Los Rosario, como se les conoce, exigen la indemnización con el argumento de haber sido despojados durante varias generaciones de los terrenos que les correspondería heredar.
Jonny Portorreal, representante legal del grupo, explicó que la historia del “abuso” en contra de esta familia se remonta a los inicios del régimen de Rafael Leonidas Trujillo (1930-61), quien se apropió de los terrenos en disputa de manera arbitraria.
El abogado apunta que, tras la muerte del dictador, el Estado dominicano debió devolver los bienes que Trujillo había robado a sus propietarios originales, pero en lugar de hacerlo, continuó acumulando la deuda con los herederos.
En la actualidad, los Rosario dicen ser unas 70 familias agrupadas en la Asociación de Familias sin Casas y sin Tierras (Afasincat). Según su representante legal, tienen una demanda interpuesta en el Tribunal Constitucional mediante la cual exigen formalmente que el Estado y la minera Barrick Gold, concesionaria de la mina de oro de Pueblo Viejo, en Cotuí, reconozcan sus derechos de propiedad sobre la tierra en litigio.
Además del conflicto por los terrenos, se quejan de la contaminación que genera la minera: “Llevamos más de 40 años aguantando la contaminación y los malos olores, los animales y los frutales están muriendo. Somos una población que ha sido reiteradamente abusada y nadie nos toma en cuenta”, afirmó Miguel D´Oleo, un joven que se identifica como descendiente de Jacinto Rosario.
Los campesinos y dirigentes comunitarios de la provincia Juan Sánchez Ramírez reclamaron al presidente Danilo Medina que los traslade a un lugar seguro donde puedan preservar la salud y disponer de predios agrícolas.
José Ventura, vocero de los manifestantes, explicó que más de 600 familias que viven en las inmediaciones de la empresa minera, “ya no aguantan más”. Señaló que el polvillo que genera la minera en la zona con sus operaciones, causa “estragos en la población”, afectando la salud de las personas, que sufren de asma, rasquiña, males en los riñones y otras afecciones.
Sostuvo, además, que el polvillo daña la producción agrícola, al mismo tiempo que contamina y seca los ríos de la zona. “La situación que estamos viviendo los vecinos de la Barrick ya es insoportable”, sostuvo Ventura.
“Ese veneno que sueltan en el aire, está enfermando a decenas de personas, lo que se complica con un fuerte hedor que dificulta la respiración, situación de la que están al tanto las autoridades, pero nadie acude en auxilio de esas comunidades y los están dejando (a los campesinos) chuparse toda la contaminación y cuando protestamos, entonces nos mandan la guardia (el ejército) a intimidarnos y reprimirnos”, sostuvo Ventura.
Los campesinos se apostaron desde las primeras hora de la mañana en la esquina formada por las avenidas México esquina calle Doctor Delgado, portando pancartas alusivas a sus demandas, vociferando la consigna: “No es una limosna lo que estamos pidiendo, son nuestros derechos que estamos reclamando”.
Ventura que la situación de los vecinos de la Barrick “es tan grave”, que en la actualidad los campesinos no pueden bañarse en las escasas aguas de los ríos y manantiales y que muchos menos pueden ingerir sus aguas, ni usarlas para la agricultura por los altos niveles de contaminación.
Indico que el agua contiene zinc, plomo, cobre, cloro y sulfuro, sustancias que afectan la piel de las personas, por lo que actualmente sólo utilizan el líquido para el consumo diario el líquido que les suple la misma Barrick, pero que “hasta eso nos están negando”.