El ministro de economía y energía comunicó el plan para avanzar en una regulación para la extracción de no convencionales. Al abandonar la prohibición, el gobierno atiende a la demanda de los sectores productivos preocupados por la dependencia del gas ruso y la pérdida de competitividad frente a la industria de los Estados Unidos.
De acuerdo a lo adelantado por el ministro Gabriel Sigmar, se espera que la nueva normativa sea analizada en las próximas semanas y logre la aprobación del Parlamento antes del receso de verano.
La legislación impondrá condiciones a los proyectos de fracking, centradas especialmente en estrictas auditorías ambientales y la prohibición de perforar en áreas donde la calidad del agua está oficialmente protegida. “El permiso para llevar a cabo fracking estará sujeto a la aprobación de las autoridades regionales en materia de agua”, adelantó el ministro en una carta enviada al líder de la Comisión de Presupuesto del Bundestag.
Este avance en pos del desarrollo del shale responde a un acuerdo alcanzado el año pasado por los partidos de la coalición gobernante, mediante el que se comprometieron a establecer un marco jurídico para el fracking.
Las reservas estimadas de Alemania de shale gas son significativamente menores que las de Polonia y Francia. Sin embargo, el gas no convencional que se concentra en los estados del norte alemán, tiene el potencial de satisfacer la demanda nacional a largo plazo.
Los sectores industriales celebran la iniciativa. Un portavoz de Confederación de la Industria Alemana, consultado por Financial Times, citó al respecto un comunicado presentado recientemente por la organización. Sostuvieron: “la lección más importante de las tensiones con Rusia es que Alemania tiene que depender de su propio suministro de materias primas. A través de la tecnología de fracturamiento hidráulico Alemania podría obtener más del 35 por ciento de su consumo de gas a partir de fuentes nacionales”.
Otro foco de alivio a la industria llegaría de la mano del abaratamiento de la energía. Tal como reportó esta semana Reuters en un informe especial, la recuperación industrial de los EEUU impulsada por el shale boom, debilita al sector productivo alemán, agobiado por los altos costos de los insumos y los recursos energéticos.
De momento, son los productores de cerveza quienes miran con recelo el avance del fracking, preocupados por eventuales efectos sobre la calidad del agua. Desde el gobierno, aseguran que se tomarán todas las medidas necesarias para proteger los acuíferos.