Según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, en los últimos trece años, las regiones que tienen actividad minera recibieron poco más de S/. 20 mil millones de canon. Este aporte proviene del 50% del Impuesto a la Renta (IR) que pagan las compañías mineras al Estado de sus utilidades. Si Cerro Verde obtuvo ganancias que ascienden a tres mil millones de soles, le corresponde tributar 900 millones de IR, y de ese monto, S/.450 millones quedan para el canon de Arequipa.
De acuerdo a la ley 27506 reglamentada en 2001, la distribución se efectúa entre gobiernos regionales, municipios provinciales, distritales y universidades donde se efectúa la actividad minera. La obligación es invertir esos fondos en obras que contribuyan al desarrollo de las comunidades. Y en el caso de las universidades, promover la investigación científica.
Arequipa y Moquegua recibieron en ese periodo cada una en promedio tres mil millones, Tacna S/. 4 mil millones y Puno un poco más de S/. 2 mil millones. Cuando comenzó a aplicarse la norma, el canon era ínfimo. Lo revelan reportes del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). En 2001, por ejemplo, Arequipa recibió una transferencia de apenas siete millones. Empero, una década después, esa cifra aumentó 100 veces más. ¿Qué había pasado? El crecimiento de China comenzó a demandar el cobre que lo explotan fundamentalmente Perú y Chile. Las economías sólidas comenzaron a refugiarse en el oro. La onza en 2001 costaba US$275; en diciembre de 2012 pasó a U$S 1,684.
Rodolfo Marquina Bernedo, jefe del programa regional Desco, precisa que el canon se planteó como un mecanismo de compensación, pero terminó convertido en el pilar del presupuesto de inversiones.
Empero la tremenda cantidad de recursos fue pésimamente administrada. Algunas gestiones destinaron los fondos para dotar de agua potable a zonas pobres, mejorar las vías de comunicación, tareas que sí contribuyen a elevar la calidad de vida.Mientras que otras "cayeron en el obrismo". Desde canchitas de fútbol hasta veredas sin importancia.
OBRAS DE AGUA
Alberto Flores tiene 29 años. Mientras recorre las calles de los pueblos Pacífico y Salvador, ubicados en la parte alta del distrito arequipeño de Miraflores, casi en las faldas del volcán Misti, recuerda que hace 18 años, junto a su padre y hermano, caminaban por estos lugares provistos de una carretilla, lampa y pico en busca de un terreno para asentar su vivienda.
El Salvador tiene 10 mil habitantes y literalmente está en un cerro. De la montaña árida no queda nada. Fue copada por casas levantadas sin tener servicios. Hoy poseen hasta televisión satelital e internet inalámbrico. Alberto nunca imaginó que el agua potable llegaría hasta este accidentado asentamiento. Se abastecían de agua con pozos repartidos en el área urbana invadida. Estos los llenaban cisternas que cobraban entre S/.35 y S/.40 por tancada. Al 2014 llegaron a pagar hasta S/.140 por esa cantidad de recurso.
A más de una década los invasores fueron formalizados por las autoridades, que cedieron a protestas y marchas. Les colocaron conexiones de agua y desagüe, gracias a un sistema de redes articulado a la nueva Planta La Tomilla II, inaugurada hace dos años.
El Gobierno Regional de Arequipa (GRA) ejecutó varias obras de saneamiento no solo en Miraflores. Se incluyó a los distritos periféricos de Alto Selva Alegre, Mariano Melgar y Paucarpata. La inversión ascendió a más de S/. 19 millones. Se hizo tres reservorios en los distritos citados, además del tendido de redes de conexión entre reservorios, una miniplanta de captación y procesamiento de agua del río Chili, esta última reemplazada por La Tomilla II.
Aunque todavía muestra desperfectos, porque no existe un adecuado manejo al momento de soltar el agua desde los reservorios, el objetivo primordial de cubrir el servicio básico se cumplió. Arequipa ciudad tiene una cobertura del 90% y en los próximos cinco años se espera alcanzar el 100%.
Miguel Ocharán Pichu, asesor de la gestión de Juan Manuel Guillén, confirma que la obra se concretó con los fondos del canon. Pero no todo es flores. El GRA invirtió casi S/. 120 millones en la vía Arequipa-La Joya, la nueva salida de la ciudad, hoy paralizada por falta de recursos. Inicialmente se estimó un presupuesto de S/. 131 millones; empero, el mal planteamiento del proyecto incrementó el mismo a casi S/. 590 millones. Varió el trazo por el hallazgo de restos arqueológicos y que obligaban a hacer dos túneles.
