Para algunos analistas, una eventual cesación de pagos de la Argentina no frenará millonarias inversiones en el promisorio yacimiento Vaca Muerta, aunque el país tendría que ceder beneficios más jugosos a las empresas extranjeras por apostar en el país.
El desarrollo de Vaca Muerta requiere unos u$s 250.000 millones según estimaciones privadas y una nueva cesación de pagos arruinaría los intentos del país de volver a los mercados de capitales. El mayor riesgo ahuyentaría a algunos inversores. Pero no a los que tienen el ojo puesto en Vaca Muerta.
"La lógica en el sector petrolero es distinta a la del mercado financiero", dijo Víctor Bronstein, director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad, que aseguró que la industria trabaja con un horizonte de mediano a largo plazo. "No van a perderse la oportunidad de entrar a un área que tiene tantas posibilidades de desarrollo", agregó.
"Las empresas podrían demandar la liberación total del mercado de cambios, sin condicionamientos, y mayores certezas en el marco regulatorio del sector", opinó Camilo Tiscornia, economista de C&T Consultores.
"Las empresas necesitan algún grado de certeza y la Argentina genera demasiados riesgos", opinó Claudio Loser, exdirector para el hemisferio occidental del FMI. "Seguramente verán qué tipo de recaudos deberían tomar o decidirán esperar (hasta fines de 2015) a que termine el actual Gobierno".
Una posible suspensión de pagos llevaría a la Argentina a realizar concesiones y garantizar mayores beneficios a empresas extranjeras que buscan invertir en el yacimiento Vaca Muerta, un tesoro que representa para los sudamericanos la posibilidad de recuperar su independencia energética.
Para desarrollar Vaca Muerta, 30.000 kilómetros cuadrados en la Patagonia que podrían albergar una de las mayores reservas de hidrocarburos no convencionales del mundo, se requieren unos u$s250.000 millones según estimaciones privadas. Y el capital privado es clave para poder lograrlo.
Argentina intenta evitar un default técnico antes del 30 de julio, tras un fallo en Estados Unidos que la obliga a saldar cuentas con tenedores de bonos que rechazaron reestructuraciones para poder pagarles a sus acreedores que sí las aceptaron.
Una nueva cesación de pagos arruinaría los intentos del país de volver a los mercados de capitales, complicando su financiamiento en medio de una recesión y una desaceleración de sus exportaciones que hizo menguar las reservas internacionales.
El mayor riesgo ahuyentaría a algunos inversores, pero no a los que tienen el ojo puesto en Vaca Muerta.
"Van a exigir un nivel más alto de rentabilidad o negociarán mejores condiciones", dijo a Reuters Martín Redrado, ex presidente del Banco Central.
Eso obligaría a Argentina a hacer mayores concesiones impositivas a las exportaciones de hidrocarburos u ofrecer una mejor rentabilidad a las empresas, aumentando la presión sobre las cuentas de las provincias y sobre el creciente déficit fiscal federal.
"La lógica en el sector petrolero es distinta a la del mercado financiero", dijo Víctor Bronstein, director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad, quien aseguró que la industria trabaja con un horizonte de mediano a largo plazo.
"No van a perderse la oportunidad de entrar a un área que tiene tantas posibilidades de desarrollo", agregó.
Argentina apuesta a Vaca Muerta para recuperar la independencia energética perdida en 2011 por la caída en la producción fruto de lo que el Gobierno asegura fue la falta de inversión privada. Eso obligó al país a gastar millones para importar energía, erosionando su superávit comercial.
Petroleras buscan más beneficios
La letra chica de los acuerdos es la que probablemente será revisada a fondo por las empresas en caso de un default.
Las puntos clave para las petroleras extranjeras son la remisión de utilidades a sus casas matrices, el pago de impuestos sobre las exportaciones y el precio que recibirán sobre el producto final.
Hasta ahora, la estadounidense Chevron ha sido la petrolera extranjera más activa en Vaca Muerta, en asociación con la estatizada YPF, que posee la concesión del 36% del yacimiento.
YPF acordó el año pasado ceder a Chevron el 50% de una concesión de 395 kilómetros cuadrados en Vaca Muerta a cambio de un desembolso de 1,240 millones de dólares para ingresar al "joint venture" y de perforar 100 pozos de crudo en una zona de 20 kilómetros cuadrados.
Para aceitar el acuerdo entre Chevron e YPF, la presidenta argentina, Cristina Kirchner, estableció que las petroleras con planes de inversión de al menos 1,000 millones de dólares a cinco años podrán vender al exterior, libre de impuestos, el 20% de su producción de crudo o gas natural.
Y también podrán quedarse con las divisas generadas por la exportación, algo vetado para el resto de las industrias por un control de cambios que desde 2011 busca frenar una fuga de capitales, pero que, según analistas, desalienta la inversión extranjera.
"Las empresas podrían demandar la liberación total del mercado de cambios, sin condicionamientos, y mayores certezas en el marco regulatorio del sector", opinó Camilo Tiscornia, economista de C&T Consultores, aludiendo a la condición de un monto mínimo de inversión para acceder a los beneficios.
