Cabeza a cabeza, en un virtual empate técnico. Así está la disputa rumbo a las presidenciales que protagonizan Sergio Massa y Daniel Scioli. Al menos eso refleja una encuesta de la consultora Management & Fit –exclusiva para Clarín– que muestra que a ocho meses de su contundente triunfo en las elecciones legislativas el líder del Frente Renovador se mantiene arriba, aunque el gobernador logró achicar la diferencia a menos de dos puntos.
La muestra, que contempla la opinión de 1.600 personas de Capital, Gran Buenos Aires, el resto de la Provincia y otros diez distritos del país; presenta tres posibles escenarios teniendo en cuenta los distintos candidatos que pueda presentar UNEN.
En todos los casos, Massa se impone sobre Scioli, aunque la brecha varía. Y el líder del PRO Mauricio Macri evidencia un salto considerable (7,1 puntos) respecto a la última encuesta que la misma consultora realizó el mes pasado.
El panorama más cerrado acontece con una hipotética candidatura del radical Julio Cobos por el frente de centroizquierda. Allí Massa se ubica primero con el 25 por ciento de los votos, seguido a sólo dos décimas por Scioli. Más alejado asoma Macri, con el 16,1%, y luego el ex gobernador mendocino. En cambio, con el socialista Hermes Binner en la contienda –hoy el candidato de UNEN mejor posicionado: acapara 12 puntos–, los números son más holgados para Massa: 25 por ciento contra 23,5 de Scioli. En ese contexto, también subiría medio punto Macri.
Idéntica diferencia separaría a Massa y a Scioli en caso de que el “tercero en discordia” fuera el radical Ernesto Sanz, a priori el más débil de los candidatos de UNEN. Aunque allí tanto el tigrense como el gobernador crecerían levemente en el volumen de votos: 25,3% contra 23,8%.
Para Managment & Fit, que acertó el resultado de las elecciones legislativas, en los últimos 60 días la brecha entre Massa y Scioli se redujo en casi cuatro puntos. Pero la variable no se produce a partir de una caída del tigrense, sino en un crecimiento más pronunciado de Scioli, en un contexto en el que los dos incrementaron su caudal. En efecto, en abril ostentaban 22,6 y 17,2, respectivamente.
Alineado con la Casa Rosada, el gobernador acapara proporcionalmente la mayor cantidad de votantes (41,8%) que adhiere con el Gobierno, mientras Massa interpreta más al sector opositor (67%), por lo que en un hipotético balotaje podría absorber más votos del resto de los candidatos.
De la encuesta, además, surgen otros detalles curiosos, que apuntan a una presunta poca relevancia de los frentes a la hora de elegir al presidenciable. Y Massa es el ejemplo de ello, ya que si bien es quien tiene más intención de voto, cuando se consulta a la gente “qué fuerza votaría en las elecciones”, su Frente Renovador se sitúa en el sótano, con el 10,8 por ciento, detrás del FpV (23%), UNEN (20) y el PRO (13,1). La explicación a esto acaso se encuentre en el alto número de indecisos y quienes desconocen los frentes: el 32,1%.
Con Massa y Scioli despegados del resto, la posibilidad de una alianza entre el PRO y UNEN no parece ser viable. Casi la mitad lo rechaza, incluido un 42% de quienes desaprueban la gestión K. No obstante, ambos sectores aún tienen mucho terreno por explorar. El macrismo, que intenta mostrarse como una opción alternativa, debe profundizar su desembarco en el interior. Fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires, donde en las elecciones pasadas cedió el espacio –nada menos que 11.422.266 electores– a Massa.
Lo de UNEN, con estructura asegurada en todo el país por su influencia radical, es similar, ya que para pisar fuerte el gran desafío parece ser encontrar un candidato popular para la gobernación.
