sin Represas. ¿Es correcto?
-No. Ciertamente, nuestras fundaciones ayudaron en la campaña pero hubo muchos que ayudaron.
-¿Usted particularmente cuánta plata puso en esta campaña?
-Nada en comparación de lo que puso Endesa en su campaña a favor del proyecto. La campaña de Patagonia Sin Represas en total debe haber capturado fondos por el 5% de lo de Endesa. Ellos estaban tratando de comprar toda la comunidad y pusieron millones de dólares para ello…
-¿Quién más financió a Patagonia Sin Represas?
-En Chile no hay muchos filántropos o fundaciones dispuestas a financiar una campaña como ésta. Deben haber sido 15 ó 20 entidades que colaboraron. Yo personalmente hablé con otras fundaciones en Europa y Estados Unidos para recaudar fondos.
-¿Y cuánto se logró?
-Yo pienso que 5 millones de dólares en total durante los ocho años. Fue una campaña efectiva, pero chica al lado de Endesa. Hay campañas hasta cinco veces más caras que la nuestra. Hace poco me topé con una brasileña que vive en Florida (EEUU) y me dijo que había colaborado con 10 mil dólares. Me dijo: “Oh, Chile. Estoy en contra de las represas, están industrializando la Patagonia”. Así hay muchos, incluso quienes contribuyeron con cien lucas.
El duopolio de Endesa y Colbún
-¿Qué le parece la agenda energética que presentó el ministro de Energía, Máximo Pacheco?
-Hay que mirarla con detalle. El ministro Pacheco debería contratar a expertos de energía solar renovable, por ejemplo. Es necesario hacer un análisis de eficiencia y conservación. Usar el mejor consejo posible, que cuesta un par de chauchas. Expertos a este nivel no existen en Chile, que estén a la vanguardia, y formar un plan energético comprensivo. Alguien en el liderazgo debe avanzar hacia allá y ser un ejemplo en América Latina.
-¿Usted ve a la Presidenta Bachelet avanzando en ese sentido?
-Todos los Presidentes en el mundo quieren esto, pero nadie está realmente tomando a los expertos como asesores para sus ministerios de Energía. Eso permite formar un buen plan energético, dejar la presión del empresariado, de las empresas energéticas, que siempre están distorsionando el plan por sus propios intereses. Hoy existe un duopolio. Es indignante como el duopolio de Colbún y Endesa tienen al Gobierno bajo su control. Eso no es bueno.
-Entonces, ¿hay que romper con ese duopolio?
-Eso es lo importante. Es demasiado y no es sano en ninguna parte. Ellos juegan sucio, porque usan todo su poder para distorsionar el sistema. En Estados Unidos lo que está pasando es igual de terrible. Ponen miles de millones de dólares contra los candidatos que no les gusta… ¡es muy serio!
La compra y la donación
-Cuando usted llegó al país, nadie le creía que pensaba donar los parques algún día.
-¡Ahora me creen! Hemos donado dos parques y estamos listos para donar más. Creamos tres parques más en Argentina. Los taxistas en Santiago lo creen, me lo ha comentado. Me dicen que qué bueno que donamos el parque Yendegaia en el sur. Al principio es natural desconfiar de un gringo que viene a comprar campos, pero el tiempo dio la razón.
¿Cuántas hectáreas tienen en total en Chile?
-450 mil hectáreas.
¿Cuánto ha gastado en todos estos años?
-¡Uuuuf! No sé, probablemente, incluyendo las donaciones hechas, unos 80 millones de dólares.
-¿Y ese financiamiento de dónde viene?
-De nuestra fundación. Lo logrado con la venta de mis empresas.
-¿Tiene la intención de adquirir más tierras?
-No, estamos tratando de terminar bien estos parques nacionales. A esta altura de nuestra vida estamos trabajando en otras cosas, en la infraestructura de uso público, que es más costoso aún. En todos los años hemos gastado 300 millones de dólares. Las tierras es solo una quinta parte de eso. En 20 años de administración, hay un gasto muy alto. Sobre todo en la reforestación y reparación de campos dañados… ¡Uuuuf! Carísimo.
-¿Piensa donar todo?
-Sí, probablemente, en cinco o seis años más. Primero tenemos que terminar cada proyecto y tenemos ocho o nueve en marcha. Pumalín sufrió mucho con la erupción del volcán Chaitén y nos costó mucho tiempo y recursos poder restaurarlo.