Por Ricardo Alonso.
Hoy lunes 9 de junio es el Día del geólogo en la República Argentina. ¿Quién no soñó alguna vez con viajar en una máquina del tiempo? Poder retroceder hacia el pasado y contemplar imágenes diferentes del mundo que habitamos. Ver el lugar en que vivimos poblado de animales extraños; el océano emplazado donde se extiende la tierra firme y viceversa. La geología es precisamente la ciencia que se ocupa de estudiar el origen y desarrollo de nuestro planeta y es el geólogo quien a través de sus observaciones conduce hacia el pasado la imaginaria máquina del tiempo.
“Mente et Malleo”, con la mente y con el martillo, reza el logo que identifica mundialmente a la geología. Es a través de la observación de las rocas y del pensamiento puro, en que el pasado se proyecta al presente cuando se leen las enormes páginas pétreas de ese gran libro que es la corteza terrestre donde está grabada la historia apenas contada del mundo en que vivimos.
Unos cinco mil geólogos trabajan actualmente en el país desempeñando sus actividades desde los centros académicos y de investigación, hasta las múltiples empresas dedicadas a estudiar, explorar y explotar los recursos del suelo y del subsuelo.
La geología avanzó extraordinariamente en las últimas décadas desde una disciplina asociada con observadores y descriptores de rocas, fósiles y minerales, hasta cubrir todos los aspectos del origen, historia y evolución del planeta Tierra; y dentro de ello, la génesis y los recursos naturales no renovables de los continentes y océanos. Incluso también el estudio de la Luna, Marte, los meteoritos, y los demás planetas del sistema solar. El geólogo es un detective de la Tierra, y a través de la observación del presente, busca reconstruir el pasado y de allí obtener las claves que lo orienten sobre el futuro.
Por ejemplo, los continentes que hoy vemos desmembrados y a la deriva, estuvieron unidos en una sola masa llamada Pangea, la que se desarticuló en Gondwana al sur y Laurasia al norte. Así como podemos mediante distintas técnicas ensamblar los continentes en su posición original, también podemos conocer cómo seguirán alejándose entre ellos y en qué situación se encontrarán dentro de decenas de millones de años.
La geotectónica, la geodinámica, la paleogeografía, el paleomagnetismo y la paleoclimatología son algunas de las disciplinas que permiten el armado de estos grandes rompecabezas continentales.
Gracias a los meteoritos, materia primigenia del sistema solar, sabemos que la Tierra se formó hace 4.566 millones de años. Los isótopos de los elementos químicos nos han permitido datar las rocas de todas las edades, desde las más viejas o arcaicas, pasando por las proterozoicas hasta las fanerozoicas, o sea las de los últimos 600 millones de años. Las fanerozoicas contienen, además, fósiles que representan la vida de organismos de otros tiempos, entre los cuales se reconocen a los representantes de la vida antigua o paleozoica, de la vida media o mesozoica y de la vida nueva o cenozoica.
Las rocas han conservado los restos fósiles de invertebrados, vertebrados, plantas y microorganismos que son estudiados por los paleontólogos.
La paleontología tiene hoy cientos de ramas y miles de especialistas.
Los fósiles tienen un doble valor ya que nos informan sobre la antigüedad de las rocas que los contienen y también cuál era el ambiente en que fueron sepultados. Las rocas que contienen fósiles son las sedimentarias y son estudiadas por los sedimentólogos. Los apilamientos de miles de metros de rocas sedimentarias, formando estratos, son estudiados por los estratígrafos. Las rocas formadas por el magma son las ígneas y cualquiera roca que haya sufrido altas presiones y temperaturas se transforma en metamórfica. Ambas, ígneas y metamórficas, son estudiadas por los petrólogos.
Si el magma llega a la superficie explota en volcanes y quienes los estudian son los vulcanólogos. Todas las rocas sufren deformaciones por las fuerzas que actúan en la corteza, doblándose en pliegues o rompiéndose por fallas, tema que estudia la tectónica en mano de los geólogos estructurales. Las rocas sedimentarias pueden contener materia orgánica, la que madura por calor para dar hidrocarburos, los que migran y se acumulan en las rocas plegadas. Los geólogos petroleros tienen la misión de reconstruir las cuencas sedimentarias, descubrir la evolución de los distintos ambientes y ubicar las estructuras profundas donde se entrampan los fluidos para dar los yacimientos de petróleo y gas.
Si lo que se busca es agua potable subterránea, los hidrogeólogos siguen pasos similares y distintas técnicas hasta llegar a la perforación que permita alumbrar los acuíferos. La geotermia en cambio se ocupa de las aguas termales, su origen, quimismo y aprovechamiento. Apelando a la física se han desarrollado muchas técnicas que tienen que ver con la electricidad, la gravedad, el magnetismo, la radiactividad, o las ondas sísmicas, que solas o en conjunto permiten conocer las características del subsuelo. Así pueden descubrirse yacimientos minerales, petróleo, agua o conocer la profundidad del relleno de un valle o una cuenca, entre otros aspectos que estudia la geofísica y los geofísicos. La liberación de energía sísmica en forma de terremotos es motivo de estudio de los sismólogos.
Cuando una mineralización está cerca de la superficie sus elementos químicos se dispersan. La geoquímica es una herramienta importante para centrar una búsqueda y a eso, entre muchos otros temas de interés, se dedican los geoquímicos. Los yacimientos metalíferos, no metalíferos y nucleares, están compuestos por minerales (que estudian los mineralogistas), contenidos en rocas (que estudian los petrólogos), y todos los aspectos de su prospección, exploración y explotación son llevados a cabo por los geólogos mineros. La distribución en el espacio y en el tiempo de los depósitos minerales es la tarea de la metalogenia.
De acuerdo con los distintos climas y las distintas rocas se forman los paisajes más diversos. La geomorfología es la rama de la geología que se ocupa del estudio de las formas del relieve y quienes lo hacen son los geomorfólogos. Los geólogos ambientalistas están interesados no solo en el medio físico y su relación con el medio biológico y social, sino también en los riesgos geológicos que acarrean el juego dinámico de las energías endógena y exógena de la Tierra y su resultado en la tectónica y el clima. El suelo es estudiado por los edafólogos cuando de cultivos se trata. Cuando el suelo y el subsuelo se estudian para ubicar allí obras civiles como rutas, diques, edificios, canales, puentes, túneles, el campo de estudio es el de la geotecnia. La teledetección y la cartografía son esenciales para la elaboración de los mapas geológicos y existen especialistas para cada una de estas ramas.
Como se aprecia la geología evolucionó hacia decenas de ramas, con centenas de especialidades. Muchas ramas se han ido aislando hasta transformase en ciencias independientes tales como la geoquímica, geofísica o la paleontología, donde respectivamente confluyen el químico, el físico o el biólogo junto al geólogo. Los cientos de billones de dólares que vale el recurso evaluado del subsuelo del país en minerales, aguas subterráneas e hidrocarburos, es y ha sido la mayor contribución de los geólogos y su ciencia.