Por Rubén Boggi
El gobernador neuquino, Jorge Sapag, se apresuró a expresar su solidaridad este lunes con el gobierno de la presidente Cristina Fernández, junto a sus colegas del club petrolero. No era para menos. El fallo de la Corte de Estados Unidos sacudió y sacudirá al país. Y en ese sacudón, habrá que remendar el pacto petrolero en un nuevo escenario, de mayor dificultad para las inversiones.
La Presidente habló al país por cadena nacional de manera desacostumbrada. Sin público. Sin retórica coloquial. Con ceño fruncido. “No estoy enojada, estoy preocupada”, dijo. El enfoque de su gobierno –y del kirchnerismo en general- es interpretar el fallo de la Corte que favorece los reclamos de los fondos buitres, como una muestra más del perverso esquema global, una extorsión a esta y otras naciones en desarrollo.
Los gobernadores de la Ofephi se habían reunido antes, pero ya con el contexto de la noticia del día. Después lo hicieron con el ministro de Planificación, Julio De Vido, el de Economía, Axel Kicillof, el secretario Legal y Técnico, Carlos Zanini, y el presidente de YPF, Miguel Galuccio. “Expresaron un fuerte apoyo a la política de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y la voluntad de continuar con la irrestricta defensa de los intereses nacionales frente al avance de estos deudores (SIC), cuyo accionar representa un peligro para la economía local y que, sin embargo, fueron avalados por la corte estadounidense”, informaron desde el gobierno neuquino, agregando confusión a lo que ya estaba confuso.
Nada se informó sobre el pacto petrolero, la contrapropuesta de los gobernadores al borrador de Zanini-Galuccio. El tema, al menos por este lunes negro, quedó congelado.
“No me sorprendió”, dijo después la Presidente refiriéndose al fallo de la Corte yanqui. Según dijo, ella fue la única, prácticamente, que veía venir el fallo del rechazo. Cristina hizo historia de la deuda argentina, de cómo a partir de 2003 se negoció y se pagó, a diferencia de lo que antes había sucedido. Admitió, como al pasar, que el trance lo sufre el país con apenas 30 mil millones de dólares de reserva. Es un problema, claro que sí. Y grave.
La Presidente reafirmó que el país cumplirá, es decir, pagará. El problema es: ¿Cómo?
Hasta que no se sepa ese cómo, es factible que se congele al menos por ahora la “gran” inversión en el sector energético, particularmente en el petrolero y gasífero, representado en este momento por la formación neuquina Vaca Muerta.
Crecerá, mientras tanto, la especulación política en todos los sectores. Mientras se desgarran las vestiduras en defensa de la Patria contra los buitres de turno, cada quien hará los cálculos de cómo ubicarse para aprovechar la inexorable debacle del gobierno de Cristina Fernández.
La Corte Suprema de Estados Unidos rechazó el pedido de apelación del gobierno nacional en el caso de los denominados fondos buitres, y el país volvió a entrar de lleno en un escenario de incertidumbre frente a los inversores: algo que puede repercutir malamente en cuestiones muy concretas, como por ejemplo Vaca Muerta.
La Argentina puede recurrir la decisión y pedir una “reconsideración” (rehearing) del caso. Pero casi siempre son denegados. La decisión va en contra de lo que esperaba el gobierno de Cristina Fernández, que había enviado a Estados Unidos una numerosa comitiva de lobistas y negociadores.
El máximo tribunal de EE.UU. llegó a esta instancia con tres opciones posibles sobre la mesa. Tomar el expediente, rechazarlo o postergar la decisión. El Gobierno y los mercados apostaban por esta última. Tanto la Casa Rosada como la oposición esperaban un desenlace favorable. La expectativa coincidente se centraba en que la Corte postergaría la adopción de un criterio hasta conocer, primero, la opinión del gobierno de los Estados Unidos.
El primer impacto fue inmediato. Las acciones de las principales empresas argentinas en la Bolsa de Nueva York cayeron bruscamente. En el caso de YPF, por ejemplo, se derrumbaron 13 por ciento. En Argentina, el dólar paralelo trepó a los 12 pesos, mientras se sucedían los pronósticos negativos y aumentaba la ansiedad por lo que dirá la presidente Cristina Fernández, que tiene previsto una cadena nacional a las 21.
Más allá de las diferentes interpretaciones, no es una buena noticia para las inversiones que espera Argentina, sobre todo en el sector energético. Para Vaca Muerta, aun trabada por la falta de definiciones del Estado sobre qué se ofrecerá a los inversores –tema que se discutía, desde las provincias, este mismo lunes- implica un paso atrás objetivamente. Habrá, por lo menos, un freno transitorio.
