Por: Roberto Ruarte y Julián Yosovitch.
Sin duda la semana que pasó fue una de las más volátiles en los últimos años para la plaza bursátil local. Las noticias relacionadas con los houldouts y un posible default produjeron una enorme volatilidad en las acciones locales, así como en los ADR cotizantes en Wall Street. La decisión de la Corte norteamericana de no tratar el caso argentino claramente no estaba priceada en las acciones locales, a la vez que el mercado descontaba una decisión favorable para la Argentina. Como este escenario no ocurrió, se generó un enrome sell-off, mostrando caídas superiores al 15% a comienzo de semana. En el resto de los días, distintos rumores, noticias, discursos presidenciales, etc. fueron motivos de enormes subas y bajas de las acciones locales y de sus pares en Nueva York. El cierre de la semana terminó con buenas noticias luego del discurso presidencial y los ADR en EE.UU. se dispararon mostrando subas del 10% en promedio.
Analizando un poco lo ocurrido, existen varias cosas que hay que resaltar, no sólo para entender lo que sucedió, sino también para proyectarnos de cara al futuro.
En una primera instancia podemos decir que la caída que vimos en el Merval a comienzo de la semana mostró a un mercado extremadamente comprado y todos especulando con la misma noticia. Es decir, estaban todos del mismo lado comprador y el fallo adverso fue un baldazo de agua fría para todos los especuladores. Además, consideramos que es un enorme riesgo en los mercados financieros operar o apostar a sucesos binomiales.
Por otro lado, una de las cosas más importantes que se pueden obtener luego de esta semana frenética, y que fue transmitida en nuestros reportes y charlas con clientes y demás notas en medios, es que la última baja del Merval se generó a partir de una mala noticia. No es menor que la caída se haya dado producto de una mala noticia ya que dentro del estudio de psicología de los mercados financieros, generalmente los techos se producen con un cúmulo de buenas noticias, tanto en cantidad como en optimismo. En el mismo sentido, los pisos de mercado se dan en contextos de extremo pesimismo, con un cúmulo de malas noticias tanto en cantidad como en pánico y desesperación. No es casualidad que el piso en 2001 (hace 13 años de fibonacci) de la Argentina se haya dado prácticamente en la misma semana en que declaramos el default, con una crisis política ("que se vayan todos"), social, económica, etcétera.
Los mercados no son racionales, sino que operan dentro de patrones irracionales y en el contexto de 2001 fue cuando se dio el inicio de la gran recuperación económica, social, política de la Argentina. El mercado financiero es un elemento de anticipación y el Merval se anticipó a lo que estaba por venir. En el peor momento de la historia social y económica argentina fue cuando hizo el piso del mercado y desde allí la recuperación que nos llevó a los valores actuales. Claramente el desarrollo desde aquel entonces hasta hoy no fue de manera lineal. Pensar que los mercados son lineales es un error ya que éstos generan constantemente serruchos, produciendo zig-zags en cada período de tiempo.
Ahora bien, si los pisos suelen darse en contextos de extremo pesimismo y los techos se dan en contextos de alto optimismo podemos sacar una nueva conclusión que relaciona lo ocurrido con la Argentina en esta última semana: nunca una buena noticia es piso (o fin de ciclo) y nunca una mala noticia es techo (o fin de ciclo). Cuando hablamos de pisos y techos nos referimos a pisos y techos de largo plazo como, por ejemplo, al piso de 2001 o al techo de 2007. Lo que ocurrió con los houldouts esta semana no pone en riesgo lo que viene haciendo el Merval en los últimos años y si bien no se descarta un ajuste mayor, la baja de esta semana es producto de un comportamiento típico del mercado que es subir y también bajar formando así el zig-zag mencionado.
Es saludable que el mercado haya caído lo que cayó para limpiar un poco a los alcistas y generar una pausa de la enorme evolución alcista que venía trayendo hasta los máximos de 8.400 puntos. Otro dato adicional y de gran importancia es que luego del fallo adverso del lunes, las calificadoras de riesgo hicieron un nuevo downgrade a la deuda de largo plazo argentina llevándola a CCC-. Esta incorporación de negativismo a los activos financieros ante un potencial default técnico representa en sí un condimento positivo para las acciones locales justamente porque consideramos que hasta que se limpie por completo el factor "bear", el mercado deberá subir en el mediano y largo plazo aún más de lo que ya ha subido. Es decir, este fallo le alargó la vida al bull-market de largo plazo para el mercado argentino.
