Rusia ha abierto una nueva guerra del gas al cumplir la amenaza que llevaba semanas lanzando: cortar el suministro a sus vecinos ucranios. El gigante ruso del gas, Gazprom, ha interrumpido el abastecimiento a Ucrania ante la falta de acuerdo entre Kiev y Moscú sobre el precio de la energía. El cierre del grifo energético pone en riesgo también el bombeo a la Unión Europea, que recibe a través de Ucrania la mitad del gas que importa de Moscú. Bruselas advirtió este lunes de que habrá problemas a finales de año si no se llenan los depósitos ahora.
Cuando los detalles técnicos del acuerdo parecían casi cerrados, el diálogo entre los representantes de Rusia y Ucrania, con la mediación de la Comisión Europea, se frustró. Gazprom optó por introducir, como ya había advertido, el régimen de prepago en los suministros de gas a Kiev. Es decir, mientras Naftogaz, la compañía estatal ucrania, no pague la millonaria deuda que tiene por el combustible, no recibirá más gas ruso.
La medida, que retrotrae a Europa a los cortes energéticos que aplicó Moscú en 2006 y 2009, se produce en pleno recrudecimiento del conflicto entre prorrusos y ucranios en el este del país. El consejero delegado de Gazprom, Alexéi Miller, acusó a Kiev de adoptar “una posición que solo se puede denominar chantaje”, mientras el primer ministro ucranio, Arseni Yatseniuk, replicó: “Esto no tiene que ver con el gas. Es un plan general para destruir Ucrania”.
El ministro ucranio de Energía, Yuri Prodan, anunció el cierre del grifo, aunque garantizó el abastecimiento a los clientes europeos de Rusia a quienes el gas les llega a través de Ucrania, informa Reuters. Si no se encuentra un acuerdo relativamente rápido, esta situación podrá influir en el abastecimiento a Europa: la UE depende en un 39% del gas ruso y necesita los flujos que circulan por Kiev para almacenar energía para el invierno. De momento, las reservas se encuentran al 59% de su capacidad, pero la situación apremia. “Si no llenamos ahora los depósitos [ucranios], tendremos probablemente problemas en Navidad”, aseguró el comisario europeo, Günther Oettinger, en conferencia de prensa tras la suspensión de las negociaciones.
La deuda ucrania, según Gazprom, asciende a 4.458 millones de dólares (3.292 millones de euros), una cifra que Kiev rechaza, aunque no ofrece su estimación. Rusia exigía el pago inmediato de 1.951 millones de dólares para no cortar el gas y rechazó una oferta de Oettinger para que Kiev pagara 1.000 millones este mismo lunes y el resto en seis plazos. Ucrania sí había aceptado el pacto.
Tras varios días de negociaciones, las partes no pudieron ponerse de acuerdo ni en el pago de esas facturas ni en el precio para las entregas futuras. El comisario europeo aseguró, no obstante, que Ucrania pretende cumplir con el tránsito de gas hacia la UE y se mostró confiado respecto a la voluntad rusa de suministrar gas a la Unión. En 2009, cuando Rusia cerró el grifo, Ucrania optó por quedarse con parte del gas que circulaba hacia Europa.
Ucrania dispone de 13.500 millones de metros cúbicos almacenados, lo que garantiza su suministro y el europeo durante el verano. Pero debería llegar a unos 20.000 al final del verano para lograr la normalidad en invierno, según la Comisión Europea. Los cortes aplicados desde este lunes lo dificultan, aunque Bruselas confía en reanudar las conversaciones.