Por lo pronto, YPF ya cuenta con la mayor parte de los 5.500 millones de dólares comprometidos de inversión para este año y no necesita salir a los mercados internacionales de deuda, según analistas del mercado, lo que quita algo de presión a Argentina.
Pero las autoridades argentinas no pueden olvidarse del tema, sobre todo cuando la inversión extranjera directa cayó un 25% el año pasado, según un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) difundido el martes que destacó las "perspectivas interesantes" que generan para el país los hidrocarburos no convencionales.
"Las empresas necesitan de algún grado de certeza y Argentina genera demasiados riesgos. Seguramente verán qué tipo de recaudos deberían tomar o decidirán esperar (hasta fines del 2015) a que termine el actual Gobierno", opinó Claudio Loser, exdirector para el hemisferio occidental del Fondo Monetario Internacional.
Una posible suspensión de pagos llevaría a Argentina a realizar concesiones y garantizar mayores beneficios a empresas extranjeras que buscan invertir en el yacimiento Vaca Muerta, un tesoro que representa para los sudamericanos la posibilidad de recuperar su independencia energética.
Para desarrollar Vaca Muerta, 30,000 kilómetros cuadrados en la Patagonia que podrían albergar una de las mayores reservas de hidrocarburos no convencionales del mundo, se requieren unos 250,000 millones de dólares según estimaciones privadas. Y el capital privado es clave para poder lograrlo.
Argentina intenta evitar un default técnico antes del 30 de julio, tras un fallo en Estados Unidos que la obliga a saldar cuentas con tenedores de bonos que rechazaron reestructuraciones para poder pagarles a sus acreedores que sí las aceptaron.
Una nueva cesación de pagos arruinaría los intentos del país de volver a los mercados de capitales, complicando su financiamiento en medio de una recesión y una desaceleración de sus exportaciones que hizo menguar las reservas internacionales.
Artículo relacionado: Argentina deposita 1,000 mdd para deuda
El mayor riesgo ahuyentaría a algunos inversores, pero no a los que tienen el ojo puesto en Vaca Muerta.
"Van a exigir un nivel más alto de rentabilidad o negociarán mejores condiciones", dijo a Reuters Martín Redrado, expresidente del banco central.
Eso obligaría a Argentina a hacer mayores concesiones impositivas a las exportaciones de hidrocarburos u ofrecer una mejor rentabilidad a las empresas, aumentando la presión sobre las cuentas de las provincias y sobre el creciente déficit fiscal federal.
"La lógica en el sector petrolero es distinta a la del mercado financiero", dijo Víctor Bronstein, director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad, quien aseguró que la industria trabaja con un horizonte de mediano a largo plazo.
"No van a perderse la oportunidad de entrar a un área que tiene tantas posibilidades de desarrollo", agregó.
Argentina apuesta a Vaca Muerta para recuperar la independencia energética perdida en 2011 por la caída en la producción fruto de lo que el Gobierno asegura fue la falta de inversión privada. Eso obligó al país a gastar millones para importar energía, erosionando su superávit comercial.
Petroleras buscan más beneficios
La letra chica de los acuerdos es la que probablemente será revisada a fondo por las empresas en caso de un default.
Las puntos clave para las petroleras extranjeras son la remisión de utilidades a sus casas matrices, el pago de impuestos sobre las exportaciones y el precio que recibirán sobre el producto final.
Hasta ahora, la estadounidense Chevron ha sido la petrolera extranjera más activa en Vaca Muerta, en asociación con la estatizada YPF, que posee la concesión del 36% del yacimiento.
YPF acordó el año pasado ceder a Chevron el 50% de una concesión de 395 kilómetros cuadrados en Vaca Muerta a cambio de un desembolso de 1,240 millones de dólares para ingresar al "joint venture" y de perforar 100 pozos de crudo en una zona de 20 kilómetros cuadrados.
Para aceitar el acuerdo entre Chevron e YPF, la presidenta argentina, Cristina Fernández, estableció que las petroleras con planes de inversión de al menos 1,000 millones de dólares a cinco años podrán vender al exterior, libre de impuestos, el 20% de su producción de crudo o gas natural.
Y también podrán quedarse con las divisas generadas por la exportación, algo vetado para el resto de las industrias por un control de cambios que desde 2011 busca frenar una fuga de capitales, pero que, según analistas, desalienta la inversión extranjera.
"Las empresas podrían demandar la liberación total del mercado de cambios, sin condicionamientos, y mayores certezas en el marco regulatorio del sector", opinó Camilo Tiscornia, economista de C&T Consultores, aludiendo a la condición de un monto mínimo de inversión para acceder a los beneficios.
Por lo pronto, YPF ya cuenta con la mayor parte de los 5,500 millones de dólares comprometidos de inversión para este año y no necesita salir a los mercados internacionales de deuda, según analistas del mercado, lo que quita algo de presión a Argentina.
Pero las autoridades argentinas no pueden olvidarse del tema, sobre todo cuando la inversión extranjera directa cayó un 25% el año pasado, según un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) difundido el martes que destacó las "perspectivas interesantes" que generan para el país los hidrocarburos no convencionales.
