La actividad minera lejos está de ser uno de los principales sustentos de la economía española. Por el contrario, desde 1996 hasta la fecha ha evidenciado un claro estancamiento.
Las explotaciones mineras no resultan una excepción en el contexto de la economía española. Las crisis financieras, el cambio de estructura en la generación de energía eléctrica, el desempleo, la preocupación por el medio ambiente, entre otros factores, también atentaron contra este sector, que, por su parte, está regido por la Ley de Minas de 1973, que fue modificada y actualizada en 1980.
Según datos proporcionados por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, la actividad minera, en 2012, aportaba 32.300 fuentes de trabajo: 23.950 correspondieron a la extracción de minerales no metálicos, 5.220, a minerales energéticos y 3.130, a minerales metálicos.
Las principales ciudades mineras son Andalucía (cobre y mármol), Catalunya (hidrocarburos, rocas industriales y potasa), Castilla y León (hulla, antracita, pizarra, glauberita y wolframio), Galicia (caolín, cuarzo, pizarra, granito, estaño-wolframio) y Asturias (hulla, antracita, fluorita y oro).
La minería vuelve a España. Las organizaciones empresariales estiman que en los próximos años esta industria puede generar 11.000 puestos de trabajo directos y 55.000 indirectos. Los ingenieros jugarán un papel esencial en el resurgimiento de este negocio, olvidado en el país, según los expertos y representantes empresariales que asistieron al Día de las Materias Primas, una conferencia organizada en la Escuela de ingenieros de minas de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), esta semana.
El presidente de la Confederación Nacional de Empresarios de Minería y Metalurgia (Confedem), Juan José Cerezuela, espera que las compañías que representa crearán 7.000 puestos de trabajo directos y 35.000 indirectos. Todo esto será posible si se pone en marcha el medio centenar de proyectos de explotación minera que las empresas del sector (españolas, canadienses, estadounidenses, australianas) planean iniciar en España. Una quincena de este tipo de iniciativas empezarán a funcionar en un año y medio. El resto depende de la autorización autonómica.
Por su parte, el director técnico de Oficemen, organización que ampara negocios dedicados a la extracción de materiales para la construcción, Pedro Mora, afirmó que las empresas a las que representa requieren de 50 a 60 titulados cada año, aunque su número podría aumentar a medida que empiecen a funcionar nuevos proyectos de explotación. Mora prevé la creación de 4.000 puestos de trabajo directos y 20.000 indirectos.
Ambos portavoces de las citadas asociaciones ahondaron sobre esta idea. Cerezuela explicó que los citados negocios requerirán “ingenieros especializados en el uso de tecnología de perforación y extracción de minerales, recolección de recursos energéticos, e ingeniería geológica [dedicada a la búsqueda de yacimientos]”.
Pese a la capacidad de este sector para generar empleo, existe un abandono de las cuencas mineras españolas. Esto se debe a que “la minería ha quedado en segundo plano porque España no ha apoyado a esta industria, sino que se ha volcado en actividades más especulativas, que no han resistido a la crisis”, señaló Daniel Calleja, director general de Empresa e Industria de la Comisión Europea.
Sin embargo, con el crecimiento de la economía digital es necesario asegurar el suministro de minerales que, como el wolframio y la magnetita, son necesarios para construir aparatos electrónicos. “La industria necesita materias primas que ahora mismo no están siendo extraídas en España y Europa. Algunas de ellas las tenemos en nuestro país, de ahí el renovado interés por la industria extractiva y los profesionales que puedan trabajar en ella, como los ingenieros de minas”, explicó Francisco Javier Elorza, responsable adjunto del vicerrectorado de Planificación académica de la UPM.
El contexto político ayuda, además, al renacimiento de la minería. Es por ello que la Comisión Europea ha diseñado la Iniciativa de las Materias Primas, un plan con el que subvencionará proyectos para reducir la dependencia de la Unión Europea en el citado campo. El programa, dotado para el presente año con 68 millones de euros, incluye subvenciones a proyectos dedicados, entre otros fines, a encontrar materias primas substitutivas y explotar yacimientos dentro de los países miembro.
El ejecutivo comunitario cuantifica en 30 millones los empleos que la industria puede generar de aquí a 2020, en caso de recibir el apoyo económico incluido en el plan, cuya dotación ascenderá a 100 millones de euros el año que viene. El sector ha presentado 80 proyectos en la actual convocatoria, 23 de ellos españoles. “Acogeremos más propuestas a lo largo de los próximos años”, aseguró Mattia Pellegrini, jefe de unidad de la dirección general de Empresa e Industria de la Comisión.
