En las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Atacama el recurso más escaso es el agua. Como se trata de zonas desérticas, las iniciativas públicas y privadas para revertir ese déficit apuntan al mar, que aparece como la única fuente abundante y disponible.
Para esta década las inversiones públicas y privadas suman inversiones por unos US$ 2 mil millones en plantas de desalinización, con el fin de destinar el agua de mar, con distintos niveles de tratamiento, a la actividad minera, riego agrícola y abastecimiento de agua potable a las comunidades.
Antofagasta lidera las iniciativas con proyectos por US$ 1.620 millones, de los cuales US$ 1.500 millones corresponden a la minería y US$ 120 millones a una segunda planta de tratamiento para el consumo humano.
En Atacama, en tanto, la compañía española Aqualogy Medio Ambiente presentó al Sistema de Evaluación Ambiental (SEA) su proyecto “Aguas Atacama”, por US$ 300 millones, cuyo inicio de operaciones está contemplado para 2017 en el sector Punta Fuerte, en la bahía de Caldera. En la Región de Arica, la compañía Pampa Camarones considera recursos por US$ 10 millones para utilizar un 100% de agua de mar en sus faenas.
El subsecretario de Obras Públicas, Sergio Galilea, dijo que habrá que acostumbrarse a la idea de que la solución a las carencias de agua se encuentra en el océano. “Podríamos tener 5 o 10 plantas desalinizadoras. Lo irá determinando el mercado”, dijo.
Coincide el subsecretario de Minería, Ignacio Moreno, quien afirmó que este es “el camino lógico para resolver el problema de disponibilidad hídrica”. Agregó que “si no se usa agua de mar, la industria se ve orientada a solucionar sus problemas de disponibilidad vía la obtención de derechos de agua locales, lo que puede tensionar las relaciones de estos proyectos mineros con las comunidades aledañas”.
En el caso del consumo humano, en riesgo por la sequía, la superintendenta de Servicios Sanitarios, Magaly Espinosa, planteó que en Copiapó obtuvo de la sanitaria de la zona el compromiso de contemplar “en su plan de inversiones la construcción de una planta desaladora de agua de mar, que iniciaría su operación hacia fines del año 2017”.
Desde Codelco señalaron que el proyecto de la planta desalinizadora para Antofagasta aún se encuentra en etapa de evaluación de impacto ambiental y que será la primera vez que la minera estatal la utiliza en sus faenas.
La empresa resaltó que el plan “requiere una inversión en torno a US$ 1.500 millones para la planta y la línea de impulsión”. Según el detalle del plan, el agua de mar será captada en el borde costero y, posteriormente, tratada en una planta desaladora, con tecnología de ósmosis inversa. Dicha planta estará ubicada a 14 kilómetros al sur de Tocopilla. Desde ahí el agua desalada será conducida hacia las instalaciones de la División Radomiro Tomic, a 3 mil metros sobre el nivel del mar, mediante una tubería de una longitud de 160 km.
Respecto del trazado, el diseño contempla que las tuberías irán bajo tierra, de modo de generar menor impacto visual y tener mayor seguridad de operación del ducto. “El agua de mar será capturada 740 metros mar adentro y se llegará a producir 1.900 litros por segundo (l/seg.) de agua desalada de calidad industrial. Este proceso genera una salmuera que se distribuye en el mar en un amplio radio, disipando sus efectos a los 40 metros alrededor de la zona de descarga”, dicen en Codelco.
Otro proyecto en Antofagasta es una nueva planta de desalinización de agua de mar para consumo humano. Según el gerente general de la sanitaria Aguas Antofagasta, Hugo Masana, este proyecto permitirá abastecer a unas 140 mil personas, un 40% de la población urbana. Además, surtirá a los 10 mil habitantes de Mejillones. Se instalará en el sector sur y tendrá una vida útil de 20 años. El agua será captada a 934 metros de la costa y su producción será de 1.000 l/seg. El inicio de operaciones estaba previsto para agosto, pero la escasa disponibilidad de terrenos, por la expansión de proyectos inmobiliarios, atrasó las obras.
En Atacama, la iniciativa de Aqualogy está dividida en dos fases de 500 l/seg cada una, con una vida útil de 25 años. En tanto, la sanitaria Aguas Chañar proyecta instalar otra planta para consumo humano en Caldera, Chañaral, Tierra Amarilla y Copiapó. El complejo generará 1.200 l/seg en la fase final.