Las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea descendieron en 2012 y ya se sitúan en niveles que permiten a la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, en sus siglas en inglés) asegurar que la UE está en el buen camino para alcanzar los objetivos de reducción que se fijó para 2020. No solo eso: los datos, ya cerrados, enviados a Naciones Unidas y que la EEA hizo públicos este martes, muestran que los 15 países europeos que se comprometieron en el Protocolo de Kioto a contener sus gases de efecto invernadero han cumplido de sobra su meta conjunta: emitir en conjunto un 8% menos que en 1990.
Tras varios años de descenso, en 2012 los registros muestran una caída de las emisiones del 1,3% en toda la Unión con respecto a 2011. Si se compara con dos décadas atrás —1990, el año base para los cálculos de Kioto— Europa ha conseguido reducir un 19,2% sus emisiones. Sin embargo, no todos los actuales miembros de la Unión se comprometieron igual. Los 15 que formaban parte de ella cuando se firmó el protocolo (1997), incluida España, decidieron ir en conjunto: cada uno debía reducir un 8%, pero entre los 15 se repartieron la carga de manera que, mientras países como Alemania tenían que emitir un 21% menos, otros podían aumentar, y España, en concreto, hasta un 15%. Globalmente han reducido un 11,8%, según los últimos datos disponibles.
Eso sí, el grueso de la mejora de España en estos años no se debe a sus esfuerzos para ser más eficiente energéticamente o para aumentar el porcentaje de las renovables. Hay que agradecérselo a la crisis económica, tal y como reconocen las dos últimas titulares de la oficina de Cambio Climático del Gobierno, Teresa Ribera (2008-2011) y Susana Magro (2012-actualidad). La recesión ha reducido la producción industrial y el transporte.