Tras admitir su derrota, el opositor Oscar Zuluaga, delfín del ex presidente Álvaro Uribe, destacó que los siete millones de votos que recibió harán oír su voz al nuevo gobierno.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, logró ayer su reelección al vencer con el 50,93% de los votos a su rival de derecha, Oscar Zuluga quien obtuvo el 45,02%. El voto en blanco alcanzó 4,03%.
La victoria de Santos en el ballotage garantiza la continuación de las negociaciones de paz con la guerrilla en busca de acabar con un conflicto de medio siglo.
En una Colombia dividida por la confrontación, Santos apostó para lograr su segundo mandato a la continuación del diálogo de paz con Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Cuba para poner fin al conflicto que ha dejado más de 200.000 muertos y millones de desplazados. En cambio Zuluaga, delfín político del ex presidente Alvaro Uribe, prometía enfrentar a los rebeldes con mano dura y sin hacer concesiones.
Pocos días antes de los comicios, Santos redobló la apuesta al anunciar que había comenzado diálogos exploratorios con otro grupo rebelde, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), para sumarlo a las negociaciones por la paz.
Pero las dudas de muchos colombianos sobre la voluntad de la guerrilla de dejar las armas, que llevaron a Zuluaga a vencer en la primera vuelta y a dar pelea en el ballotage, serán un desafío para el segundo mandato de Santos que comienza el 7 de agosto.
Tras reconocer su derrota, Zuluaga felicitó a Santos pero a continuación destacó que su movimiento perdió con altura y con entereza y que eso se debe a los cerca de siete millones de votos que recibió, por lo cual aseguró: aquí seguimos en esta lucha política por nuestro país.
Siete millones de colombianos cuya voz tendrá que ser escuchada por el nuevo gobierno, subrayó.
Las elecciones se celebraron en un ambiente de calma y normalidad, al igual que ocurrió en las legislativas del pasado 9 de marzo y en la primera vuelta de las presidenciales, el 25 de mayo. Sin embargo, el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), líder del Centro Democrático y de la oposición a Santos, denunció después de votar que en algunas regiones del país los votantes de Zuluaga han sido amenazados por grupos armados.
Uribe dijo que votó con tristeza por las supuestas acciones del grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y de bandas criminales que amenazan con masacres a los votantes de Zuluaga y con fusiles obligan a las personas a votar por el candidato presidente Santos sin que él pronuncie ni una sola palabra.
En cambio, el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, ex guerrillero del M-19 y líder del Movimiento Progresistas, señaló a través de Twitter: nadie se engañe, el pueblo colombiano se expresa en mandato: ordena hacer la Paz.
Aunque están sentados a la mesa de negociaciones en La Habana desde hace más de un año y medio, las Fuerzas Armadas y las FARC siguen combatiendo en selvas y montañas colombianas. Hasta ahora las partes han logrado solo acuerdos parciales. Y aún quedan temas ríspidos por discutir como la compensación de las víctimas y los mecanismos para acabar con el conflicto.
Juan Manuel Santos tendrá cuatro años más para intentar firmar la paz con las guerrillas y poner en marcha las locomotoras que prometió y no arrancaron en su primera administración. Si en aquella oportunidad fueron los votos de Álvaro Uribe los que le llevaron a la presidencia, esta vez fue la izquierda -desde la moderada a la más radical, que se congregó entorno a su propuesta de paz-, la que permite que repita mandato.
No solo votaron a su favor, también en contra de Uribe.
Asimismo, la maquinaria de los barones tradicionales que habían estado inactivos en la primera vuelta celebrada en mayo, pusieron en marcha los motores y aportaron su grano de arena. Aunque perdió, Oscar Iván Zuluaga consigue un abultado caudal electoral con el que podrá hacer oposición a Santos.
El actual presidente obtuvo el 54% de los votos contra el 45% de su rival conservador.
Desde el lunes, al margen de los retos de toda índole que debe afrontar, la labor prioritaria del nuevo presidente de Colombia será restañar las heridas abiertas en una campaña pugnaz como pocas. Tendrá que cerrar la brecha que divide al país en dos mitades con el fin de sacar adelante el proceso de paz y todas las asignaturas pendientes que preocupan más al ciudadano.
Y aunque el conflicto armado y el proceso de paz no figuraban entre las prioridades de los electores, angustiados por el empleo o la mala calidad de la Sanidad o la inseguridad ciudadana, fueron las FARC las que volvieron a centrar el debate presidencial en Colombia, al igual que ocurre desde hace 20 años.
Juan Manuel Santos olvidó las realizaciones de su gobierno, con las que no había logrado convencer a sus compatriotas el 25 de mayo, y convirtió la campaña en la segunda vuelta en un referendo sobre sus negociaciones con la guerrilla, atrayendo hacia sus toldas a grupos políticos y sociales tradicionalmente alejados de sus propuestas. Contó con un amplio sector de la izquierda y de otros partidos que aprueban las conversaciones de Cuba pero no sus políticas en lo demás.
Además, buena parte de los grandes empresarios del país le respaldaron. Para hacer una idea de la diversidad de la unión, entre quienes declararon de manera abierta su apoyo a Santos figuran Luis Carlos Sarmiento, propietario del 30% del sistema financiero colombiano, y los sindicatos más radicales como la CUT.
Pero los votos que más necesitaba los aportaron Clara López, la candidata del socialista Polo Democrático, que se adhirió a su campaña pese a que su partido prefería mantenerse neutral, y el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro.
La paz con condiciones de la propuesta de Oscar Iván Zuluaga, el candidato 'uribista' que sorprendió al presidente al derrotarle en primera vuelta, no fue suficiente para llegar a Casa Nariño. Natural de Pensilvania, Caldas, en el centro del país, ocupó la cartera de Hacienda en el gobierno de Uribe cuando Santos era su ministro de Defensa. Entre él y Santos crearon el Partido de la U para acoger las ideas del que entonces era su jefe. Más tarde se separaron y los uribistas fundaron el Centro Democrático, que consiguió 20 escaños en las legislativas de marzo.
Tampoco fueron suficiente los votos que le aportó Martha Lucía Ramírez, aspirante del Partido Conservador, con quien tiene muchas coincidencias programáticas.
Aunque la izquierda apoyó a Santos, no serán sus aliados en el gobierno. Anunciaron que desde el lunes regresarán a la oposición y solo respaldarán lo que tenga que ver con La Habana. Santos contará con el respaldo de la mayoría del Congreso y tendrá al Centro Democrático y el senador Uribe como su rival principal.