Por primera vez en la historia argentina un vicepresidente será indagado durante su mandato institucional y podría ser también el primero en quedar procesado en una causa penal.
Boudou, imputado por negociaciones incompatibles con la función pública, iniciará la ronda de interrogatorios a acusados por el caso de la imprenta Ciccone, por el que serán indagadas otras cinco personas, entre ellas José María Núñez Carmona, socio y amigo del vicepresidente, y Nicolás Ciccone, cofundador de la compañía.
La defensa del vicepresidente tiene presentado un pedido de nulidad del llamado a indagatoria al que el juez Lijo dispuso darle trámite, corriéndole vista a las partes para que opinen antes de resolver.
El fiscal Jorge Di Lello tiene tres días para decidir sobre el planteo y luego la defensa podrá apelarlo si el juez lo rechaza, por lo que el pedido de nulidad estará vigente para la indagatoria de mañana.
La ley establece que la indagatoria se puede tomar a pesar de que existan nulidades planteadas.
Boudou había pedido televisar la indagatoria y le ofreció al juez Lijo su despacho del Senado para hacerlo pero el magistrado rechazó el planteo porque el artículo 204 del Código Procesal Penal establece que el expediente será "secreto para los extraños".
Junto con Boudou serán indagados Núñez Carmona (el martes a las 11); Alejandro Vandenbroele, presidente de The Old Fund, la empresa que se quedó con Ciccone (miércoles a las 11); el ex jefe de asesores de la AFIP Rafael Resnick Brenner (jueves a las 9) el yerno de Nicolás Ciccone, Guillermo Reinwick (jueves a las 11) y el propio Ciccone (viernes a las 11).
La causa
Boudou fue citado a indagatoria acusado de haberse quedado con la empresa Ciccone para hacer negocios con el Estado utilizando su cargo de ministro de Economía y con la participación de su amigo Núñez Carmona y de Vandenbroele, titular del fondo que se quedó con el 70 por ciento de Ciccone.
"Amado Boudou, junto a José María Núñez Carmona, habrían adquirido la empresa quebrada y monopólica Ciccone Calcográfica, mientras Boudou era Ministro de Economía, a través de la sociedad The Old Fund y de Alejandro Vandenbroele, con el fin último de contratar con el Estado Nacional la impresión de billetes y documentación oficial", sostuvo Lijo en el llamado a indagatoria.
Agregó que Boudou se reunió con la familia Ciccone para hacer el traspaso de la compañía a The Old Fund, que después delegó las negociaciones en Núñez Carmona y que Resnick Brenner firmó un plan de pagos excepcional a favor de Ciccone.
Por último, cuando Ciccone pasó a llamarse Compañía de Valores Sudamericana (CVS) firmó con la Casa de Moneda un contrato para la impresión de 410.000.000 de billetes, ya cuando Boudou era vicepresidente.
Todos los focos y las presiones desde lo más alto del Gobierno están apuntados en estas horas al caso de Amado Boudou, por el ruido que provoca y por las derivaciones que podría tener. Pero no terminan allí las inquietudes de Olivos: eclipsada por el escándalo del vicepresidente y con trámite a paso lento, la causa que involucra a Lázaro Báez genera al menos iguales tensiones en el poder. Lo sabe la Presidenta, cuyos días de descanso en el sur han registrado más de una vez los mensajes cargados de preocupación que le transmite el conocido empresario K.
El caso de Báez, por lavado de dinero, tomó una dimensión familiar para el empresario cuando comenzó a aparecer involucrado su hijo Martín. No es sólo una preocupación individual sino también de su esposa y del resto de la familia. Eso, al parecer, tendría un peso especial para Báez y motorizaría sus comunicaciones con el círculo más cercano a Cristina Fernández de Kirchner. El empresario ya se ha lamentado ante allegados por el nivel de exposición que terminó teniendo su joven hijo, miembro de varias empresas de enorme crecimiento en la década kirchnerista.
Ese cuadro se vio potenciado por la confirmación de operaciones en el exterior que involucran sumas millonarias en dólares. La justicia de Suiza señaló por escrito que alrededor de 22 millones de dólares fueron depositados en ese país por sociedades relacionadas con la familia Báez, mediante transferencias realizadas desde Panamá.
La causa está en manos del juez Sebastián Casanello, pero el magistrado parece no inquietar hasta ahora al poder, cuyas cada vez más visibles presiones en el ámbito de los Tribunales han sacudido especialmente a la justicia federal. Lo ha padecido sí el fiscal que investigaba el tema, José María Campagnoli, desplazado del cargo y en proceso de juicio para destituirlo. Ese proceso volverá a los primeros planos desde la semana que viene. Sería, dicen en medios judiciales, un caso testigo, pero no el único.
La ofensiva ordenada desde las máximas instancias del poder ha tensado desde siempre, y provocado bajas, en el caso Ciccone. Y por eso, los poco pulidos embates de Boudou sobre el juez Ariel Lijo no son leídos únicamente como jugadas mediáticas, sino también como posibles fundamentos, también toscos, para apuntarle luego al magistrado.
En la misma línea, el cristinismo empuja definiciones de la Cámara Federal luego de la intención, por ahora frustrada, de apartar a Lijo. Alguna otra decisión, que cuestione medidas procesales, es aguardada para reunir elementos que permitan revitalizar la ofensiva.