Eso ha envuelto a la gestión de Guillén en acusaciones de corrupción, que han echado más leña al fuego al debate sobre si realmente las regiones estuvieron preparadas para administrar los ingentes recursos de la renta minera. El Puente Chilina, otra obra bandera del GRA, cuesta casi S/. 250 millones. Se ejecuta vía Obras por Impuestos, un mecanismo que ha permitido la participación de un grupo de empresas privadas. Éstas recuperarán su aporte dejando de pagar Impuesto a la Renta a la Sunat, que finalmente repone el dinero descontando el canon futuro de cuatro años. Esta obra ha sido cuestionada también por una presunta sobrevaloración que investiga el Congreso.
Rodolfo Marquina, de Desco, afirma que no todo es malo. Desco hizo un informe sobre el uso del canon del 2008 al 2012. Concluyó que el G RA invirtió el 41% en saneamiento y vías de comunicación, sobre todo en las provincias.
Marquina destaca otros proyectos aislados ejecutados por municipios alejados de Arequipa y Puno. Estos invirtieron comprando reproductores de alpacas para mejorar la calidad de ganado. En Callali (Caylloma) se hizo este trabajo.
pasión por el balón
Algunos alcaldes demostraron una pasión por los estadios. En Tacna, el municipio distrital de Ite construyó un recinto deportivo para 10 mil espectadores, pero la jurisdicción tiene 3 mil 500 habitantes. La obra costó S/. 11 millones financiados con canon minero entre 2009 y 2010. Ubicado en la provincia de Jorge Basadre, Ite no cuenta con una Liga de Fútbol ni algún equipo que lo represente en Copa Perú. El único campeonato que juegan los pobladores es un torneo en verano, pero en una cancha pequeña. En el distrito moqueguano de Torata, poblado Yacango, también se hace un estadio para 1,700 aficionados y que solo podrían coparse 500 asientos, la totalidad de pobladores. El elefante blanco cuesta cuatro millones y medio.
Autoridades de esta localidad refieren que ese dinero debió canalizarse en un proyecto para dotar de agua potable a los pobladores. Actualmente se abastecen con cisternas.
Una situación similar ocurre en Yarabamba, distrito arequipeño ubicado en la zona de influencia de la mina Cerro Verde. En los últimos tres años recibió 12 millones de soles por canon. Invirtieron S/. 6 millones en un estadio para tres mil aficionados, cuando este poblado no tiene más de mil 200 pobladores. Lo peor de todo es que la obra, por errores en su edificación, se derrumbó en noviembre del 2013.
Rodolfo Marquina sostiene que estos casos demuestran una pobre calidad en el gasto.
Para el congresista Juan Carlos Eguren, ello se atribuye a la falta profesionales que identifiquen proyectos que ayuden al desarrollo y los perfilen bien para que no sufran la objeciones del sistema de inversión pública, que lamentablemente no cuestionó esta inversión en infraestructura deportiva.
A cinco años del boom minero y que se desinfla desde el año pasado, queda la sensación agridulce de haber desaprovechado una oportunidad de oro para sentar las bases de un desarrollo sostenido en el tiempo y que no esté colgado de los vaivenes del precio de las materias primas y la economía china.
Alcaldes se defienden de falta de ejecución de fondos del canon
Los reportes del MEF en los últimos años revelan que los gobiernos regionales y municipales no invierten la totalidad de estos fondos. Un informe entregado por el congresista Juan Carlos Eguren reveló que las 29 comunas de Arequipa invirtieron el 55.3% de los S/. 971.4 millones que recibieron el 2013. Para el parlamentario, estas cifras revelaron que existe ineficiencia en el gasto. Aclaró que no solo es en las comunas, figura similar se presenta en las regiones y los ministerios.
El presidente de la asociación de alcaldes distritales y burgomaestre de Alto Selva Alegre, Omar Candia Aguilar, afirma que las críticas que se lanzan contra las autoridades locales no son justas. Refiere que es falso que haya ineficiencia. Indicó que el MEF mal informa con sus balances mensuales, ya que solo considera el dinero que se paga, más no el que está comprometido. "No tenemos el dinero guardado, lo invertimos".
Candia agrega que existen algunos retrasos en la inversión del canon, porque no es tan fácil hacerlo, pues se tiene que pasar una serie de filtros como el SNIP. "No es una excusa, pero se trabaja en ejecutar todo tipo de proyectos, incluidas pequeñas obras como campos deportivos, que son necesarios".