Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa) avisó el jueves pasado a la Bolsa de Comercio que estaba retrasado el pago del servicio de intereses y capital por $ 60 millones correspondiente a esta semana. Era por sus Obligaciones Negociables clase 8 (de hasta $ 30 millones) y clase 9 (de hasta US$ 100 millones). Esa situación provocó alerta en algunas operadores bursátiles.

Durante la semana pasada, la compañía señaló que esperaba “el flujo proveniente de la cobranza de Corpoelect (Tocoma, Venezuela, que prevé recibir la semana próxima (por ésta)”. “Si bien estas ON tienen una garantía internacional, el marco de acción puede ser acotado”, puntualizó la compañía.

Ayer circulaba la versión de que la compañía se encaminaba a una reestructuración de su deuda.

Pero en la firma dijeron que hubo un giro de dinero que les permitirá cumplir con sus obligaciones, sin llegar a tener que volver a pactar condiciones con los acreedores.

Pescarmona tiene la mayoría de sus ingresos provenientes de Brasil, pero también tiene negocios en Venezuela y sigue presentándose a licitaciones en el país, aunque hace rato que no gana obras grandes.

Según un informe de Fitch que Pescarmona difundió en la Bolsa, la compañía sufre un “debilitamiento del soporte proveniente de las operaciones en Brasil”.

Esto es porque la compañía de origen mendocino esperaba avanzar en una serie de obras, que se vieron retrasadas por problemas que tuvo con la brasileña Electrobrás durante 2013. Esa firma se negó a realizar un pago en enero del año pasado, por encontrar problemas con los papeles presentados por Impsa. Luego, terminó depositándole US$ 136 millones en diciembre (lo que cubría toda la producción de energía eólica realizada en Santa Catarina, hasta el 31 de octubre), según informó la empresa. Los negocios con el gobierno venezolano pueden provocar contratiempos. “ En este tipo de empresas, las contrapartes comerciales, típicamente estatales, pueden tener ciertos retrasos en sus pagos”, dice Impsa.

Pescarmona pasó de tener ingresos por $ 4.202 millones en el primer trimestre de 2013 a registrar ingresos por $ 541 millones en el mismo período de este año.

“Se prevé que el flujo libre de grupo continúe siendo negativo en 2014, por la gran inversión en parques eólicos”, dice Fitch de Impsa. “Los proyectos en cartera se ubican en US$ 4.300 millones”, describe. La firma calcula que, por sus operaciones, está en nivel “adecuado” para su generación de fondos en el mediano plazo.

En medio de las turbulencias financieras provocadas por el litigio contra los fondos buitre, que arrastra peligrosamente al país al riesgo de default, ya hay dos empresas que no pudieron pagar sus obligaciones de deuda.

El jueves, Industrias Metalúrgicas Pescarmona (IMPSA) no pudo cumplir con dos vencimientos por "demoras en las cobranzas de proyectos", aunque confía solucionar el problema esta semana.

Según informó a la Bolsa de Comercio, la empresa decidió postergar el jueves el pago de dos obligaciones negociables clase VIII y IX por $ 42 millones y US$ 23 millones, respectivamente.

Por las dificultades financieras que arrastraba, ejecutivos de la metalúrgica tuvieron varias reuniones en el Ministerio de Economía para pedir ayuda. Según La Nación, los funcionarios les habrían dicho que aguardaran al final de las negociaciones con los fondos buitre y que volviera la calma financiera para poder diagramar una solución, pero el litigio se complicó y la empresa no pudo pagar.

En esta misma sintonía, la emisora de las tarjetas regionales Nexo Emprendimientos anunció a la Bolsa que a comienzos de mes defaulteó una ON por $ 2 millones, mientras promueve su concurso preventivo por "problemas financieros".

Según los analistas, si Argentina cae en default no sólo se complicaría la estrategia oficial para volver a emitir deuda en los mercados internacionales a menores tasas, sino que esto también afectará, como ya viene ocurriendo, a las provincias y las empresas.

Por Cecilia Novoa

Por los despidos, las suspensiones de personal, las reestructuraciones de áreas y la atmósfera de alta incertidumbre que se respira en el día a día de las empresas, los empleados ven amenazado, en el corto plazo, su futuro laboral.

Así y después de muchos años, la posibilidad de perder el empleo, vuelve a estar al tope de las preocupaciones de los argentinos.

Y los que no fueron llamados a la oficina de Recursos Humanos ni recibieron ningún telegrama, lejos están de sentirse ajenos a un contexto económico complejo.

"Por la inestabilidad, hoy los colaboradores no saben lo que va a pasar con su puesto de trabajo, lo que les provoca una sensación de incertidumbre muy alta. Ese malestar se lo llevan a sus hogares. Y quizá a sus cónyuges les esté sucediendo lo mismo", relata Eduardo Press, titular de EP Consultores.

El experto en psicología organizacional hace hincapié en que la situación del que "se queda" es compleja. Por un lado, se siente culpable. Y, por otro, amenazado. Sabe que puede ser el próximo en la lista de despidos o suspensiones, lo que a su vez le genera muchísima angustia.

Estos sentimientos repercuten, de manera directa, en sus tareas diarias dentro de la empresa. "Sufren desde malestares físicos que suelen llevar a pedidos de licencia. También pueden cometer errores y fallas en la producción, lo cual implica una pérdida de rentabilidad para la compañía", advierte el consultor.

En esta línea, Gustavo dos Santos, director de la consultora Human Stadium, señala que en momentos de despidos o reducción de personal, por giro del negocio o por razones de empleabilidad, o frente a suspensiones sorpresivas, los integrantes de las firmas transitan con distintos estados de ánimo esas situaciones de cambios.

