Lo admitió Máximo Pacheco, ministro de Energía, tras su reunión con el subsecretario de Estados Unidos, Daniel Poneman. Los principales aspectos de esta chance.
Daniel Poneman es un viejo conocido para las autoridades chilenas. “Tuve el privilegio de estar en la Oficina Oval cuando la Presidenta Bachelet visitó al Presidente Obama, en 2009, y estuvimos juntos en la firma del memorando de entendimiento sobre temas de energía”, recuerda. Eso dio paso a una colaboración “robusta”, explica, en el ámbito de las energías renovables, en especial, en la promoción del uso de tecnologías para el aprovechamiento de las energías solar y geotérmica, así como la creación del Centro de Energías Renovables de Chile, inaugurado en 2009.
La visita de Poneman a Chile precede al viaje que la Presidenta Michelle Bachelet hará a Estados Unidos en junio y busca avanzar en un diálogo para asegurar la energía futura de ambas naciones. Poneman, abogado y doctor en leyes de Harvard, fue nombrado vicesecretario de Energía por el Presidente Barack Obama en abril de 2009.
¿Cuál es el foco de su visita?
La energía. Hemos tenido una relación bilateral muy fuerte y robusta con Chile. Estamos muy entusiasmados con la visita (de la Presidenta Bachelet) a fines de junio, esperamos profundizar un historial ya fuerte de colaboración y, francamente, ver qué oportunidades podemos desarrollar en conjunto.
¿Ya tiene una idea de cuáles son esas oportunidades?
Creo que sí, porque el parecido de los temas energéticos con los que lidian nuestros países es sorprendente. Conversamos sobre eficiencia como una aproximación de largo plazo para satisfacer nuestros requerimientos de energía; hablamos de energías renovables, tanto de despliegue como de maneras atractivas de financiarlas; discutimos la transmisión de larga distancia; el rol de la transmisión en el desarrollo e integración de nuevas formas de energía hacia la red eléctrica general, incorporándolas a los fósiles y gas natural.
AGENDA CHILENA
Una de las críticas que se han hecho a la agenda energética chilena es que no incluye el carbón y que enfatiza demasiado la compra de shale gas a EE.UU. ¿Lo sintió así en su conversación con las autoridades?
La decisión de cómo distribuir la matriz energética es de los chilenos y sus autoridades. Nosotros, y hablo de la política energética de EE.UU., apoyamos todas las formas de energía. Hubo un momento en que se planteó que había que elegir entre una u otra, pero, al final, tiene que ser lo que llamamos “todas las anteriores”, incluyendo eficiencia. Ese es nuestro enfoque. Estaremos felices de participar con las autoridades, empresarios y chilenos en general en cualquier forma de energía que elijan.
Chile pretende importar gas natural licuado (GNL) de EE.UU. ¿Van a colaborar en ese proceso?
Hay que tener en mente que hay un proceso regulatorio muy claro cuando se trata de aprobar exportaciones de GNL. Y este proceso distingue entre países con los que EE.UU. tiene un acuerdo de libre comercio y aquellos con los que no, y aquellos con TLC se ven favorecidos. Así que si se aprueba un permiso de exportación, ese gas puede ir a Chile. Hemos dado aprobaciones condicionales para exportaciones por hasta 9.300 millones de pies cúbicos por día o 95 mil millones de metros cúbicos por año. Uno de esos permisos ya es definitivo y, en todos estos casos, Chile es un país con el que hay libre comercio y estaría incluido. Pero hacia dónde van las moléculas de gas es un tema de las empresas y los contratos a los que lleguen. No es algo que decida el gobierno; nosotros damos el permiso a la planta y Chile, por el acuerdo, ya tiene un estatus preferencial.
EE.UU. no ha logrado resolver el tema de la transmisión. ¿Su red sigue siendo vulnerable?
Es cierto, es un problema importante (...) estamos trabajando para hacer una red más resiliente tanto a desastres naturales como a ciberataques o atentados y, al mismo tiempo, más receptiva a las energías renovables.
¿Y eso lo harán con un rol más activo del Estado o se limitarán a establecer la base para que lo hagan los privados?
El gobierno y el sector privado tienen roles importantes y complementarios en esto. El gobierno pone el marco regulatorio pero, obviamente, los activos están en manos del sector privado (...) nuestros problemas tenemos que resolverlos juntos, en una alianza público-privada.
¿Cuánta de su electricidad viene de fuentes renovables?
Ha ido aumentando con el tiempo. En términos gruesos, 37% viene de carbón, 33% de gas, 20% nuclear y la mayor parte del 10% restante es de fuentes renovables, sobre todo hídricas, pero cada vez más eólica y ahora algo de solar. En los últimos años, la generación eólica instalada ha mostrado un incremento notable. En 2012, el 43% de la nueva generación que entró a la red era eólica, unos 14 GW, y hoy EE.UU. tiene 60 GW de capacidad eólica instalada.
¿Eso lo lograron con subsidios?
En el caso particular de la energía eólica, hay un crédito tributario a la producción que ha tenido un efecto positivo clarísimo. Además, desarrollamos un programa de garantías crediticias que también ha permitido apoyar el desarrollo de plantas solares y parques eólicos. La idea es que el gobierno contribuya a la partida de la industria, pero también a persuadir al capital privado de entrar. Y hemos tenido éxito: en 2009 no había generadoras solares de gran escala, las garantías apoyaron las cinco primeras y el capital privado las 10 siguientes.
¿Estos esfuerzos se verán opacados por la abundancia de shale gas?
El shale gas es un combustible puente hacia un futuro con menores emisiones de carbono. Tenemos que aprovechar esta oportunidad para hacer las inversiones necesarias en otros tipos de electricidad sin carbono. El shale gas tiene la mitad de las emisiones que el carbón, así que EE.UU. ya está a mitad de camino en sus metas de reducción de emisión de gases con efecto invernadero, pero no es suficiente. Tenemos que hacer que más electricidad libre de carbono llegue a la red y aumentar la eficiencia.
¿Por cuánto tiempo esperan usar ese puente?
No estamos esperando. Desde 2008, EE.UU. ha duplicado la base instalada de generación eólica y solar. Y el presidente redobló ese desafío, pidiendo que para 2035, 80% de nuestra electricidad venga de fuentes libres de carbono.
¿Van a abandonar el carbón?
Todos los estudios, públicos y privados, muestran que el carbón seguirá siendo importante en la matriz energética global por varias décadas, en mayor o menor medida, dependiendo del país. El carbón es parte del futuro energético del mundo; el desafío es cómo usar los combustibles fósiles, incluyendo el carbón, de una forma que cause menos emisiones de gases de efecto invernadero.