La vida está llena de paradojas. El despacho de Diego Benavides, presidente ejecutivo de Minera IRL, es una de ellas. Pese a que se ubica en el distrito limeño de Miraflores, los detalles en el interior de su oficina develan el interés del empresario por el trabajo de campo: fotos panorámicas de operaciones de mineras, imágenes de sus visitas a la sierra y su encuentro con comunidades campesinas, y pequeñas muestras de tierra extraída de las minas, son algunos de esos elementos. A sus 60 años, y pese a la volatilidad del oro –el metal eje de su negocio–, el ejecutivo no piensa en el retiro. Benavides la tiene clara. “Buscamos ser una minera que produzca 200.000 onzas anuales al año a partir de 2015”, enfatiza. ¿Cómo logrará la minera júnior esa tarea?
Balance y adelantos
Minera IRL tiene actualmente tres importantes activos. Para empezar la firma posee Corihuarmi, una mina de oro ubicada en la región Junín que está en producción desde el primer trimestre de 2008. Sin embargo, sus dos caballos de batalla están ubicados al sur. El primero es el proyecto Ollachea, situado en la región Puno, y el segundo es Don Nicolás, en el sur de Argentina.
“2013 fue muy relevante para los tres activos”, afirma Benavides. Según detalla, para empezar, se efectuaron las obras para ampliar la vida útil de Corihuarmi hasta 2015. “En 2013 producimos más de 20.000 onzas de oro. La mina se ha comportado como esperábamos. Aunque al principio de la operación se detectaron reservas por 140.000 onzas, a la fecha hemos producido más de 200.000 onzas”, dice Benavides.
En el caso de Ollachea se registraron también importantes avances. El año pasado se aprobó el estudio de impacto ambiental del proyecto –en el que la empresa se ha comprometido a otorgar el 5% de las acciones de la operación a la comunidad campesina de Ollachea– y se concluyó la construcción de un túnel de 1,2 kilómetros gracias a una inversión de US$13 millones. En el primer trimestre de 2014, la firma ingresó toda la documentación para obtener el permiso de construcción del proyecto. “Esperamos conseguirlo a fines de mayo o la primera quincena de junio”, estima Benavides. Ollachea será la punta de lanza de la producción de Minera IRL. La mina cuenta con reservas por un millón de onzas de oro (a razón de una producción de 115.000 onzas al año) y otros 1,5 millones de onzas que no fueron considerados en el estudio de factibilidad. En total Ollachea requerirá una inversión de US$ 180 millones. ¿Cómo financiará IRL este monto? Según Benavides, este mes su firma recibiría una carta de intención del financiamiento por US$ 120 millones proveniente del Macquarie Bank de Australia.
De acuerdo con Benavides, el resto del dinero podría ser financiado a través de otro banco o del mercado de capitales. El ejecutivo añade que hay empresas interesadas en adquirir parte del proyecto, es decir, una tercera opción para completar el monto faltante. Benavides espera que el proyecto inicie su producción a fines de 2015.
¿Es aplicable el modelo de Ollachea de otorgar participación accionaria a las comunidades de influencia en otros proyectos de Minera IRL o de otras operaciones en el país? Según el mismo Benavides, cada proyecto tiene sus propias características y problemas, por lo que el modelo no es necesariamente aplicable. Por ejemplo, hay operaciones donde no se trabaja con una o dos comunidades, sino con varias decenas. “La aplicabilidad de ese modelo en el país dependerá de la decisión del inversionista”, opina Luis Arauzo, catedrático de la UPC.
Según Juan Carlos Mathews, director de la Maestría de Negocios Globales de la Universidad del Pacífico, llevar a cabo modelos creativos como el de Ollachea es una estrategia inteligente. “El involucramiento de la comunidad minimiza las posibilidades de bloqueo del proyecto a futuro y facilita el cumplimiento de cronogramas de producción y comercialización. Más aún, considerando el alza de costos operativos a los que hemos hecho referencia, cualquier sobrecosto afectará la utilidad esperada”, dice.
También fue un año positivo para Don Nicolás, un proyecto que, si bien aún no carga valor a las acciones, tiene un gran potencial para los negocios de la empresa.
