Irán es uno de los principales productores de petróleo del mundo, junto con Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, entre otros. La extracción del crudo, su refino y la elaboración de productos derivados es la principal fuente de sustento de la economía del país. Es miembro fundador de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), con sede en Viena, Austria, cuyo objetivo es defender los precios de los precios para evitar el despilfarro económico en las transacciones concernientes a los hidrocarburos.
Según datos proporcionados por la CIA en 2013, Irán posee 137.000 millones de reservas (barriles) probadas, por lo que se posiciona como el quinto país en este rubro, que es liderado por Venezuela.
Sus principales campos petroleros se encuentran en el suroeste del país, cerca del Golfo Pérsico. En 1951, bajo la presidencia de Mohammad Reza Pahlaví, la industria petrolera se nacionalizó y a mediados de la década de 1980 pasó a depender del Ministerio del Petróleo. El propietario de los recursos petrolíferos es el Estado. Pero éste no es el único recurso que se extrae, ya que también se obtienen cantidades significativas de plomo, hierro, cromita y cinc.
Es una superpotencia energética en potencia porque, además de los hidrocarburos, es el país con las mayores reservas de gas natural del mundo (33.600 millones de metros cúbicos), según el BP Statistical Review of World Energy de junio de 2013. De esta manera, relegó a Rusia a la segunda colocación.
Por otra parte, el consumo de energía comparado con el PBI iraní es el más alto del mundo y, por eso, los subsidios a este sector juegan un rol fundamental en la economía cotidiana.
Más del 90% de la energía eléctrica del país es producida en centrales térmicas que funcionan a base de derivados del petróleo, carbón o gas natural.
Es tal la relevancia que tienen el petróleo y el gas natural en el país que en 2010 representaron el 80% de los ingresos de divisas. Empero, en 2012 las exportaciones petroleras alcanzaron su peor nivel histórico e igualaron la marca que había impuesto en 1986, justo en el momento en el que se desarrollaba la guerra con Irak. Los motivos de la crisis de 2012 fueron las sanciones al comercio internacional impuestas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión Europea a causa del programa nuclear iraní. La economía tocó fondo, a punto tal que a cambio de un dólar estadounidense te deban 23.900 riales iraníes (moneda oficial).
Unas 37 prestigiosas empresas extranjeras han expresado su disposición para colaborar en proyectos de mina e industria minera en Irán.
Así lo anunció el viceministro de Industria, Minas y Comercio de Irán, Mehdi Karbasian, en declaraciones formuladas durante una reunión con los directores de alto rango de la Organización de Desarrollo y Renovación de Minas e Industria Minera de Irán (IMIDRO).
“Las compañías extranjeras han manifestado su disposición para invertir en el sector de minas de Irán, y estas demandas crecen aún más”, subrayó el funcionario persa.
Al informar de la celebración de la Reunión de los Activistas Económicos de Irán y Alemania en el próximo mes de abril, puso de relieve que el Gobierno iraní acoge a los activistas económicos persas residentes en el extranjero.
Tras el logro de un acuerdo inicial entre Irán y el Grupo 5+1 (EE.UU., Rusia, el Reino Unido, Francia y China, más Alemania) en noviembre pasado en Ginebra, Suiza, para resolver el caso nuclear iraní, decenas de delegaciones parlamentarias y empresariales de todo el mundo han visitado Irán para reforzar sus nexos con el país persa.
Irán se rehúsa a reducir significativamente la cantidad de centrífugas que pretende mantener operativas para producir combustible nuclear, lo que hace difícil imaginar un acuerdo en las negociaciones de esta semana con las seis potencias, dijeron el miércoles funcionarios occidentales e iraníes.
Los comentarios de diplomáticos cercanos a las negociaciones, quienes hablaron bajo condición de anonimato, se conocieron después de la ronda inicial de reuniones en la capital austriaca entre Irán y Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia y Alemania.
Los diplomáticos aún están intentando alcanzar un acuerdo que limitaría al programa nuclear de Irán, lo sometería a inspecciones más estrictas de la ONU, levantaría las sanciones que afectan a la economía del país -basada en exportaciones de petróleo- y eliminaría el riesgo de una guerra en Oriente Medio debido a la disputa.
Las dos partes mantienen sus diferencias respecto a lo que consideran como un rango permisible de actividad nuclear iraní, en tanto, se agota el tiempo para evitar un plazo final fijado para el 20 de julio.
Quizás el mayor obstáculo que hay que superar, dijeron diplomáticos de las seis potencias, es la postura de Irán respecto a las centrífugas para enriquecer uranio, que un negociador describió como un "enorme problema".
Las centrífugas son máquinas que giran a velocidades supersónicas para aumentar la tasa de isótopos fisibles en el uranio.
El uranio enriquecido a bajo nivel es utilizado como combustible de plantas de energía nuclear, la meta declarada por Irán, pero también puede brindar material para bombas si es refinado mucho más, que Occidente teme sea una meta encubierta de Teherán.
"Los iraníes no han mostrado su voluntad de reducir sus centrífugas a una cifra aceptable, lo que hace difícil que podamos ver una avenencia en este punto con la que todos podamos vivir", dijo el negociador a Reuters.
Otro funcionario occidental cercano a las negociaciones confirmó que los comentarios son precisos.