Las andanadas contra el juez, tal como ya se ha confirmado en este diario, fueron impulsadas por la propia Presidenta. Es curioso –o propio de las situaciones que no tienen de arranque el remedio imaginado– pero no hay movimiento para proteger al vice que no genere alguna cuota de malestar. Enoja entonces aparecer en la primera línea de defensa de Boudou pero también enoja dar imagen de distancia. Lo saben algunos cristinistas que recibieron reconvenciones por mostrarse silenciosos y ajenos a la suerte del vicepresidente.
En ese contexto de forzada acumulación de elementos para dispararle al juez –que hasta el momento se mostró impermeable frente a las acusaciones de Boudou–, no pasó inadvertida una declaración del verticalista Carlos Kunkel. El legislador dijo con tono formalmente medido pero inquietante que si Lijo no actuara “correctamente”, podría quedar expuesto a una acusación concreta en el Consejo de la Magistratura.
Puede que el mensaje corra por su exclusiva cuenta, pero su resonancia se entiende con solo recordar los antecedentes de esta historia. En momentos de fortaleza, la primera ofensiva de Boudou dejó en la banquina al juez Daniel Rafecas y al fiscal Carlos Rívolo. También provocó la caída del procurador General, Esteban Righi, un histórico del peronismo y figura asociada precisamente a la breve e intensa presidencia de Héctor Cámpora: no hubo simbolismo que valga.
Se pretende, claro, transformar a Boudou en una víctima de –otra vez– fuerzas oscuras que lo tienen en la mira por la estatización de las AFJP. ¿Y Baéz?
Aún no se escribió el libreto épico.
Buenos Aires. El vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, deberá presentarse hoy a las 11 en los Tribunales federales del barrio porteño de Retiro para ser indagado por el juez federal Ariel Lijo por el caso Ciccone, donde está acusado de haberse quedado con la imprenta de billetes para hacer negocios con el Estado, aprovechando su cargo de funcionario.
Por primera vez en la historia argentina un vicepresidente será indagado durante su mandato institucional y podría ser también el primero en quedar procesado en una causa penal.
Boudou, imputado por negociaciones incompatibles con la función pública, iniciará la ronda de interrogatorios por el caso de la imprenta Ciccone, por el que serán indagadas otras cinco personas, entre ellas José María Núñez Carmona (socio y amigo del vicepresidente), y Nicolás Ciccone, cofundador de la compañía.
La defensa del vicepresidente tiene presentado un pedido de nulidad del llamado a indagatoria al que el juez Lijo dispuso darle trámite, corriéndole vista a las partes para que opinen antes de resolver. El fiscal Jorge Di Lello tiene tres días para decidir sobre el planteo y luego la defensa podrá apelarlo si el juez lo rechaza, por lo que el pedido de nulidad estará vigente para la indagatoria de mañana.
La ley establece que la indagatoria se puede tomar a pesar de que existan nulidades planteadas.
En un planteo mediático de su defensa y en medio de duros ataques al juez, buscando su recusación, Boudou había pedido televisar la indagatoria y llegó a ofrecerle al juez Lijo su despacho del Senado para hacerlo. Pero el magistrado rechazó el planteo porque el artículo 204 del Código Procesal Penal establece que el expediente será “secreto para los extraños”.
Junto con Boudou serán indagados Núñez Carmona (el martes a las 11); Alejandro Vandenbroele, presidente de The Old Fund, la empresa que se quedó con Ciccone (miércoles a las 11); el exjefe de asesores de la Afip Rafael Resnick Brenner (jueves a las 9); el yerno de Nicolás Ciccone, Guillermo Reinwick (jueves a las 11); y el propio Ciccone (viernes a las 11).
Boudou fue citado a indagatoria sospechado de haberse quedado con Ciccone Calcográfica a través de Núñez Carmona y de Vandenbroele, titular del fondo que se quedó con el 70 por ciento de Ciccone.
Causa Ciccone
“Amado Boudou, junto a José María Núñez Carmona, habrían adquirido la empresa quebrada y monopólica Ciccone Calcográfica, mientras Boudou era Ministro de Economía, a través de la sociedad The Old Fund y de Alejandro Vandenbroele, con el fin último de contratar con el Estado Nacional la impresión de billetes y documentación oficial”, sostuvo Lijo en el llamado a indagatoria.
Agregó que Boudou se reunió con la familia Ciccone para hacer el traspaso de la compañía a The Old Fund, que después delegó las negociaciones en Núñez Carmona y que Resnick Brenner firmó un plan de pagos excepcional a favor de Ciccone.
Por último, cuando Ciccone pasó a llamarse Compañía de Valores Sudamericana (CVS) firmó con la Casa de Moneda un contrato para la impresión de 410 millones de billetes. Para ese entonces, Boudou ya era vicepresidente.
La llegada de Boudou a los tribunales es una hecatombe para el poder político. La presidenta Cristina Fernández, responsable de haber pasado a Boudou de la Anses al Ministerio de Economía, primero, y de haberlo catapultado a la política al elegirlo luego como compañero de fórmula, ha dado señales de apoyo a Boudou, desencadenando todo tipo de especulaciones sobre el rol que jugaba la toma del control de Ciccone en el armado del poder kirchnerista y el papel que pudo haber tenido en ello el expresidente Néstor Kirchner.
El resto del oficialismo, en tanto, ha ido tomando creciente distancia de Boudou, más allá de algunas declaraciones a su favor.
Ayer, la agrupación K “Oesterheld” anunció que espera a Boudou, mañana por la noche, en un centro cultural del barrio de San Telmo para “hacerle el aguante al vicepresidente”.
Y 10 intendentes de todo el país, autodenominados “Los Oktubres”, repudiaron lo que consideraron el “linchamiento mediático” de Boudou.