Por Rubén Boggi.
Lo primero que ha provocado el incipiente desarrollo de Vaca Muerta, por ahora en estado de expectativa, en plena burbuja expansiva, es la neuquinización de las consignas políticas. Previsiblemente, cada quien procurando la diferenciación, la mayoría de los políticos ha sufrido un súbito brote provincialista. Defender los intereses de los neuquinos, es la consigna. Como si se confesara que no siempre ese es el desvelo.
Aflige la constatación irremediable de que al gobierno nacional le importa fundamentalmente tirar por la borda y hacer olvidar rápido todo lo que hizo en sentido contrario en la década “ganada” en materia energética, para acudir, urgido por la realidad impiadosa, al acarreo precipitado y desprolijo de inversiones para empezar a ordeñar la vaca a cuatro manos.
No porque efectivamente se concrete (al contrario, todos ahora quieren inversiones, vengan de donde vengan), sino porque quedó en absoluta evidencia que se intenta que el costo de esa atracción de inversiones (resignaciones impositivas, facilitaciones operativas) sea bancada por el dueño del recurso, sin que éste (el dueño, es decir, Neuquén) pueda poner la medida de su propia renta.
El gobierno de Cristina Fernández hace, en realidad, lo único que entiende debe hacer, como ya lo ha hecho. Su actual concepción del tema es que hay que seguir lo que Perón hizo en su oportunidad. ¿En cuál oportunidad? Pues cuando estaba en su apogeo, y se redactó y aprobó la Constitución de 1949. Una carta magna de efímera vigencia, que consagró superlativamente los derechos sociales de los trabajadores, bancó el divorcio, y se ocupó, en lo que hace a los hidrocarburos, de ponerlos como arma estratégica de la futura potencia nacional, manejada de manera absolutamente centralizada, a salvo de los mezquinos intereses extranjeros y de las provincias que todavía no eran provincias, como Neuquén.
Con esa argumentación motivadora desde la melancolía ideológica, se encuentra ahora Jorge Sapag. La maraña ideologizada no lo atosiga, porque es ducho en disecciones filosóficas. Lo que le molesta hasta la exasperación, es que después de tantos años de conceder sin alzar la voz, el gobierno de Cristina Fernández le ponga un límite a la posibilidad de generar riqueza para sí, con Vaca Muerta. Es decir, agregar, a través de G&P, no solo renta por regalías, cánones e impuestos, sino también ganancia concreta por ser parte de la producción del recurso.
Esa riqueza que por primera vez podría generar Neuquén para beneficio propio, es lo que se discute. Incluso desde el mismo MPN, porque hay quienes opinan que el negocio de G&P no serviría para todos los neuquinos, sino para algunos. No hace falta precisar quiénes integrarían ese “algunos”, que otros combaten, enredados entre la defensa de la YPF kirchnerista y la desconfianza hacia la G&P sapagista.
Ahora, el principal tema político en esta neuquinización, es quién representa la mejor línea respecto de esta coyuntura. ¿Es el MPN, histórico defensor ardiente del federalismo provincialista, aunque este haya estado más impostado que concreto, en muchos tramos de su larga gestión? ¿O será la disgregada oposición, desde la vertiente populista de Rioseco hasta la más liberal de Quiroga?
En el MPN, por ahora, hubo abroquelado transitorio. Al mismo tiempo que Sapag admitía que sus reverencias al futuro le costaron la interna pasada, Pereyra (su vencedor) se le arrimó con la consigna de que era el momento de defender la provincia y de estar juntos en la patriada. El senador urde su estrategia muy conciente de que podrá aprovechar el rédito. Introdujo como condición para el pacto la situación de las destilerías neuquinas que peligran –dice- por el trato desparejo respecto de las más grandes. Quiere estar seguro que no se busque precisar ningún amague de recortar la fuerza laboral para abaratar costos. Nada de lo que haga Pereyra en política puede permitirse violar algún precepto sindical.
Pero el MPN no puede garantizar total adhesión a una única posición. No puede ocultar, por ejemplo, que la senadora que llegó al Congreso en la misma lista que fue Guillermo Pereyra, la sanmartinense de vuelo propio y pensamiento amplio, Lucila Crexell, ha trabajado arduamente, junto a su asesor, que comparte con YPF, Nicolás Gadano, en el borrador de la futura Ley de Hidrocarburos con la que sueña Miguel Galuccio.