Es ridículo el nivel de nuestro riesgo-país, y el potencial de suba de la Argentina en el largo plazo no se ve perjudicado con este fallo. Las acciones locales aun tienen priceado el negativismo de la crisis de 2001 y aún el mercado mundial nos sigue viendo de manera despectiva. Un dato por demás importante y que analizamos durante esta semana es que si bien el riesgo-país subió con la mala noticia, tampoco es que se disparó. En el caso en que el mercado efectivamente haya priceado un serio default, el EMBI argentino debería haber volado alcanzando por lo menos los 1.100-1.200 puntos. Pero eso no ocurrió y el cuestionamiento clave es ¿el mercado se anticipó y se estará descontando un acuerdo?
Es cierto que los mercados se equivocan muchas veces, pero no se equivocan por mucho tiempo. El Merval viene subiendo desde el piso de 2001; allí se cambió el ciclo en un contexto de enorme pesimismo, crisis social, económica, política, etc. En un contexto más reciente, el mercado pasó desde noviembre de 2012 desde los 2.118 puntos y supo alcanzar niveles de 8.000 puntos la semana pasada. Hace tiempo que el escenario argentino bursátil cambió y con ello las expectativas futuras de la Argentina. Con lo cual no creemos que el Merval se haya equivocado durante tanto tiempo ni que un fallo adverso perjudique aquel cambio de mayor grado que vino priceando desde hace tanto tiempo.
Merval
El mercado local está muy vulnerable a cualquier noticia y reacciona de manera frenética con grandes subas y bajas, mostrando una gran volatilidad. El Merval fue extremadamente técnico al alcanzar el 261,8% de fibonacci de toda la suba en onda 1, alcanzado el objetivo de la onda 3. Dado que la última caída se ha dado de manera directa, las resistencias a vigilar se encuentran en los 7.600 puntos, mientras los 7.950-8.100 puntos son el escollo clave de corto plazo y un quiebre por encima de los 8.100 implicará una señal de fortaleza llevando al índice de regreso a los 8.400 puntos. La superación de estas resistencias serán grandes señales técnicas, habilitando nuevos avances a mediano y largo plazo en busca de llevar a los precios rumbo a valores más ambiciosos para adelante.
En caso de que las bajas se amplíen vemos que el Merval encuentra soporte de mediano plazo en la zona de 6.500-6.300 puntos, mientras los 5.700 son el soporte de mayor peso para el índice local y desde donde la onda 4 de mediano plazo deberá finalizar para que desde allí la tendencia alcista quede retomada rumbo a zonas superiores, tal como lo proyectado.
Conclusión
Lo más importante para poder ver qué es lo que se viene en la Argentina en los próximos años es tratar de entender qué expectativa está priceando el mercado. Antes del gran rally alcista del Merval, en una primera instancia se decía que la Bolsa subía a la par del dólar. Pero luego de las PASO, el Merval siguió su desarrollo alcista mientras que el dólar no subía de la misma manera y a partir de allí se necesitó otro argumento para explicar el comportamiento del mercado y se adjudicó el resultado electoral negativo para el Gobierno y se comenzó a especular con una expectativa de cambio de Gobierno. Nosotros nunca estuvimos de acuerdo con esa conclusión y hasta favorecíamos un bull-market desde esta misma columna mucho antes del resultado electoral. Ahora que el mercado subió con retornos de tres dígitos consideramos que la especulación con un cambio de Gobierno es demasiado chico como para explicar la suba del Merval y para explicar las expectativas detrás de la suba de los precios.
Seguramente la suba actual esté mostrando una expectativa mucho más ambiciosa que tan sólo un cambio de Gobierno, buscando colocar a la Argentina como protagonista central en los mercados financieros internacionales y en el grupo de los emergentes mucho más activo que el actual y con ello, el crecimiento económico y social como el que se pudo percibir en la mayoría de nuestros países vecinos en estos últimos 10 años. Seguramente la volatilidad que hemos visto continúe en los próximos días y/o semanas y hasta quizás el ajuste se amplíe, pero las malas noticias recientes hacen sólo agregar negativismo a los precios de las acciones argentinas y por ello el escenario alcista de mediano y largo plazo se mantiene intacto.
En el momento en que todos quieran invertir en la Argentina, que sea un país respetado por el mercado internacional, recomendado por bancos de inversión, que las calificadoras elogien a la Argentina elevando nuestra deuda de largo plazo a grado de inversión, que los organismos internacionales digan que vamos por el buen camino, etc., ese será el día que habrá que preocuparse y esperar un techo de largo plazo para la Bolsa local. Todas esas serían buenas noticias y amenazarían con un techo de largo plazo. Pero claramente, para el momento en que eso ocurra, el Merval no va a valer 750 dólares, ni el riesgo-país, 800 puntos. Mientras, el mercado sigue y seguirá moviéndose de manera solapada y serruchada, y claro, una mala noticia nunca es techo ni fin de ciclo.