Las "crisis de salidas"
Y, según explica, mientras el desvinculado siente que pierde el control de su carrera, los colegas que quedan en la compañía también se ven afectados por las llamadas "crisis de salidas".

En opinión de dos Santos, esta situación no deja de ser un llamado de atención para entender y comprender los síntomas que padecen los "sobrevivientes", y generar espacios de ayuda y reflexión para ese momento del grupo y de la empresa.

"Los compañeros del área que sobreviven a los despidos o suspensiones experimentan una variedad de emociones contradictorias, y en ocasiones muy fuertes", enfatiza dos Santos en base a sus más de 20 años de experiencia en la gestión y manejo de escenarios de crisis.

Así, los "sobrevivientes" pasan de una sensación de culpabilidad, al ver los escritorios vacíos, los que una vez fueron ocupados por sus colegas y amigos, a sentirse agradecidos porque todavía continúan con su empleo. De preguntarse si habrá otra instancia de desvinculaciones o esa fase se da por terminada. De automotivarse, a pesar de todo, y seguir dando lo mejor de sí para cubrir esos espacios.

En este contexto, Press considera que "dar más tareas y aumentar los niveles de presión y exigencia cae mal entre los empleados, que por lo general sienten que la empresa saca gente para bajar costos y que los explotan más".

El trabajo previo
Alejandra Brandolini, presidente de AB Comunicaciones, destaca la importancia de anticiparse a los contextos críticos. "Es fundamental trabajar en la construcción del vínculo del empleado con la compañía en los tiempos de bonanza, que debe se lo suficientemente fuerte para que, en las épocas malas, también acompañen".

La experta en comunicación interna apunta que las empresas generan un fuerte sentido de pertenencia que trasciende, incluso, lo laboral.

"Las relaciones entre compañeros de trabajo muchas veces son transversales. Los empleados también forman un equipo de fútbol, o hasta son padrinos de los hijos. Y esto la firma no debería pasarlo por alto al momento de evaluar el impacto que tendrá una reestructuración", remarca.

En su opinión, al momento de encarar y comunicar una situación difícil, la organización debería preparar el "mapa de públicos" teniendo en cuenta no sólo a los que van a sufrir el impacto directo sino también a los que la decisión los afectará indirectamente.

Además, durante el proceso hay que tener en cuenta al público "semi interno", es decir, a los contratistas. Es que, si bien no forman parte del personal directo de la empresa, viven el día a día codo a codo.

"En primer lugar, armaría una red de facilitadores de comunicación interna, porque también hay que preservar a la gente que está haciendo las desvinculaciones o al frente de las suspensiones", aconseja Brandolini.

Y añade: "La firma se tiene que mostrar sensible, no puede hacer como que le da lo mismo. Ante una mala noticia, si el empleado se siente contenido, la puede absorber mejor".

Comunicar y comunicar
"El silencio es sumamente elocuente. Hay que comunicar sí o sí", enfatiza Brandolini.
Y Press coincide: "La opción de no decir nada es la peor para los empleados, no saben si los van a echar al día siguiente, si a la empresa le importa o no. No se puede seguir trabajando como si todo estuviera bien y no pasara nada. Esto cae mal. Claro que tampoco es recomendable vaticinar catástrofes".

En opinión del experto en psicología de las organizaciones, el mensaje que debería brindar la firma a su público interno en un contexto de crisis sería el de reconocer cuándo las cosas no están bien pero haciéndole saber a los empleados que tienen el compromiso de que la compañía la va a pelear hasta el final por el bien de todos.

Frente a un escenario incierto, de duelo en la mirada de la dotación, que se ve afectada por salidas, suspensiones o retiros anticipados, dos Santos recomienda planificar una serie de actividades y espacios que permitan a los "sobrevivientes":

Desarrollar lazos de comunicación continuos para reducir la incertidumbre y la difusión de rumores o información viciada de comentarios no reales.

Generar espacios de escucha y reflexión sobre lo ocurrido con los empleados que continúan su carrera en la firma, de manera de fortalecer la toma de decisiones y liderazgo en cada puesto de trabajo.

Reconstruir los tejidos dañados en la cultura de la empresa, con foco en la confianza y en una mirada positiva sobre nuevos horizontes

Redistribuir las tareas y roles, con claridad en las comunicaciones y decisiones que tendrán que ser legitimadas por todos.

Según los expertos, las compañías no deberían pasar por alto que la ausencia de un acompañamiento planificado en esta situación de crisis, lleva muchas veces al resto de sus integrantes a emprender la actualización de sus CV y empezar a hacer contactos, por ejemplo a través de redes sociales, para lograr un nuevo empleo.

Es que, esas acciones ayudan a los "sobrevivientes" a sentirse con un control de su situación, convirtiéndose en malas noticias para la empresa.

"Algunos de los colaboradores clave pueden decidir que no quieren quedarse, esperando la siguiente mala noticia, en un ambiente de desconfianza e inseguridad", advierte dos Santos.

Y señala que una solución para atender ese ambiente es generar espacios de diálogo, en los que puedan participar los "sobrevivientes" y los líderes de los equipos de trabajo, con el fin de analizar y dar respuestas a preguntas e inquietudes.

"Los líderes -concluye Press- deben bajar a la base de la pirámide, pero también subir, porque es un momento donde lo que más ayuda es ampliar la base de las personas con las que conversan en la búsqueda de consenso. Es necesario apelar a la creatividad de la gente y a quienes más conocen el negocio con el fin de sobrellevar lo mejor posible la situación".