El verde rompe con el alerta rojo que tiñe el cuadro de las acciones líderes de este lunes en la Bolsa porteña. Las acciones de petrobras subían un 0,12% después de las 15:00. Edenor se llevaba la peor parte, con fenomenal desplome del 17%. El Merval retrocedía un 7,89%.
El impacto del rechazo de la Corte de USA a la apelación argentina por el caso de los fondos buitres se sentía en la City.
Al final de la tabla se encontraba la principal preocupación del Gobierno Nacional: las acciones de YPF caían un 9%. En Wall Street no le iba mejor a la petrolera reestatizada y sus títulos retrocedían a la misma hora un 8,47%.
Toda una mala noticia para el gobierno de Cristina Fernández, pero peor aún para Miguel Galuccio, el presidente de YPF, quien tras el acuerdo con Repsol y con el Club de París soñaba una lluvia inversora para Vaca Muerta, el yacimiento estrella de la industria petrolera argentina con proyección en todo el mundo.
En Neuquén, donde se concentra la mayor porción de la formación, ya anticipaban que la decisión de la Corte estadounidense no tendría otro impacto que negativo en el desarrollo de los hidrocarburos no convencionales que se alojan en Vaca Muerta.
El gobierno neuquino y Galuccio están enfrentados, porque el CEO de YPF pretende una reforma que limite la participación de las empresas provincial en los proyectos de exploración y explotación.
Habrá que ver si después del golpe que supuestamente significa este revés en Washington las cosas entre las partes cambian en pos de conseguir los millonarios desembolsos necesarios para dar vuelta la deficitaria ecuación en materia energética que socaba las reservas del Banco Central.
Algunos ya creen que se volverá un escenario irremontable para Galuccio, quien ya había comenzado a hacer los deberes para que su gestión trascendiera a la de Cristina Fernández.
El rechazo de la Corte Suprema de Estados Unidos a tomar el caso de Argentina en contra de los fondos buitre preocupó a los gobernadores petroleros. Es que la medida podría afectar la relación del país con los mercados internacionales y ponerle trabas al financiamiento que necesita Vaca Muerta.
El tema se coló en la reunión que mantuvieron los mandatarios con Julio de Vido. Más allá de las referencias concretas, la mala noticia sobrevoló como un fantasma el encuentro y atemperó los ánimos, que se habían calentado durante todo el fin de semana.
Tras el encuentro, los gobernadores difundieron un comunicado donde repudiaron el fallo de la corte estadounidense y expresaron "la voluntad de continuar con la irrestricta defensa de los intereses nacionales frente al avance de estos deudores, cuyo accionar representa un peligro para la economía local".
estrategia de ir al alargue fracasó. La Suprema Corte de los Estados Unidos enterró la última esperanza que le quedaba a la presidenta Cristina Kirchner de no terminar su segundo mandato con una conmoción mayúscula en el frente de la deuda con los bonistas extranjeros, que según el relato oficial, estaba solucionado gracias a sus gestiones y a las del ex presidente Néstor Kircher.
Si la Argentina llegó a esta instancia como la selección del fútbol nacional lo hizo al Mundial de Italia 90, donde lo único que servía era apostar al alargue y los penales, lo peor que se podría hacer ahora es decir que el Suprema Corte norteamericana es como el árbitro Codesal, aquel mexicano que pitó un penal en la final contra Alemania.
Si el Gobierno no muestra la cautela y la pericia que hasta ahora le faltó, lejos podrá estar Cristina Kirchner de soñar con retornar a la Casa Rosada como Presidenta en 2019.
Si el Gobierno no muestra la cautela y la pericia que hasta ahora le faltó, lejos podrá estar Cristina Kirchner de soñar con retornar a la Casa Rosada
La diatriba inmediata del canciller Héctor Timerman que llamó "ladrones del asfalto" a los acreedores va en el sentido que llevó al país a esta tristísima instancia. La Presidenta advirtiendo con supuestas crisis internacionales del sistema financiero por causa de esto parece un poco exagerado.
La última vez que hablaron en buenos términos Cristina Kirchner y Daniel Scioli, dicen en el entorno del gobernador, fue en enero. Para el cumpleaños del ex motonauta la Presidenta le habría dicho que este año quería dejar solucionados cuatro temas: Repsol, Club de París, marco regulatorio para incentivar la explotación de Vaca Muerta y el conflicto con los holdouts.
Acaba de tener un tropiezo mayúsculo. Pagó un alto precio para solucionar Repsol y el Club de París y así "dar una señal potente" a la Suprema Corte para que aceptara la apelación. Quería quitar el argumento de que el país es un "defaulteador serial".