Hasta no hace mucho soñaban con la re-reelección de la Presidente. Cuando se volvió inalcanzable, avisaron que apoyarían al delfín que señalase el dedo de Cristina Fernández de Kirchner, mientras desafiaban a los caciques peronistas, a veces al borde las trompadas. Hoy, a poco más de un año de las primarias presidenciales, La Cámpora parece otra. Participa activamente de la flamante conducción del PJ y, con un pragmatismo inesperado, sus principales dirigentes ya dejan trascender que el mejor candidato es “quien gane la primaria del Frente para la Victoria”.
Incluido Daniel Scioli, desde ya, con quien han acentuado los contactos subterráneos.
No hay duda de que por estilo, relaciones y algunas acciones, el gobernador bonaerense es el malquerido de la Presidenta y la agrupación juvenil apadrinada por Máximo Kirchner. Tampoco de que Cristina y los camporistas intentarán hasta último momento darle aire a cualquier otro que pueda darle batalla en las PASO. Pero ya no se les pasa por la cabeza la idea de romper con Scioli quien podría convertirse en la única oportunidad de alguna forma de supervivenciaen el poder para el kirchnerismo después de 2015.
Los abanderados de este giro son José Ottavis y Eduardo “Wado” De Pedro.
No extraña del primero, con historia pejotista previa a la década K, armador de una JP bonaerense con cierta autonomía, y quizás el camporista de mayor confianza de Máximo Kirchner.
Más simbólico es el caso de De Pedro, abogado e hijo de militantes desaparecidos, a quien muchos señalan como la materia gris de la agrupación juvenil y el favorito de Cristina. En sus últimos discursos públicos ya ni mencionan a La Cámpora. Prefieren hablar de la “juventud”, a secas.
Más allá de los cargos formales en la estructura partidaria con que los consagró el congreso del mes pasado, el vice 4° De Pedro y el secretario general Ottavis integran la mesa chica que se está ocupando de poner en marcha el PJ junto a Mauricio Mazzón (hijo del operador estelar Juan Carlos), el presidente partidario Eduardo Fellner y su asesor político Daniel Ibañez.
Este martes se reunirán en la sede de Matheu 130 para terminar de darle forma a un plan de regionalización, reafiliación, formación de nuevos cuadros y modernización partidaria que incluye una nueva página web y una presencia más activa del PJ en las redes sociales de las que se encargarán los camporistas.
Las reuniones del Consejo Nacional volverán a rotar por todo el país como en la época de Néstor Kirchner. La primera podría ser en Santa Fe o Córdoba, distritos indómitos para el FPV.
El más díscolo para adaptarse a la nueva estrategia es Andrés “Cuervo” Larroque, que sigue remarcando en privado sus diferencias con Scioli y hasta se anima cada tanto a alguna crítica pública, como ocurrió esta semana cuando el gobernador participó del encuentro organizado porClarín.
Pero cada vez que trascienden sus ácidos comentarios, el Cuervo se preocupa por llamar a Scioli para aclarar los tantos y bajarle el tono a sus críticas. Como una señal de los nuevos tiempos, a fin de abril recorrieron juntos la jornada de la militancia que Unidos y Organizados organizó en el Mercado Central.
“Con su estilo, haciéndose el boludo muchas veces, Daniel siempre fue fiel. Más que otros que se sobreactúan”, defiende De Pedro al gobernador ante quienes lo cuestionan. “Hay tiempos que se avanza a máxima velocidad y otros en los que se va más lento. Pero lo importante es avanzar”, avala las diferencias entre el gobierno de Cristina y uno eventual de Scioli.
“No alcanza más con entrar a Olivos o tener llegada a Máximo.
Hay que estar en el PJ y ganar espacios en los distritos, en los concejos deliberantes, para defender lo logrado por Cristina”, arengó Ottavis a los suyos a la salida del congreso partidario de Parque Norte.
Un dirigente del Partido Justicialista consultado por cómo está funcionando la integración camporista al seno del partido, respondió con más ironía que satisfacción: “¿La desintegración de La Cámpora en el PJ, querés decir? Avanza muy bien”.