"Las empresas necesitan de algún grado de certeza y Argentina genera demasiados riesgos. Seguramente verán qué tipo de recaudos deberían tomar o decidirán esperar (hasta fines del 2015) a que termine el actual Gobierno", opinó Claudio Loser, exdirector para el hemisferio occidental del Fondo Monetario Internacional.
Argentina corre el riesgo de caer en un nuevo default de deuda, y si bien una eventual cesación de pagos no frenará millonarias inversiones en el promisorio yacimiento Vaca Muerta, el país tendría que ceder beneficios más jugosos a las empresas extranjeras por apostar en el país.
Para desarrollar Vaca Muerta, 30.000 kilómetros cuadrados en la Patagonia que podrían albergar una de las mayores reservas de hidrocarburos no convencionales del mundo, se requieren unos 250.000 millones de dólares según estimaciones privadas. Y el capital privado es clave para poder lograrlo.
Argentina intenta evitar un default técnico antes del 30 de julio, tras un fallo en Estados Unidos que la obliga a saldar cuentas con tenedores de bonos que rechazaron reestructuraciones para poder pagarles a sus acreedores que sí las aceptaron.
Una nueva cesación de pagos arruinaría los intentos del país de volver a los mercados de capitales, complicando su financiamiento en medio de una recesión y una desaceleración de sus exportaciones que hizo menguar las reservas internacionales.
El mayor riesgo ahuyentaría a algunos inversores. Pero no a los que tienen el ojo puesto en Vaca Muerta.
"Van a exigir un nivel más alto de rentabilidad o negociarán mejores condiciones", dijo a Reuters Martín Redrado, ex presidente del banco central.
Eso obligaría a Argentina a hacer mayores concesiones impositivas a las exportaciones de hidrocarburos u ofrecer una mejor rentabilidad a las empresas, aumentando la presión sobre las cuentas de las provincias y sobre el creciente déficit fiscal federal.
"La lógica en el sector petrolero es distinta a la del mercado financiero", dijo Víctor Bronstein, director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad, que aseguró que la industria trabaja con un horizonte de mediano a largo plazo.
"No van a perderse la oportunidad de entrar a un área que tiene tantas posibilidades de desarrollo", agregó.
Argentina apuesta a Vaca Muerta para recuperar la independencia energética perdida en el 2011 por la caída en la producción fruto de lo que el Gobierno asegura fue la falta de inversión privada. Eso obligó al país a gastar millones para importar energía, erosionando su superávit comercial.
BUSCANDO MAS CERTEZAS
La letra chica de los acuerdos es la que probablemente será revisada a fondo por las empresas en caso de un default.
Las puntos clave para las petroleras extranjeras son la remisión de utilidades a sus casas matrices, el pago de impuestos sobre las exportaciones y el precio que recibirán sobre el producto final.
Hasta ahora, la estadounidense Chevron ha sido la petrolera extranjera más activa en Vaca Muerta, en asociación con la estatizada YPF , que posee la concesión del 36 por ciento del yacimiento.
YPF acordó el año pasado ceder a Chevron el 50 por ciento de una concesión de 395 kilómetros cuadrados en Vaca Muerta a cambio de un desembolso de 1.240 millones de dólares para ingresar al "joint venture" y de perforar 100 pozos de crudo en una zona de 20 kilómetros cuadrados.
Para aceitar el acuerdo entre Chevron e YPF, la presidenta argentina, Cristina Fernández, estableció que las petroleras con planes de inversión de al menos 1.000 millones de dólares a cinco años podrán vender al exterior, libre de impuestos, el 20 por ciento de su producción de crudo o gas natural.
Y también podrán quedarse con las divisas generadas por la exportación, algo vetado para el resto de las industrias por un control de cambios que desde el 2011 busca frenar una fuga de capitales, pero que, según analistas, desalienta la inversión extranjera.
"Las empresas podrían demandar la liberación total del mercado de cambios, sin condicionamientos, y mayores certezas en el marco regulatorio del sector", opinó Camilo Tiscornia, economista de C&T Consultores, aludiendo a la condición de un monto mínimo de inversión para acceder a los beneficios.
Por lo pronto, YPF ya cuenta con la mayor parte de los 5.500 millones de dólares comprometidos de inversión para este año y no necesita salir a los mercados internacionales de deuda, según analistas del mercado, lo que quita algo de presión a Argentina.
Pero las autoridades argentinas no pueden olvidarse del tema, sobre todo cuando la inversión extranjera directa cayó un 25 por ciento el año pasado, según un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) difundido el martes que destacó las "perspectivas interesantes" que generan para el país los hidrocarburos no convencionales.
"Las empresas necesitan de algún grado de certeza y Argentina genera demasiados riesgos", opinó Claudio Loser, ex director para el hemisferio occidental del Fondo Monetario Internacional.
"Seguramente verán qué tipo de recaudos deberían tomar o decidirán esperar (hasta fines del 2015) a que termine el actual gobierno".
(Editado por Nicolás Misculin y Pablo Garibian)