Si Cristina Kirchner escuchara atentamente a Domingo Cavallo, como lo hacía en los 90, habría escuchado que el tema del Club de París no era el más importante. Que era al revés. "Solucionado el tema holdouts, el Club de París es un trámite", dijo Cavallo a este cronista el día que se anunció el acuerdo, al que calificó sin embargo de necesario.
Adiós al relato. Era imposible, como insistió contra toda razonabilidad el Gobierno, repudiar la deuda con los holdouts
El ex secretario de Finanzas Daniel Marx alertó sobre los peligros de desafiar la decisión de la justicia norteamericana. Por ejemplo, algunos bancos centrales de otros países podrían exigirles a sus entidades "aumentar las previsiones respecto de préstamos a residentes en el país". Es decir, si hay poquísimo crédito a la Argentina, habrá cero. Y los funcionarios que se vean involucrados en la decisión, podrían perder la visa para ingresar a los Estados Unidos. Y hasta enfrentar posibles procesamientos.
Para Marx, un extremo sería repudiar la decisión y tratar de evitarla para caer en rebeldía. El otro sería querer pagar todo con reservas. Cualquiera de las dos llevaría a una catástrofe.
Parece más sensato pensar en que habrá una negociación para pagar con bonos.
Adiós al relato. Era imposible, como insistió contra toda razonabilidad el Gobierno, repudiar la deuda con los holdouts. La deuda no ha bajado tanto, el problema de la deuda no se ha despejado, la deuda es mayor no sólo en valores absolutos, sino también en porcentaje del producto bruto interno..
"No era lo que esperábamos", fue la lacónica respuesta de un alto funcionario de la Casa Rosada, tras conocerse el rechazo de la Corte Suprema de EEUU a considerar el caso argentino en la disputa que mantiene el país con los fondos buitres. En un discurso en cadena nacional la presidente Cristina de Kirchner afirmó que "Argentina no va a defaultear su deuda reestructurada y tiene voluntad de negociación, lo que no tiene es voluntad de ser sometida a extorsión".
La mandataria señaló que "Argentina va a cumplir con sus obligaciones" y que el Gobierno nacional va a llevar adelante "todas las estrategias necesarias para que todos los que han confiado en la Argentina (al aceptar el canje de deuda) reciban su dinero". Desde este punto de vista, fuentes oficiales confirmaron a ámbito.com que el ministro de Economía, Axel Kicillof brindará este martes los detalles sobre cómo se harán estos pagos.
Desde el otro extremo del continente un importante inversión desde su oficina de Wall Street lanzó: "Era lo que esperábamos", no sin cierta satisfacción. La decisión del alto tribunal norteamericano fue la peor posible para la Argentina (podría haber aceptado el pedido o consultado a otros estamentos del gobierno estadounidense) y contradijo las favorables expectativas que se habían generado en las últimas semanas.
La resolución termina "convalidando las aspiraciones de grupos financieros internacionales interesados en comprar activos baratos en la Argentina, particularmente los energéticos de Vaca Muerta", explican expertos internacionales en un lógico off the record. Es que los activos de Vaca Muerta son muy atractivos: la Agencia de Energía de los Estados Unidos considera que las reservas no convencionales de gas y petróleo de la Argentina son la segunda y cuarta más altas del mundo, en ese orden.
En su discurso, Cristina confirmó que el país afrontará el pago a los bonistas que ingresaron al proceso de reestructuración de deuda, pero dejó en claro que "ningún presidente debe someter a su pueblo a semejante extorsión", al referir la decisión de la Corte Suprema de EEUU de no tomar el caso y con ello favorecer de los fondos buitre.
Explicó cuál es el reclamo del fondo NML H Elliot. Según la mandataria adquirió bonos en 2008 fue por u$s 48,7 millones y a 2014 "ganó el 1.608% en dólares de retorno". Asimismo, precisó que los fondos buitres le reclamaron ante la justicia al país u$s 428 millones, pero el juez Thomas Griesa ordena pagarles u$s 1.500 millones todo junto y sin plazo, en cash a NML (que representa el 1% de los acreedores totales). El resto de los acreedores que no entraron al canje (el 7%) puede reclamar 15.000 millones de dólares. Y la situación podría tornarse peor, se especula en medios financieros, si otros bonistas decidieran hacer nuevos reclamos.
