Debía afrontar dos vencimientos, pero adujo retrasos en cobranzas. Negociará ayuda oficial.
Por Ignacio Olivera Doll.
La negociación del Gobierno con los holdouts, que mantiene al país desde hace semanas al borde de la cesación de pagos, podría mostrar ahora como telón de fondo el primer gran default privado local de los últimos años. El viernes, la metalúrgica IMPSA, del empresario Enrique Pescarmona, anunció a la Bolsa de Comercio que no pudo cumplir en fecha con dos vencimientos de deuda porque sufre "una demora en las cobranzas de proyectos que hacen a su actividad". Se trata de pagos de intereses y capital que debía hacer este último jueves por dos Obligaciones Negociables que había emitido un año y medio atrás.
La compañía enfrenta desde hace meses escenarios más adversos para sus negocios en Europa, Venezuela y la Argentina, y siente el peso de deudas que tomó tanto a nivel local como en el exterior. En la carta que envió en respuesta a las autoridades del mercado, el apoderado de la compañía prometió que el desembolso "se estaría realizando durante el curso de la semana próxima (por la actual)". Adujo, en primera instancia, "razones administrativas"; pero luego terminó por reconocer un problema en sus cobranzas.
Las dificultades financieras que la metalúrgica Pescarmona atraviesa desde hace meses quedaron en evidencia en tres pedidos de audiencia que hicieron sus ejecutivos al Ministerio de Economía. La solicitud fue concedida, finalmente, hace 45 días. Y los enviados del grupo mendocino aprovecharon ese encuentro, en el que fueron recibidos por funcionarios de segunda línea del ministerio, para reclamar por un salvavidas que les permitiera sortear obstáculos financieros que se aproximaban.
A la metalúrgica le vencían, este último jueves, intereses y capital por un bono en pesos que había emitido a fin de 2012 por $ 42 millones y otro dollar linked por u$s 23 millones. Según pudo reconstruir este diario de diversas fuentes, los funcionarios oficiales le habrían respondido que aguardaran al final de las negociaciones con los holdouts para que, una vez que volviera la calma financiera, pudieran ofrecer una solución. Pero la proximidad y el tamaño de los vencimientos de Pescarmona parecían llevar otro ritmo, y los problemas terminaron por agravarse antes de ese plazo.
De los últimos pagos de fines de marzo pasado se desprende que la compañía tendría que afrontar unos u$s 5 millones en concepto de amortización y entre u$s 100.000 y u$s 400.000 por intereses. Este diario se comunicó por varios medios con diferentes áreas de la compañía, pero no recibió respuesta.