“En 2013 logramos financiar el 100% del proyecto a través de la venta del 49% de la subsidiaria Minera IRL Patagonia a un grupo de inversionistas argentinos”, señala Benavides. Gracias a esta operación, la firma del empresario peruano obtuvo US$ 45 millones y una línea de crédito de US$ 35 millones (lo que suma US$ 80 millones, la cifra requerida para empezar la producción de Don Nicolás). “Esperamos que la producción de la mina empiece a fines de 2014”, dice el empresario.
Diego Benavides sostiene que, por ahora, la firma no evalúa expandirse a otros países y que se concentrará en sus proyectos en el Perú y Argentina. “Todo debe darse por etapas. Es correcto que focalicen su esfuerzo en el Perú en el corto y mediano plazo, dado que aún existen oportunidades para crecer. Sin embargo, en una mirada de largo plazo, el expertise de la empresa –con la carta de presentación de lo desarrollado en el Perú– sin duda le abre oportunidades de participación en proyectos de otros países. En esos casos, un socio estratégico local puede ser el mejor camino”, dice Juan Carlos Mathews.
Según Luis Arauzo, la decisión de Minera IRL de concentrar esfuerzos en buscar oportunidades en el Perú debe ser bien recibida, ya que no es conveniente para el Perú que una firma de esta envergadura derive sus inversiones hacia otros países.
Benavides se muestra confiado en el potencial de estos tres activos, y son, según dice, los motores que le permitirán alcanzar la meta de las 200.000 onzas de oro anuales. Sin embargo, este es solo un pronóstico inicial.
Según el empresario, la producción de Don Nicolás puede pasar de 60.000 onzas anuales a 90.000 onzas, la de Ollachea de 115.000 a 150.000 y la de Corihuarmi crecer también gracias a la ampliación de su vida útil. ¿Figura entre los planes de la minera convertirse en una firma gigante? Benavides dice que no. “No aspiramos a ser una gran empresa. Una empresa como la nuestra, que está listada en Londres, Toronto y Lima, tiene un management con las uñas adentro. Sus ejecutivos viven y trabajan en el Perú”, dice el empresario.
¿Nuevos rumbos?
Las posibilidades de la minera no acaban en sus principales activos. Minera IRL tiene, a unos diez kilómetros de Corihuarmi, el proyecto Bethania. En este pórfido de oro y cobre, la firma ya ha efectuado dos temporadas de perforación y ha encontrado, según Benavides, “buenos resultados”. En similar situación se encuentra Quilavira, que se ubica en la región Tacna. “Ambos proyectos están en vitrina”, dice el ejecutivo.
¿Qué quiere decir esto? Que Minera IRL está a la espera de un socio inversionista que tenga la capacidad para invertir en la exploración y explotación de esos dos proyectos que requieren inversiones de cientos de millones de dólares. “En ambos casos, nosotros suscribiríamos acuerdos para que la empresa interesada se comprometa a darnos un pago anual y, además, efectuar una inversión para explorar y efectuar perforaciones. Conforme esta empresa vaya pagando, su participación irá aumentando en el proyecto. Luego de unos cuatro o cinco años, cuando se haya realizado la factibilidad, ellos ya serán dueños del 70% u 80% del proyecto y nosotros un accionista minoritario. Entonces, si se desea empezar a producir, nosotros podríamos desembolsar lo que nos corresponde o entregar nuestra participación a cambio de regalías”, explica. Tanto Arauzo como Mathews consideran que buscar socios es lo más recomendable para operaciones más grandes.
Eso sí, Benavides ha descartado listar en una nueva bolsa. No obstante para Juan Carlos Mathews la decisión no sería la más conveniente. “Sí es recomendable que Minera IRL contemple la posibilidad de cotizar en otras bolsas. La identificación de posibles socios podría facilitar su incursión en proyectos de otros productos y otros mercados”, dice. Por otro lado, Benavides afirma que dedicarse a la explotación de otros metales tampoco está en agenda. Con lo que hace el empresario está más que contento. Veremos si en los siguientes años Minera IRL sorprende al mercado en cuanto a producción y modelos de relacionamiento con las comunidades.