Riesgos
El economista Robert Kahn publicó en el blog del premio Nobel Paul Krugman, que si el país decidiera incumplir todas sus deudas, en lugar de pagar a los holdouts, las consecuencias del congelamiento en las relaciones con la comunidad financiera internacional _que el país trató de normalizar con acuerdos como el alcanzado con el Club de París - serían "costosas y de largo alcance". Pero si la Argentina pudiera dejar atrás su último compromiso de no ofrecer una oferta mejor a los holdouts de la que hizo a quienes cambiaron los bonos, podría haber fuertes posibilidades de negociación.
Luego advirtió que si los prestamistas ven a esta decisión judicial como un mayor riesgo en los préstamos soberanos, esto podría traer contagio y el péndulo volcarse demasiado a favor de los prestamistas en futuras negociaciones. Y esto en parte está motivando un debate en el Fondo Monetario Internacional y en todos lados sobre "reglas del juego que necesitan ser cambiadas".
Justamente este lunes se llevó a cabo a partir de las 18 horas la reunión entre los gobernadores de las 10 provincias petroleras presidido por el ministro de Planificación, Julio de Vido. Inicialmente era la presidenta Cristina Fernández de Kichner junto con el ministro de Economía, Axel Kicilloff quienes iba a recibir la contra propuesta de Ley de Hidrocarburos de manos de los mandatarios provinciales, sin embargo, a esa hora de la tarde Kicillof estaba con Cristina en Olivos. Justamente el titular del Palacio de Hacienda y parte de su equipo estuvieron asistiendo a la jefa de Estado durante toda la jornada.
La iniciativa del gobierno nacional con una nueva Ley de Hidrocarburos apunta a mejorar los incentivos para atraer inversiones para la explotación y desarrollo con el objetivo de lograr el autoabastecimiento energético para el país. Pero ahora la decisión del alto tribunal norteamericano complica aún más la posibilidad de que YPF o, lo que es peor la Argentina, pueda ser destino de inversiones externas.
La decisión del Alto Tribunal implica que el fallo del juez Thomas Griesa de pagarles a un grupo de tenedores de títulos, liderados por Paul Singer. Asimismo, y para asegurarse que los fondos buitres puedan cobrar, el magistrado ordenó a los bancos norteamericanos, que son agentes de pago de los títulos de deuda de la Argentina, a derivar parte de esos fondos a cumplir con la demanda en el momento en que esos fallos queden firmes.
En EEUU, estiman en consecuencia, que en pocos días el juez Griesa podría indicar a las entidades financieras que esa orden sea cumplida. Un elemento a tener en cuenta es que el próximo 30 de junio se operará un vencimiento de bonos por unos u$s 900 millones.
"Si la situación de Argentina era ya incierta en lo que respecta a las obligaciones externas para el año 2015, ahora lo es aún mucho más", explican a nivel internacional, al tiempo que especulan que el país se verá forzado a otra devaluación. "Esa es la apuesta de algunos inversores", comentan en Wall Street, "comprar lo más barato posible y eso que hoy los precios ya son convenientes".
Debe tenerse en cuenta que, con reservas totales en poder del Banco Central por 28.600 millones de dólares en la actualidad, los pagos compromisos para el año próximo (antes del acuerdo con el Club de París) sumaban unos 13.000 millones de dólares, de donde no es difícil comprender la ajustada la situación externa del país. Y desde ya, y como sostuvo la primera mandataria, no es posible destinar la mitad de las reservas a pagar a los acreedores que no ingresaron al canje.
Es más, analistas internacionales, explicaban a sus clientes que Argentina estaba regularizando sus compromisos internacionales para justamente poder tomar deuda a tasas razonables para hacer frente a los vencimientos del 2015.
La administración de Cristina de Kirchner mostró una actitud conciliadora con hechos concretos como el acuerdo por los juicios en el CIADI, el arreglo con la petrolera Repsol, las modificaciones en las estadísticas acordadas con el Fondo Monetario Internacional y el acuerdo con el Club de París.
En el exterior estas acciones se interpretan como que "la Argentina está sedienta de divisas" y se estima que "seguramente los prestamistas tratarán de sacar ventaja". "Parece que la historia se repite y que siempre hay interesados en que se rematen las joyas de la abuela", se lamentaban en los pasillos del Palacio de Hacienda.
Si los pronósticos respecto a la situación económica para este año no eran alentadores -se habla de una caída del PBI del orden del 1% al 2,5%- ahora el panorama se complica mucho más. Será muy difícil para el Estado Nacional y para las provincias salir a colocar deuda como asimismo que el Gobierno pueda evitar, sin costos, la presión sobre el dólar.