Sirvan estos datos como ejemplo para avalar la necesidad que existe en España de este tipo de perfiles: “poseemos grandes reservas de litio, wolframio, cobalto y tántalo, necesarias para la electrónica”, apuntó José Antonio Espí, profesor del departamento de ingeniería geológica de la escuela de minas de la UPM. Esta reserva es suficiente para cubrir más de cuatro veces las necesidades de litio en España y de cinco en el caso del tántalo, metal que la Unión Europea considera crítico por la extrema dependencia, ya que hasta hace cuatro años se importaba el cien por cien, según el informe Materias primas críticas para la Unión Europea.
La Politécnica de Madrid ya ha observado un ligero incremento de las matriculaciones en este tipo de grados. Según explicó el adjunto al vicerrector de Planificación académica, “hace cuatro años, la Escuela de minas tenía 900 alumnos, ahora ya son 1.600”. El aumento no solo es visible en los grados, sino en los cursos de posgrado. “Hasta ahora teníamos un solo máster en esta rama, con 25 estudiantes, y ahora lo hemos incrementado”, explicó Elorza.
A partir del próximo curso, la citada escueal comenzará a impartir tres programas especializados para profesionales graduados: ingeniería de Minas, Geológica, y Sostenible, este último dedicado a gestionar las explotaciones de forma respetuosa con el medio ambiente y la sociedad. “Es probable que pasemos a tener un centenar de alumnos”, señaló.
Las empresas buscan en estos estudiantes a ingenieros capaces de aplicar nuevas tecnologías y modernizar el sector. “Se necesitan profesionales que puedan automatizar el proceso extractivo de las explotaciones. Se trata de aplicar las tecnologías de la información y la comunicación, llevar el sector al siglo XXI”, aseguró Elorza.
Para el director técnico de Oficemen, Pedro Mora, las empresas “buscan titulados que estén especializados en la prospección geológica y en la transformación de mineral para su uso en la industria”.
Que el sector minero privado español está atravesando una gran crisis no es ninguna sorpresa, pero las consecuencias que está trayendo para las compañías son fatales. La empresa Alto Bierzo, del Grupo Viloria, ha solicitado la liquidación ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo con sus acreedores, con los que mantiene una deuda de más de 17 millones de euros. Y hace dos meses, la provincia de Palencia se quedaba sin minas tras el cierre de la compañía Carbones de San Isidro y María. A ello hay que sumar los problemas del resto de compañías como la Hullera Vasco Leonesa o las empresas del grupo Alonso. El sector minero está contra las cuerdas.
La solicitud de liquidación de Alto Bierzo se presentó ante el Juzgado de lo Mercantil de León, que se pronunciará "en breve" al respecto, tal y como explicó el responsable estatal de minería de Comisiones Obreras, José Luis Villares. "Parece que no hubo posibilidad de llegar a un acuerdo al menos con el 50% de los acreedores", aseguró el responsable sindical. Y agregó: "Aquellas empresas más vulnerables son las que más dificultades tienen para sobrevivir desde el punto de vista financiero".
Esta medida adoptada por la empresa llega apenas un mes después de que la conflictividad laboral en la empresa se hiciera notoria con el ataque de ocho encapuchados a dos camiones del grupo, a los que obligaron a volcar su carga de carbón.
Pese a todas las dificultades, Alto Bierzo todavía podría sobrevivir. No tuvo tanta suerte Carbones de San Isidro y María, ubicada en Palencia, que echó el cierre en marzo y con ella, 16 trabajadores se han ido a la calle. La historia de la minería de interior en la provincia palentina se ha esfumado de un plumazo.
La imposibilidad de hacer frente a las deudas que arrastraba la empresa han sido la razón por la que sus dueños han decidido poner punto y final a su andadura. Los impagos de las ayudas a la producción de carbón y el bloqueo en la venta de mineral a las térmica han sido la puntilla para una empresa en 2011 entró en una grave crisis de la que no ha podido finalmente salir.
En abril de ese año, un trabajador de la empresa sufría un accidente mortal como consecuencia del derrumbe de una galería de la mina, lo que obligó a la empresa a hacer frente al pago de una indemnización de 600.000 euros así como el pago de una pensión de 3.000 euros mensuales, lo que dejó las arcas de las compañía realmente tocadas. Desde entonces, una consecución de expedientes de regulación de empleo, despidos, retrasos en los pagos y acumulación de deudas llevaron a la empresa a claudicar.